El monstruo del lago Windermere en Inglaterra

En las aguas del lago Windermere, en Inglaterra, ha sido visto en numerosas oportunidades un monstruo de similares características a las del famoso Nessie del Lago Ness.

Hace poco tiempo atrás, Tom Pickles y Sarah Harrington navegaban en su kayak por este lago cuando atravesaron una zona de niebla. Al salir del banco de neblina, divisaron una extraña criatura con rasgos de serpiente pero de gran tamaño y a una gran velocidad.

A diferencia de muchos otros testigos que a lo largo de los últimos años aseguran haber visto a la criatura, éstos turistas lograron fotografiar el avistamiento.

los escépticos aseguran que se trata de un pez gato de gran tamaño, sin embargo, algunos sostienen que se trata de una serpiente marina prehistórica.

La pareja de aventureros relató Telegraph, que al encontrarse con el monstruo quedaron «petrificados» y que tras el susto decidieron regresar remando a la orilla.

La Historia del Monstruo del lago Windermere

En el año 2006, un profesor de periodismo y su mujer fueron los primeros en «ver» al equivalente inglés de Nessie. En aquella oportunidad, los medios divulgaron la noticia de que una anguila gigante de unos 6 metros de largo había sido divisada por los citados observadores.

A partir de allí, el lugar cobró mayor fama, y algunos criptozzólogos comenzaron a investigar las profundidades del lago, con un instrumento para captar ondas sonoras bajo el agua. Pese a los esfuerzos realizados, no consiguieron develar el misterio.

Por otra parte, el «cazador de monstruos» Robert Rines, quien lleva casi 40 años buscando el legendario monstruo del lago Ness, anunció a finales del año pasado que finalmente abandonaría la búsqueda. Rines, que tiene 85 años, pasó casi la mitad de su vida tras la utópica aventura de descubrir el críptido.

El tesoro pirata de Orbucan

Howard Pyle – (1853-1911) – fue un importante artista americano, considerado el padre de la era de oro de la ilustración en Estados Unidos, y famoso particularmente por escribir e ilustrar «El libro de los Piratas».

Durante años, Pyle recopiló un cuantioso material relacionado con los corsarios y los piratas, con el objeto de escribir un agran obra sobre ellos. Su documentación representa un exhaustivo archivo histórico sobre el tema en cuestión.

Del conocimiento adquirido por todo este material y especialmente de su talento artístico nació el mítico libro mencionado anteriormente

Esta Obra, la cual no carece en absoluto de dibujos llenos de realismo y detalle y en cuya existencia radica seguramente la imágen romántica e idealizada que hoy en día se posee sobre los piratas, fue la precursora del auge de la época dorada de la ilustración americana.

Entre los seguidores de éste maestro se encuentra Edgar J. Howles y sobre éste personaje versa el misterio de un tesoro pirata. «El tesoro del Orbucán».

Es precisamente éste libro, escrito posiblemente por Howles,el que ha despertado el espíritu explorador de cientos de lectores. Aunque el libro, artísticamente no puede considerarse muy valioso, en realidad encierra un apasionante y enigmático misterio que ha permanecido oculto durante mucho tiempo. Ahora, casi un siglo después, el enigma de “El Tesoro del Orbucán” sale a la luz.

“El Tesoro del Orbucán”, relata las aventuras del pirata Roberto Cofresí (1791-1825). Este personaje, considerado poco menos que un héroe en Puerto Rico, su tierra natal, fue el terror de las naves y las autoridades españolas durante los inicios del siglo XVIII.

Lo más increíble del libro es que se cree que oculta en sus ilustraciones, en forma de pistas y mensajes cifrados, el punto exacto donde Cofresí escondió uno de sus tesoros. Continuar leyendo «El tesoro pirata de Orbucan»

La leyenda del vampiro de Istria

Antes de que Bram Stoker realizara su obra maestra «Drácula», un vampiro croata llamado Jure Grando ya sembraba el terror entre los aldeanos de Istria, hasta el punto de que sus andanzas le valieron el título de primer muerto viviente de Europa.

El legado de este vampiro sigue hoy vivo como atracción turística en Kringa, la semidesierta localidad croata donde vivió, murió, se levantó de la tumba y fue de nuevo muerto por sus habitantes.

En el camposanto del pueblo, ninguna tumba lleva su nombre y nadie sabe dar pista de ella. «Esa tumba jamás existió», aseguró con lúgubre fastidio a Efe una mujer en el cementerio local.

«Los vecinos probablemente derribaron y cubrieron la tumba por miedo a que Grando volviera como vampiro para maltratarlos», explicó con una misteriosa sonrisa Igor Rajko, empleado del museo dedicado al vampiro. «Hay sepulcros sin nombre», añadió enigmático.

Uno de ellos, un imponente sepulcro anónimo, resistió todos los intentos de ser fotografiado o filmado por la reportera: entre todos los archivos, sólo estos bloqueaban continuamente el ordenador en un curioso fallo técnico. O algo más.

La leyenda cuenta que Grando fue un campesino que murió en 1656 y se transformó en un maléfico ser que se levantaba de su tumba.

El vampiro abusaba sexualmente de su propia viuda, quien describió con horror como el cadáver de su esposo se le aparecía con una sonrisa espantosa, la boca sangrienta y haciendo un ruido horripilante esforzándose por respirar.

Para poner fin al maleficio, el párroco asaltó al vampiro con un crucifijo demandando que dejara de aterrorizarlos.

Aunque las lágrimas salieron a los ojos del espectro, Grando siguió aterrorizando a la aldea hasta el punto de que un grupo de lugareños lo atraparon y trataron de perforar su corazón con estacas de espino.

La historia cuenta que ni siquiera el mas conocido remedio contra los vampiros surtió efecto y que en las noches siguientes Grando se vengó de sus agresores: tocaba a las puertas de los que le habían atacado y en cada casa alguna persona moría después de grandes sufrimientos como si alguien le hubiera chupado la sangre.

No fue hasta 1672 cuando, en un nuevo intento de poner fin a la maldición, nueve audaces aldeanos y el párroco acordaron degollar a la criatura maléfica mientras descansaba en la tumba.

El más valiente entre ellos, un tal Stipan Milasic, logró tras una batalla feroz cortarle la cabeza mientras el vampiro saltaba y chillaba horriblemente. De la herida salió tanta sangre que cubrió a los presentes. Cuando rebosó de la tumba, el monstruo finalmente se rindió.

Desde entonces la paz volvió a Kringa. La misma paz inalterada que ahora perturban solo los turistas interesados en el vampiro.