Hace casi seis años la noticia de lahamaca embrujada de Firmat recorría el mundo. Tal es así que un grupo de científicos norteamericanos viajaron hasta la localidad santafesina para estudiar el fenómeno y concluir que el movimiento era producido por una combinación de factores ambientales. Sin embargo, para muchos, se trataba del espíritu de un niño que murió en la década del ochenta en una construcción. Más tarde, un fenómeno similar ocurrió en Venado Tuerto y al poco tiempo en Formosa. Ahora, el fenómeno ocurre en Olivos.
En el video, registrado desde la terraza de un edificio, se ve una hamaca de un juego de jardín que se “mueve sola“, mientras las otras dos se mantienen quietas. La duración del registro supera el minuto.
Los supersticiosos, dicen que se trata del espíritu de una niña. Por ahora no existe ninguna otra evidencia, además de éste video.
Las sirenas suenan solas. Se cambian los canales del televisor sin que nadie agarre el control remoto. La historia no es nueva. El terror se apodera del cuartel de bomberos de Pilar desde hace ya varios años. Pero una foto confirmó lo que nadie se animaba a decir. El fantasma de una niña habita el sector en el que se guardan los autobomba.
«Se me apareció una noche en la guardia, hace unos diez años, alrededor de las 2 de la mañana. Estaba más o menos en el mismo sector que se ve en la foto, hasta en el mismo horario, pero del lado de adentro», contó uno de los bomberos al diario local.
En el lugar de la foto, explicaron los efectivos, se trasladaban los cuerpos de víctimas de accidentes de tránsito en los años 70′. Después de aquel episodio, los bomberos no ingresan solos al recinto donde se encuentran los vehículos.
«Una noche me tiraron con un zapato. Pensé que había sido un compañero que estaba durmiendo, pero sus zapatos estaban lejos», contó otro bombero. Ellos sostienen que la aparición del fantasma es la confirmación y el motivo de los extraños sucesos que ocurren en el cuartel.
Ahora, reclaman la asistencia de algun especialista. «Algún medium nos podría ayudar a saber por qué aparece la nena», dicen los bomberos.
Clifford Hoyt, de 31 años de edad, sufrió heridas graves en un accidente de tráfico en 1999. Cuando recobró el conocimiento después del accidente, la enfermera dijo que, según él, Hoyt había muerto y visitado el infierno, experimentando la terrible tortura que el Demonio le ofrecería a cualquier condenado. Después de negarse a recibir tratamiento psiquiátrico, Hoyt salió del hospital.
Varias semanas más tarde, los vecinos de Hoyt se quejaron con el propietario del edificio de que Hoyt estaba haciendo música, pero a altas altas horas de la noche. Entonces, el propietario del edificio fue al apartamento de Hoyt, en repetidas ocasiones llamó a la puerta. Debido al ruido, el propietario pensó que Hoyt no lo escuchaba, entonces se tomó la libertad de abrir la puerta del apartamento. La escena era grotesca por decir lo menos. Hoyt se encontraba tirado el suelo totalmente desnudo, en una mezcla de su propia sangre y excrementos, abrazado a un bloque enorme de hielo, aquella habitación más que un hogar, parecía una pocilga. Pero Hoyt se encontraba totalmente lúcido y se quejó de la atrevida acción del propietario. El dueño de la propiedad resolvió quejarse con la policía, consciente del daño a la propiedad.
Preocupado por los daños a su propiedad, el propietario tomó algunas fotos. Más tarde, se puso en contacto con la familia de Clifford, para que observaran su comportamiento. Clifford dijo que los demonios del infierno intentaban capturarlo. Explicó que para que su cuerpo no se quemara en la eternidad, debía tocar música para asustar a los demonios.
La única ocasión en que salía de casa era durante cortos períodos de tiempo para obtener los suministros mínimos necesarios para la supervivencia, incluyendo grandes bloques de hielo que utilizaba para calmar el ardor que sentía cuando intentaba dormir.
Los médicos atribuyeron el comportamiento de Clifford al daño cerebral que sufrió en el accidente. A día de hoy, él todavía cree que está siendo perseguido por los demonios. Reside en un centro psiquiátrico de Maryland, EE.UU.