La playa de los Legos perdidos

En 1997 un carguero soltó al mar millones de piezas de Lego. Hoy muchas de ellas todavía llegan a las costas de Cornwall

Se dice que en los acantilados perdidos de Cornwall, el Land’s End británico, correteaban siglos atrás los gigantes. Se habla también de duendes y fantasmas que recorren las lomas en los días de lluvia y niebla. Y desde hace casi veinte años, también se habla de los nuevos y diminutos habitantes de sus playas, en la punta más suroeste de la isla. Su origen no es sobrenatural y son de plástico: allí hay cientos de miles de piezas de Lego que en 1997 cayeron al mar después de que una gigantesca ola tumbase el Tokio Express, el barco que las transportaba. Desde entonces se han convertido en presencia habitual de la zona. Sin embargo una pregunta sigue resonando como el primer día: ¿por qué allí y no en ningún otro lado?

Aquel 13 de febrero, 62 contenedores cayeron por la borda. No se sabe qué fue del contenido de los 61 contenedores restantes, pero sí que más de cuatro millones y medio de piezas cayeron al agua. Y que, como no podía ser de otra manera, muchas de ellas eran de temática marinera. Tiempo después, todos esos miles de arpones, de escafandras y chalecos salvavidas y anclas empezaron a llegar a las costas galesas. Hoy continúan haciéndolo.

La presencia constante de Legos en las playas de Cornwall se ha convertido en algo así como una tradición local, un divertimento que hasta tiene sus propias páginas de Facebook donde se comparten los hallazgos, sobre todo si alguien tiene la suerte de encontrarse con los buscadísimos dragones verdes. También supone una preocupación para los grupos medioambientales, que ven en las pequeñas piezas de plástico un peligro para las diferentes especies animales del lugar y se esfuerzan en limpiar las playas.

¿Por qué Cornwall?

Pero más allá de la anécdota, ¿qué tienen estas playas para atraer la basura de los océanos? Según informa The Atlantic, hace más de 20 años, el mar se tragó un cargamento de mecheros no lejos de las costas británicas. Hoy esos mecheros siguen llegando a Cornualles, acompañando a los Legos. Y lo que es todavía más extraño: ni uno solo de los muñecos que viajaban en el Tokio Express ha sido registrado en ninguna otra playa del mundo.

Si por ejemplo, a la basura convencional le lleva tres años viajar desde el Land’s End a Florida, en un periodo de 20 años parecería que por fuerza los Lego deberían haber llegado a otras costas. Y según parece no ha ocurrido nada parecido, o al menos no se tiene constancia. Sin embargo, aún faltan muchas piezas por ser descubiertas: ¿Qué ha sido de ellas?, ¿siguen en el fondo marino?, ¿llevan 20 años dando vueltas por los océanos sin descanso? “La lección que he aprendido de la historia de Lego es que las cosas que llegan al fondo del mar no siempre permanecen allí”, cuenta el oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer a la BBC.

Una vez algo cae al mar, queda sujeto a las misteriosas dinámicas de las corrientes oceánicas, que todavía hoy no comprendemos del todo. “Seguir las corrientes es como perseguir fantasmas. No puedes verlas, sólo saber dónde empiezan a flotar los objetos y dónde acaban”, continúa Ebbesmeyer. Una imagen que nos recuerda cómo algunos paisajes británicos no pueden desprenderse el aura mágica que flota sobre ellos. O eso nos gustará pensar hasta que algún día por casualidad descubramos pequeños dragones verdes en cualquier otra playa lejana.

Obtienen imágenes del interior del gran cráter siberiano que asombra a la ciencia

Obtienen imágenes del interior del gran cráter siberiano que asombra a la ciencia.

Un grupo de científicos ya investiga el interior del cráter gigante descubierto por pilotos rusos que sobrevolaban la península de Yamal, en Siberia Occidental.

El cráter que recientemente fue descubierto en Siberia, despierta la curiosidad de las personas por su tamaño y porque resulta ser un fenómeno extraño.

Científicos rusos ya están analizando los datos que recopilaron del cráter en la semana, para dar respuesta a las interrogantes que se han formulado a su alrededor; la única explicación hasta el momento, es que pudo haberse formado por el cambio climático.

El investigador del Centro de Investigación Científica de Ártico Andrey Plekhanov, dijo que el cráter “tiene una forma más oval que circular, lo que hace más complicado determinar el diámetro con exactitud. Por ahora estimamos que tiene 30 metros de diámetro sin contar con las emisiones de tierra. Incluyendo los restos de la explosión alrededor del agujero serían 60 metros. Y la profundidad rondaría los 60 metros”.

El cráter tiene un lago helado en el fondo y una cascada de agua cae constantemente desde las paredes heladas.

Astrónomo británico toma foto de un OVNI durante la «Super Luna»

Durante la reciente superluna, el astrónomo Lee Thompson tuvo la suerte de tomar la fotografía de un OVNI (objeto volador no identificado) que se movía de derecha a izquierda con la luna en el fondo.

Durante la noche del 14 al 15 de julio, el satélite de nuestro planeta alcanzó su perigeo y se quedó a una distancia de 362.062 kilometros de la Tierra, es decir, muy cerca, ya que la distancia media entre estos cuerpos celestes varía entre 384 y 401 mil kilómetros. En este caso la luna llena coincide con el enfoque de los planetas que resulta en una excepcional espectáculo de belleza llamado Superluna.

Muchos astrónomos aficionados que esperan con impaciencia este fenómeno para obtener sus propias fotogbrafías de nuestro satélite.