Los antiguos textos deparan, a los estudiosos modernos, innumerables sorpresas. Quienes los tradujeron en primera instancia no supieron ver la magnitud de conocimientos que contenían. Por eso, durante siglos, los hombres lo interpretaron como relatos míticos y teológicos, donde la realidad se mezclaba con la fantasía y el lenguaje vulgar con el metafórico. Ciertos pasajes, incompresibles para la mente de los hombres hasta hace pocos años, fueron interpretados como trozos literarios en donde se había dejado volar la imaginación o como expresiones simbólicas y metafóricas. [Leer Artículo completo]