Trébol de cuatro hojas: EL Mito de la Buena suerte

El trébol de la cuatro hojas es una variación infrecuente del trébol de tres hojas. No se sabe con precisión si la mutación genética se debe a circunstancias naturales o si son producto de la acción del hombre, pero según la tradición popular, las hojas de éste tipo de treboles traen buena suerte a quienes las encuentran accidentalmente y dicha cualidad sería mayor durante la noche de San Juan. Se estima que hay aproximadamente 10.000 tréboles de tres hojas por cada trébol de cuatro hojas.


Los tréboles, pueden tener más de cuatro hojas. El trébol con el mayor número de hojas encontrado hasta el momento es uno que posee dieciocho y fué hallado en Japón. (Ver artículo la página de los Records Guinness.)

El código secreto de la Biblia.

En 1994, una prestigiosa revista científica dedicada a la Estadística publicó un artículo titulado: «Secuencias equidistantes en el libro del Génesis». Sus tres autores son: El Físico Doron Witztum, EL matemático Eliyahu Rips y el informático Yoav Rosenberg.

El «código secreto de la Biblia» también conocido como el código de la Torá, consiste en grupos de palabras y frases que se supone que tienen un significado y que algunos creen que están colocadas intencionadamente de forma «cifrada» u oculta en el texto de la Biblia.

El código fue descubierto en la versión hebrea del Antiguo Testamento (Torah) y fue publicado por el periodista Michael Drosnin, en su libro «El Código Secreto de la Biblia», que no tardó en convertirse en Best Sellers. Según quienes investigan a fondo estos códigos secretos, la versión más antigua de la Biblia sería el único ejemplar en el que aparecen las profesías, ya que el hecho de creer que se pueden hallar en cualquira de las miles de versiones impresas en diferentes lenguas, implicaría creer que en sus traducciones se han tenido en cuenta éstos códigos con minucioso detalle y por consiguiente restaría misticismo a la situación.

El método empleado para descubrir el código es muy conocido y consiste en eliminar los espacios entre las palabras del libro, y así convertir el texto en un único extracto de 304.805 caracteres. Esta secuencia es ingresada a una computadora que se encarga de explorar esta larga tira de letras en busca de palabras y frases que se le ingresan al programa.

Comienza con la primera letra y lee todo el texto de corrido, luego saltando de a una letra, luego de a dos, y así sucesivamente hasta terminar. Seguidamente, rehace el mismo proceso comenzando desde la segunda letra, y luego desde las demás hasta terminar. Esto se denomina ELS (Equidistant Letter Sequences) que significa «secuencias de letras equidistantes», que luego se reordena para presentarlo como matriz o crucigrama.

El código predice hechos que sucedieron mucho tiempo después de que fuera escrita la Biblia. Se indican nombres completos, fechas, lugares y otras características sobresalientes de cada uno de los sucesos.

Algunos de los vaticinios del Código secreto del Torá son los siguientes:

«Shakespeare» – «llevó a escena» – «Macbeth» – «Hamlet»
«Hitler» – «hombre malvado» – «nazi y enemigo» – «matanza»
«Edison» – «electricidad» – «bombilla»
«Newton», «gravedad»; entre muchos otros hechos históricos relevantes.

En efecto, éstas supuestas predicciones escritas hace varios siglos llaman poderosamente la atención. Sin embargo, parece haber una explicación mucho más simple que la de conferirle a las escrituras sagradas semejante atribución.

La Bliblia como una inagotable fuente de Mitos y supersticiones.

En la Edad Media, algunos teólogos judíos sugerían que, como el Antiguo Testamento era la encarnación de la palabra de Dios, la disposición de aquel texto guardaba una directa relación con las cosas del mundo. Esta doctrina fue el fundamento de una serie de disciplinas conocidas como Kabbalah (de donde deriva la palabra castellana “cábala”), que consistían en el examen de textos bíblicos para comprender la trama del Universo, o modificarlos a fin de influir sobre la realidad. Según la leyenda, ciertos cabalistas llegaron a obrar milagros (como la creación de un hombre artificial, el mítico Golem) gracias a su luminosa comprensión de la palabra sagrada. Ese es, pues, el origen de la tradición según la cual Dios insertó enseñanzas codificadas a través de la transcripciones de sus mensajeros.

Explicación racional sobre el Código de la Biblia.

La principal objeción contra el código de Biblia publicado por Michael Drosnin, consiste en que un modelo similar puede ser encontrado en otros libros aparte de la Biblia. Aunque la probabilidad de hallar una secuencia en un lugar aleatorio que responda a una palabra con significado sea baja, hay tantos puntos de partida y distancias posibles que es de esperar que tales palabras aparezcan. En respuesta a un desafío explícito de Drosnin, que afirmó que sólo la Biblia podría contener secuencias, el matemático australiano Brendan McKay encontró muchas secuencias similares en Moby Dick que contenían frases relacionadas con acontecimientos modernos. Otros estudiosos, como el físico estadounidense Dave Thomas, encontraron más ejemplos en otros textos. Además, Drosnin había usado con ventaja la flexibilidad de la lengua hebrea, mezclando libremente hebreo clásico (sin vocales, donde las letras Y y W son estrictamente consonantes) con hebreo moderno (donde Y y W suelen indicar las vocales I y U), así como las variaciones en el uso de K y T, encontrando el significado deseado. Cinco años despues de que el código fuera publicado en la revista Statical Science, Vol 9 Nº 3, un grupo de matemáticos, entre ellos Brendan McKay, publican en la misma revista que diera origen a éste misterio, un razonamiento a partir del cual siempre es posible obtener códigos que parecen premonitorios, independientemente del libro que se emplee para hacerlo.

