América Precolombina : Tres Códices Antiguos Mayas

Hasta el día de hoy se conocen únicamente tres códices Mayas, el de Dresden, París y de Madrid. (El llamado Códice de Grolier es, como sabemos hoy, una falsificación.) Todos los códices Mayas conocidos están elaborados en papel amate. Los Mayas y otras culturas mesoamericanas obtenían este papel de la corteza de la higuera silvestre (ficus cotinifolia). La corteza se ponía a hervir hasta quedar blanda, después se ponía en tiras sobre una tabla de madera una junto a la otra y serian extendidas y machacadas con una piedra lisa. De este proceso resultaba una especie de papel ya que las fibras se juntaban como en un material de fieltro. Finalmente la pieza se dejaba simplemente secar al sol. Para poder dibujar sobre ella, se le añadía una capa de una cal especial. Así el producto terminado permitiría en extremo dibujar pequeños detalles. Una vez terminada la producción del papel, se le doblaba en forma de acordeón y para obtener un códice largo se unía una tira a la otra con un pegamento especial, hecho de orquídeas y otras plantas. El códice Maya más largo es el Códice de Madrid con 115 laminas, midiendo 6.80 metros. El Códice de Dresden se forma de 39 láminas, las cuales miden 9 x 22 cm cada una, dibujadas por ambos lados, exceptuando 4 láminas que quedaron en blanco, así que son 74 laminas dibujadas en total. El códice mide 3.56 metros de largo, por lo que se le ubica el segundo Códice Maya más grande. Ninguno de éstos Códices fue hallado en una excavación arqueológica, sino que fueron rescatados en el pasado y enviados a Europa. Los descubiertos en América en las distintas regiones que habitaba ésta civilización, fueron encontrados en muy malas condiciones. Algunos casi completamente desintegrados con excepción de Código Grolier, de relativa autenticidad.

El Códice Maya de Dresden

El Códice de Dresden es una de las fuentes más valiosas para el entendimiento de la cultura Maya. Este manuscrito fue una de las claves más importantes para el desciframiento de la escritura jeroglífica de los Mayas. Además las más hermosas y famosas figuras de los dioses Mayas también provienen de este códice. El Códice de Dresden debe su nombre al lugar donde actualmente se encuentra – en la Biblioteca Real de Sajonia en la ciudad de Dresden, Alemania.

Con cierta seguridad podemos hoy reconstruir la historia de este manuscrito. Muy probablemente, en 1519 el famoso conquistador Hernán Cortés lo envió personalmente a Madrid a la corte del entonces Rey Carlos V, en conjunto con otras llamadas “curiosidades”, además de los tesoros comunes. Desde Madrid el códice llegó a Viena, donde el Rey tenía una de sus residencias. El códice permaneció ahí sin ninguna consideración hasta que en el año 1739 fue descubierto en una colección privada por Johann Christian Goetze, quien en aquel tiempo dirigía la Biblioteca Real de Sajonia en Dresden. El códice aparentemente le fue regalado por el desconocido dueño, ya que para él era algo inentendible y por ende algo sin valor alguno. Goetze, sin embargo, donaría el códice a principios del año 1740 a su Biblioteca.

El contenido del Códice de Dresden

La mayoría de los códices mayas trataban asuntos religiosos, pero también contenían algunas páginas que describían hechos históricos y astronómicos. El Códice de Dresden se puede dividir en varios capítulos. Contiene un almanaque ceremonial para los diferentes dioses, las famosas tablas de eclipses de sol y luna, y tablas para calcular los movimientos de los planetas Venus y Marte. Además se describen las ceremonias para el inicio del año, un diluvio y una profecía de un “Katun” (un periodo de 20 años en el calendario Maya). Continuar leyendo «América Precolombina : Tres Códices Antiguos Mayas»

Los algoritmos que configuran al mundo

Kevin Slavin afirma que estamos viviendo en un mundo diseñado para – y cada vez más controlado por – algoritmos. En esta fascinante charla de TEDGlobal, nos muestra cómo estos complejos programas informáticos determinan: las tácticas de espionaje, los precios de las acciones, los guiones de cine y la arquitectura. Y nos advierte que estamos escribiendo en un código que no entendemos, con consecuencias que no podemos controlar. Via : Patricio Cañete


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