Finalmente llegó el año 2012 y con él, una profecía que genera una especie de insertidumbre que para algunos se traduce en temores y para otros en una noticia recursiva que como tantas, seguramente quedará en la historia de las predicciones sin cumplir.
En muchos medios ya explicaron que los Mayas no vaticinaron el fin del mundo con la magnitud del apocalipsis, sino que posiblemente, durante el año en curso, el verdadero «fin» o el verdadero cambio, radicaría en lo espiritual más que en cualquier catástrofe que pudiera poner fin a la raza humana. El cambio, es segun lo aceptado por la mayoría de índole espiritual y no material.
Pero las profecías mayas no son las únicas que han dado letra a los que de alguna manera eligen creer en que el futuro es un estado que se puede adivinar. Por la red abundan distintas profecías que indican que éste año es el elegido por excelencia para éste tipo de sucesos.
Así, desde hace ya varios años, el belga Patrick Geryl, un esoterista muy dedicado, sigue sosteniendo que a finales del año en curso los polos van a invertir su posición de manera abrupta, provocando en dicho evento una serie de catástrofes que culminarían con la vida en el planeta. Por su parte, Luis De Jesús de Miranda, líder del movimiento «Creciendo en Gracia», anuncia a viv voz, desde Miami, que él y su iglesia se convertirán en «seres inmortales» a mediados de año. Y la profeta norteamericana Nancy Lieder, quien desde su sitio ZetaTalk jura estar en contacto con alienígenas Grises, dice que el último de una larga tradición de «planetas errantes» colisionará con la Tierra el 21 de Diciembre.
Ante la variedad, es lógico pensar que alguna de éstas predicciones deben estar equivocadas, y más razonable entender que ninguna de ellas puede suceder. En el artículo de Yahoo Noticias, se explican con mayor detalle todas ellas, aunque las mismas tienen sus fundamentos, es un poco ilógico creer que todas pueden llegar a ocurrir. Es decir, si habláramos probabilísticamente, todas tienen la misma posibilidad de ocurrencia, aunque dicha la probabilidad es en verdad casi nula.
En éste contexto, yo mismo me arriesgo a realizar mi propia profecía: «El año 2012 transcurrirá con su habitual ritmo y con millones de eventos que nadie puede conocer con certeza, y a su paso, irán quedando a atrás aquellas afirmaciones proféticas sobre el fin del mundo»