El Revisor Fantasma

El expreso correo 421 salió de Madrid el 2 de enero de 1944 con destino a la Coruña. Iba lleno de gente que regresaba a sus casas ya que se encontraban en fechas navideñas.

Era una locomotora americana a vapor en la que viajaban entre 600 y 1000 personas, entre ellos militares y jugadores del equipo de fútbol Betanzos que regresaban de un partido.

Al pasar por León, concretamente el puerto del Manzanal, los operarios descubrieron que el tren arrastraba un problema de frenado pero fueron obligados a continuar el trayecto ya que era imprescindible que llegara el correo a su destino. A medida que bajaba el puerto comenzó a coger gran velocidad convirtiéndose en un caballo desbocado.

Mientras, 2 operarios trabajaban en la estación de Torre del Bierzo con una locomotora de maniobras ajenos a la desgracia que se les venía encima. Fueron envestidos por el tren y salieron despedidos. El impacto fue aparentemente fuerte pero sólo había algunos heridos. Algunos vagones quedaron encajados dentro del túnel nº 20.

Como es lógico la gente fue a auxiliar a los heridos sin saber que lo peor estaba aún por llegar. Un tren Santa fe se aproximaba a toda máquina en sentido contrario. De nuevo los 2 operarios fueron envestidos, muriendo uno de ellos en el acto y quedando el otro herido.

La mayor tragedia se dio en el interior del túnel, que se convirtió en un horno para los que se encontraban en su interior. Se oyeron disparos, probablemente de las armas de los militares que se encontraban dentro de los vagones atrapados, unos dicen que al no soportar morir de una forma tan terrible decidieron quitarse la vida de una forma rápida y sin sufrimiento, pero existe la posibilidad de que, aunque quizás alguno lo hiciera, el causante de los disparos fuera el propio fuego en contacto con la pólvora.

Se dijo que murieron entre 250 y 500 personas, pero lo cierto es que nunca se sabrá la cifra real.

De hecho, parece ser que durante muchos años apareció en el libro guiness de los records como el accidente ferroviario con mayor número de muertos de la historia.

Unos días antes del accidente sucedió un hecho misterioso para el que aún no se ha encontrado respuesta.

Pablo Herrero, un ciudadano de la localidad de Astorga, fue a la guardia civil y declaró que el 31 de diciembre, 3 días antes de la tragedia, se montó en ese mismo tren y en la estación de Valladolid se subió un extraño revisor con su capote ferroviario y dijo a las personas que ocupaban el vagón en el que se encontraba que se había producido un accidente en los túneles de Torre del Bierzo.

Tras la extraña denuncia el juez especial de accidentes ferroviarios ordenó abrir una investigación a varios jefes de estación, con la intención de identificar al revisor fantasma. Lo primero que se planteó es que hubiera tenido algo que ver con el accidente. Pero lo cierto es que la investigación demostró que no hubo sabotaje alguno que causara aquella tragedia.

¿Quién sería aquel misterioso personaje? ¿Y cómo podía saber lo que iba a ocurrir 3 días antes de que ocurriera? … Pudo ser una premonición o un posible viajero en el tiempo, quién sabe… sea como fuere es todo un misterio aún hoy en día sin resolver…

Fuente: Comunidad Mystery Planet

En loor de santidad

Dícese del aroma fragante que emanaban algunos santos y mártires al morir, pero también, pocos durante su vida.

También algunos vivos, no santos, médiums, otros dotados de facultades paranormales y aún, diferentes enfermos corporales o mentales. (Hasta algunos afectados de «delirium tremens», en gravísimas borracheras consuetudinarias con alcohol).

Desde la más remota antigüedad se trató de evitar la pudrición de los cadáveres y su mal olor, en especial en personas notables.

Siempre los aromas florales certificaron la santidad en muchas personas especiales de la cristiandad, ya que el propio Jesús, fue perfumado y conservado con aceites esenciales:

Se dice que muy bien olían el fraile Servolo, coetáneo de San Gregorio Magno, San Simón y San Policarpo en los primeros años del cristianismo.

Otros emanan aromas florales en forma patológica: durante los ataques de histeria o en el delirium tremens cuyos afectados despiden olores a piña o a violetas, los tísicos, por ejemplo, exhalan un olor a rosas procedente de sus pulmones.

La ingestión de medicamentos, por ejemplo la trementina para paliar los problemas de anuria también suele producir en la orina un agradable olor a violetas, de ahí que se haya pretendido explicar según esta hipótesis el olor que exhalaba la santa Catalina de Ricci, monja dominicana estigmatizada del siglo XVI, aquejada de anuria. Teresa de Jesús emanaba aromas después de muerta y se ha argumentado que podía haberse debido a la brucelosis o a la acetonomía diabética que a veces produce un agradable olor a manzanas.

Pero otros casos solo podría explicarse como un producto de la siquis o del espíritu, en especial, lo conocido de notables médiums.

Estos fenómenos, a veces paranormales, eran acompañados por incorrupciones parciales. Hoy sabemos que la mayoría habían sido preservadas por diferentes métodos e incluso «retocadas» con cera en sus manos y caras, con permiso eclesiástico en Italia y España.

No debemos olvidar, la importancia que daba a estos lugares cristianos la abundancia de santos con manifestaciones tan «sobrenaturales» de loor de santidad. Continuar leyendo «En loor de santidad»

Fantasmal naturaleza…

Nuestro espíritu desgrana hechos diversos, algunos muy intensos, por motivos impactantes. Algunos humanos tienen facultades mayores para producir, casi siempre involuntariamente, reacciones paranormales. Estos fenómenos generan movimientos a distancia, puertas que se abren, o cierran, desplazamientos de diversas cosas, hasta levitaciones y bilocación.

Podríamos decir que son «fantasmas» generados por seres vivos. (Muchas veces atribuidos estos a los «duendes»). Los hechos fantasmagóricos propiamente dichos, son retazos de las vidas de personas ya muertas. Las «almas en pena», no son tales. Son períodos de las vidas de difuntos, generalmente dolorosas y traumáticas, que funcionan como desprendimientos de nuestro espíritu. Actuando como válvulas de seguridad, que permite evadir cierta carga insoportable.

Las personas más propensas a generar fantasmas pesarosos, son las que repiten por largos períodos situaciones de enfermedad o reclusión. Generalmente aparecen estas manifestaciones al momento de la muerte, cuando quedan atrás, solo siendo una «esquirla» que remeda por unos momentos, algo de la entidad original que ya está en el período “entre vidas”.

Por último, están los espíritus que en su período “entre vidas”, no pueden romper lazos afectivos muy fuertes o permanecen por siglos confinados a ciertos lugares, ocasionando manifestaciones “demoníacas” muy peligrosas y hasta posesiones.

Estos karmas son muy difíciles de resolver, pues los personajes intervinientes se han desplazado mucho en la continuidad espacio-temporal. Solo intervenciones diversas externas pueden cortar la existencia anormal de estos persistentes entes.

por Manlio E. Wydler