Encuentran una Anaconda Gigante en Brasil

Una serpiente de 400 Kg y 10 metros de longitud fue encontrada en un construcción en Belo Monte, Brasil. Varios trabajadores se vieron sorprendidos por el gigantesco animal durante una jornada laboral en una construcción en Brasil. El enorme reptil es tan grande que puede tragarse a un hombre de un solo bocado.

El tamaño del animal es tan grande como la recordada película que lleva su nombre: Anaconda!

Los trabajadores, sin embargo, aseguraron que la anaconda estaba muerta cuando la encontraron enroscada en la excavadora. El animal fue controlado con la ayuda de maquinas especiales.

Foo Fighters, el batallón de ovnis nazi que jamás entró en combate

Durante la Segunda Guerra Mundial existieron muchos mitos e historias para no dormir sobre los nazis. De entre ellas, hoy vamos a hablar de los Foo Fighter, no la banda de rock, sino los misteriosos aviones, un fenómeno que trajo de cabeza a los aliados. El batallón ovni de Hitler que no acertaban a definir.

El nombre «foo fighter» deriva una mala pronunciación de «feu» (fuego en francés), unido a «fighter» (caza en ingles), queriendo significar el caza de fuego. Este termino fue utilizado por aviadores de la Segunda Guerra Mundial para referirse a ciertos fenómenos aéreos que avistaban regularmente durante sus misiones de combate. Estos eran descritos como esferas de apariencia metálica o bolas luminosas, que aparecían individualmente o en grupos. Aunque muchas veces perseguían o acompañaban a los aviones militares, no existe constancia de que algún foo fighter haya intentado algún tipo de ataque o interacción. Se caracterizaban por su alta velocidad y maniobrabilidad más allá de las posibilidades desarrolladas en la época; los relatos indican que podían acelerar o decelerar instantáneamente, o flotar estacionarios.

Los «foo fighters» fueron observados por pilotos militares británicos, norteamericanos, alemanes y japoneses. Los pilotos aliados inicialmente pensaron que podía tratarse de algún arma secreta de los Nazis, sin embargo los dirigentes nazis pensaban que era un arma secreta de los aliados. Se dice que ambos bandos investigaron el fenómeno, y abandonaron las investigaciones al comprobar que no eran una amenaza.

Los primeros informes surgieron en 1941, por parte de pilotos británicos; los norteamericanos, luego de varios avistamientos ocasionales, empezaron a reportarlos regularmente a partir de la entrada en servicio de los cazas nocturnos P-61 “Black Widow”. Se cree que los pilotos de estos aviones fueron quienes les dieron el apodo definitivo de “foo fighters”.

TEORIAS DE SU ORIGEN

Hay varias teorías que intentaron explicar los foo fighters; la más aceptada es que las luces eran descargas de rayos globulares, un fenómeno que la ciencia aún no ha explicado adecuadamente. Después de la Guerra, diversas observaciones de este tipo pasaron a describirse con términos más neutros como OVNI.

  • El fenómeno podría estar basado en la mala interpretación del procedimiento estándar de la Luftwaffe según el cual ciertas baterías antiaéreas cercanas a los aeródromos alemanes disparaban por las noches proyectiles luminosos a intervalos regulares, para facilitar la navegación visual.
  • Los defensores de la hipótesis extraterrestre han sugerido que los foo fighters son pruebas de extraterrestres que visitan la Tierra.
  • También se ha sugerido que el foo fighter era un avión secreto de la Luftwaffe en forma de disco, apodado el «feuerfighter» por los alemanes, pero como este nombre hipotético es una mezcla de alemán e inglés, y como no se ha encontrado evidencia de un avión semejante, esta explicación es probablemente una leyenda urbana.
  • De la misma manera, la sugerencia de que algunas observaciones nocturnas de foo fighters hayan sido en realidad observaciones del avión cohete alemán Messerschmitt Me 163 Komet no tiene sentido: el Me 163 era completamente inadecuado para operaciones nocturnas ya que sólo tenía combustible para pocos minutos (totalmente insuficiente para entrar en contacto con un enemigo de noche), no llevaba ningún radar de interceptación aerotransportado, y carecía de todo el equipo de vuelo nocturno que habría sido vital para hacer sus característicos aterrizajes nocturnos.
  • Se ha sugerido como explicación que pudiera tratarse de un tipo de descarga eléctrica de las alas de los aeroplanos (semejante al Fuego de San Telmo).
  • Objetos brillantes en el suelo pueden producir múltiples reflexiones internas en el plástico curvo de la carlinga de un avión, y percibirse por lo tanto como imágenes sobre el horizonte, un fenómeno que ha sido identificado como la explicación de ciertos avistamientos de ovnis desde los aviones.
  • Un piloto de un avión de guerra aliado estaba muy nervioso. Navegaba a 10.000 pies de altura en territorio enemigo. El sabía que en alguna parte oculto en el negro cielo se encontraba un avión de guerra alemán. Él, ansioso, escudriñaba la oscuridad en busca de su enemigo. Repentinamente vio que dos grandes bolas anaranjadas que brillaban intensamente se le acercaban. Su operador de radio las vio también. No parecían aviones de guerra enemigos, pero tampoco se parecían a nada que el haya visto.