Una ciudad en ruinas en la luna.

«Los obeliscos de la luna hablarán un día, y destrozarán la voz del hombre». (Benjamín Solari Parravicini – año 1972).

Alan Davis (Foto izquierda): De él se dijo que era un ingeniero de la NASA, que aquella de noche del 20 de julio de 1969 él fue el primero que vio aquellas imágenes del Apolo XI descendiendo sobre el suelo lunar. Imágenes que según cuentan, le revelaron a Alan Davis un mundo que él nunca hubiera imaginado.

¿Leyenda o verdadero testimonio?

Los registros dicen que Alan Davis fue uno de los mayores cerebros convocados por la Nasa para realizar la entonces descabellada misión de llevar al hombre a la Luna. Davis era un experto ingeniero en telecomunicaciones, posición que le permitió obtener una de las más importantes misiones del Apolo XI: desde un centro de operaciones en la isla La Antigua, sería el primero en recibir las imágenes transmitidas desde el módulo lunar, y desde allí, retransmitirlas a Houston, en los Estados Unidos. Es decir, Davis fue el primer hombre, quien vio casi a tiempo real, el pequeño gran paso para el hombre pero el gran paso de la humanidad que dio Neil Armstrong esa noche. Pero eso no fue lo único que Davis vio.

La Luna de Alan Davis

Esa noche, mientras Davis retransmitía las imágenes que llegaban de la Luna, y que tenían un retardo de diez segundos entre Antigua y Houston, observó los restos de lo que él calificó como una “civilización antigua” en la Luna.

En una de las pocas entrevistas que dio Alan Davis declaró: “Lo que podría ser, es una civilización, mucho antes de que han llegado ellos, que existía en la Luna. Porque había ruinas que no podían ser una cosa de roca… porque había huecos que podían ser ventanas o puertas o lo que sea. No fue un muro solo tenía varios portales.”

Aquellas imágenes nunca dieron la luz, al parecer esos diez segundos de diferencia entre la isla Antigua y la central de la Nasa fueron suficientes para acabar o esconder esas imágenes. Para el periodista español y amigo de Alan Davis, José Ortiz, es imposible que el científico pudiera haber mentido o padecer de alguna alucinación, y exponerse a la burla ya sea de sus colegas o del ruido mediático.

Cabe destacar, que hasta la fecha la Nasa ha negado todo vínculo laboral con este extraño personaje, Esto pese a los testimonios de su esposa Nieves C. Davis, y de otros miembros de la Nasa que han confirmado el cargo de Ingeniero en jefe que tuvo Davis en la Nasa.

Los testimonios de Ken Johnston y Richard Hoagland

Pero este no es el único testimonio, recientemente dos ex trabajadores de la Nasa, el director de la Sección de Conservación de Fotos del Laboratorio, Ken Johnston, y el asesor, Richard Hoagland, denunciaron en una conferencia de prensa que la Nasa posee fotografías que demostrarían la evidencia de vestigios arquitectónicas en la Luna captadas en el Apolo XI.

Según estos ex trabajadores, que participaron de manera directa con la misión lunar, los dos astronautas norteamericanos que por primera vez pisaron la Luna, Neil Armstrong y Edwin E. Aldrin, observaron y captaron imágenes de extrañas estructuras sobre la superficie del satélite terrestre.

Johnston asegura que una vez producido este hecho recibió órdenes directas de eliminar todo rastro de aquellas fotografías, no obstante, él las conservó secretamente evitando así perder tan importante y revelador documentos.

El ex director de la Sección de Conservación de Fotos de la NASA, aseguró además, que las fotos publicadas en la prensa, no son más que fotos tratadas y falsas que han sido editadas para borrar u ocultar las evidencias dejadas por las fotografías originales.

Por su parte, el ex asesor de la NASA en ese entonces, Richard Hoagland, señaló que los astronautas trajeron de allá algunos productos artificiales que hoy forman parte de la tecnología de países como Estados Unidos, Rusia, China, India y Japón, coincidentemente, países que en estos tiempos disputan una nueva carrera espacial para llegar a la Luna.

Para esta página, es imposible que existan o haya existido alguna ciudad y mucho menos una civilización pérdida en nuestro satélite, sin embargo, respetamos las opiniones de aquellos que, basándose en las fotografías que vamos a exponer a continuación, consideran como posible o como un hecho verdadero, estas series de especulaciones.

La ciudad en ruinas de la Luna.

Aquí están algunas de las imágenes más importantes (o por lo menos las más difíciles de explicar) en donde se demostraría irregulares estructuras difícilmente producibles por la naturaleza, es decir, la mayoría de estas imágenes muestran ángulos rectos, considerados solamente producibles por la mano del hombre y sombras rectas y largas, a manera de obeliscos, difícilmente reproducibles en una zona rocosa como lo es la Luna.

Artículo extraído de : Expediente Oculto