Entre las arañas, hay una que cuando la vemos, nos sorprende con sus famosas desmesuradas patas. Para no confundirla con otras-si fuera posible-, les diré dos renglones de sus datos:
Se llama Pholcus Phalangioides, definida por Fuesslin en el año 1775.
Pertenece al Filo: Animalia
Clase: Arácnida
Orden: Arañas
Sub –orden: Neocribellatae
Familia: Pholcidae
Género: Pholcus
Especie: phalangioides.
Son de origen tropical, pero como se han aclimatado a vivir en las casa humanas, se han hecho cosmopolitas. Son grandes cazadoras de insectos en general y de otras arañas, incluso de mayor tamaño. La seda de sus telas es una de las más finas y resistentes. Nunca come a sus presas sin envolverlas convenientemente e inmovilizarlas totalmente. Puede mudar de piel, dos veces en tres meses sin comer ni beber, antes de morir. Cuando falta alimento se comen a sus crías, las mudas y a otros adultos si hay posibilidad.
Sale de su casi invisible tela cuando se avecina una gran tormenta en busca del otro sexo para copular, su vida es preferentemente solitaria. Los machos son más chicos y viven más tiempo.
Hoy se sabe, y por eso escribo este artículo, que esta especie que hasta es considerada benéfica en ciertos lugares porque se comen otros insectos venenosos, es una solapada presencia enemiga.
Por lo general rehuye la presencia y cercanía humana, pero si se la molesta, contorsiona el cuerpo rápidamente, y si tenemos la desgracia de apoyarnos en una de ellas al mover cuadros o muebles, recibiremos un indoloro pinchazo que puede hacernos morir a los días de un infarto.
Generalmente la dosis de veneno no es tanta, pero su efecto es acumulativo, lo que hace que uno muera del corazón, atribuyendo ello a diversas causas, que no son las verdaderas. Estas picaduras reiteradas serían las responsables de diversas cardiopatías no bien estudiadas y definidas.
Por lo tanto reitero: Eliminar todos los insectos y arácnidos de las casas, para asegurarnos una vida mejor.