Las bolas se nivelaron con el avión de guerra y comenzaron a seguirlo. El piloto, desesperado, decidió perder a las bolas con maniobras evasivas. Impulso su avión a una pronunciada picada. Los objetos lo siguieron inmediatamente. Intentó después un giro muy agudo.

 

 

Las bolas permanecían con él. Durante varios minutos más el piloto utilizó sus mejores trucos para perder sus perseguidores y falló. Su último intento era lanzar a su avión violentamente hacia arriba y dar un giro agudo, pero antes de que lo pudiera intentar las bolas se alejaron sorpresivamente, desapareciendo repentinamente en la noche. Durante todo el incidente no se disparó un solo tiro.

La narración anterior es un ejemplo típico de un encuentro con un «foo fighter.»

Los asombrosos elefantes perdidos

Hasta hace no mucho pensábamos que tan solo existían dos especies de elefantes, el africano y el asiático. En 2010 un grupo de biólogos publicó un decisivo artículo en el que señalaban una nueva especie, el elefante de bosque africano, que hasta ahora se había incluido como subespecie dentro del elefante africano. Aun así, tres especies no parecen muchas si tenemos en cuenta la enorme diversidad con la que ha contado este fascinante animal a lo largo de su historia evolutiva.

Cuando el homo sapiens anatómicamente moderno comenzó las grandes migraciones que lo llevaron a extenderse fuera de su cuna en África, existían al menos 42 especies de mamíferos terrestres que pesaban más de una tonelada… Hoy tan solo sobreviven los elefantes, los hipopótamos y los rinocerontes.

Los elefantes pertenecen al orden de los Proboscídeos y aunque en la actualidad tan solo queden estas tres especies, en un pasado no tan lejano existieron docenas de especies diferentes que, a pesar de estar hoy extintas, siguen asombrando a los investigadores que estudian sus fósiles.

Para conocer su larga marcha hasta nuestros días debemos remontarnos 65 millones de años atrás en el tiempo. El gran impacto que acabó con los dinosaurios dejó sin embargo el terreno abonado para que los pequeños mamíferos se convirtieran en los reyes del planeta. Aprovechando el gran nicho que dejaron los gigantes, salieron a la superficie y se extendieron rápidamente por todos los rincones.

Los investigadores han conseguido estudiar el linaje de los elefantes y consideran que el orden de los Proboscídeos hunde sus raíces hace más de 60 millones de años, ocupando una enorme diversidad de ambientes, desde las selvas hasta desiertos, desde los valles hasta las alturas y llegando a estar presentes en todos los continentes a excepción de Australia y la Antártida.

Su diversidad era también muy amplia y en dentro de ella podemos encontrar al que posiblemente sea el mamífero terrestre más grande de todos los tiempos: el Palaeoloxodon namadicus, una enorme mole de 12 toneladas, que resulta aún más impresionante si lo comparamos con el mayor de los elefantes modernos.

Otros, como el Platybelodon grangeri, tenía la trompa en forma de pala para poder alimentarse de plantas en ambientes acuáticos, como pantanos y márgenes de ríos.