Algo extraño se esconde en los bosques nevados de Pensilvania, y una mujer afirma haber capturado con su cámara digital, la prueba de su existencia.
La fotografía de una extraña criatura no identificada ha ido ganando popularidad desde su aparición en Facebook. Publicada por una usuaria de la gran red social, bajo el seudónimo de «Polly», la imagen borrosa muestra una criatura de color oscuro caminando en cuatro patas. Debido a la pixelación es difícil determinar exactamente lo que es, sin embargo, la prensa lo ha descrito como un «bebé sasquatch», mientras que en otros se han referido a él como un ‘Troll’ debido a su aspecto desgarbado como la criatura «gollum» de la saga «El Señor de los anillos».
Esta bestia desgarbada no parece encajar en la descripción del Bigfoot Americano, por lo que muchos han decidido simplemente apodarlo «El troll»
Todo cambió de un día para el otro en Bélmez de Moraleda, una noche de 1971. Se trata de un pueblo ubicado en Jaén, cuyo mayor atractivo hasta ese momento había sido su castillo medieval.
Pero el destino y la historia parecieron jugar a la ruleta francesa y decidir que el alma del pueblo dejara de pasar por esa edificación fastuosa y se posara silenciosamente sobre el frío piso de mosaicos de la vivienda de María Gómez Cámara, donde misteriosamente se dibujó un rostro humano que llenó de temor a los habitantes de la casa.
Ese primer rostro fue destruido para alejar los malos presagios del hogar. Pero no tardó en aparecer otro, y después otro. La congoja por el fenómeno paranormal ya se había apoderado de todo el pueblo, y pronto comenzó a llegar desde diversos puntos de la geografía europea el peregrinar de curiosos y asombrados, con el solo fin de intentar interpretar qué significaban estos rostros.
Búsqueda profunda
Una de las presencias más activas fue la del parapsicólogo Germán de Argumosa, quien durante varios años condujo estudios en el lugar, llegando a la presunción de que ese hogar misterioso y parte del pueblo habían sido edificados sobre lo que fuera un cementerio moro de la edad media. De hecho, una excavación realizada bajo el piso de la cocina dio con restos de huesos humanos, a tres metros de profundidad.
Acompañado de un equipo de científicos, la investigación asegura haber logrado registrar una serie de psicofonías escalofriantes. «Es que yo sigo enterrada», fue una de las voces que lograron ser registradas en la profundidad mediante el uso de magnetofones. Y también otra dirigida concretamente al parapsicólogo que intentaba documentar el fenómeno «Germán: pica patio, levanta cemento».
Sin dudas el fenómeno despertó seria polémica en el pueblo, y la curia no tardó en quitarle crédito a las versiones, denunciando lo que consideraban un verdadero fraude. A la Iglesia también se sumaron científicos y periodistas que en diversos momentos de la historia investigaron el caso.
En el año 2004 falleció María Gomez la dueña de la vivienda, pese a lo cual, y desde entonces, continuaron surgiendo nuevas imágenes. En la actualidad el lugar sigue siendo visitado por curiosos, que con suerte logran que el hijo de la mujer los conduzca de visita por el escenario de las apariciones. La polémica seguirá para siempre. Y el misterio también.
De acuerdo con un artículo aparecido en la prestigiosa publicación Journal of Psychotherapy and Psychosomatics, doctores turcos analizan el caso de un vampiro real.
Según esta revista médica, el joven de 23 años, cuya identidad no aparece en el estudio, desarrolló esta patología tras comenzar a hacerse cortes en el pecho, el estómago y los brazos, y recoger la sangre en recipientes para bebérsela.
Pero el joven también llegó a atacar a otras personas a mordiscos o cuchilladas para beber de las heridas, según recoge el portal ABC. El equipo de profesionales que lo trató le diagnosticó un trastorno disociativo de identidad, amnesia y depresión crónica.
«Probablemente debido al cambio a otro estado de personalidad, perdía toda memoria de los eventos sangrientos, no le preocupaba la identidad de la víctima y permanecía amnésico a esta parte del acto», se lee en el artículo, titulado «Vampirismo en un caso de Trastorno de Identidad Disociativa y Trastorno de Estrés Post-Traumático».
Los psiquiatras creen que su comportamiento está relacionado con una serie de sucesos altamente traumáticos ocurridos durante su adolescencia, entre ellos el asesinato de su tío y la muerte de su hija de cuatro meses. El artículo describe que tras el tratamiento, han remitido los impulsos de beber sangre, aunque continúan los síntomas disociativos.