Lo que hace a las Cuevas de Altamira, en Cantabria al norte de España, tan especiales, son los asombrosos dibujos que cubren las paredes y el techo.
Se supone que estos dibujos, en su mayoría de bisontes, caballos y ciervos, han sido realizados entre 16.500 y 14.000 años atrás. Son increíbles debido al hábil uso del color y, en algunos sitios, el artista ha usado los contornos naturales de la roca para dar una calidad 3-D a las imágenes.
La técnica empleada en Altamira.
La pintura está hecha con pigmentos minerales ocres, marrones, amarillentos y rojizos, mezclados con aglutinantes como la grasa animal. El contorno de líneas negras de las figuras se realizó con carbón vegetal. Se aplicaron con los dedos, con algún utensilio a modo de pincel y en ocasiones soplando la pintura a modo de aerógrafo.
El acceso a las Cuevas de Altamira es restringido al público en general, ya que el dióxido de carbono exhalado por los visitantes, daña los dibujos paleolíticos. Las cuevas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y actualmente hay un museo cercano que exhibe una reproducción exacta.