Una nueva obra de Leonardo Da Vinci

Tra seis meses de análisis el investigador Pascal Cotte y el profesor de historia del arte de la Universidad de Oxford Martin Kemp están seguros de que la obra «‘La Bella Principessa», fue realizada por el increible artista italiano Leonardo Da Vinci.

Pascal Cotte, es un distingido y reconocido científico y gran reconocimiento internacional en el análisis de este tipo de obras destacando entre sus estudios el de la popular «Mona Lisa» y para el cual utilizó una cámara con 240 millones de píxeles con la cual desentrañó 25 secretos del famoso cuadro.

Para atribuir esta obra a Da Vinci, se realizaron numerosas pruebas científicas a través de las cuales se pudo determinar los materiales con los que fue realizada e incluso confirmar que fue pintada con la mano izquierda, de la misma manera que el propio Leonardo Da Vinci pintaba sus cuadros.

La prueba más relevantefue una huella dactilar que coincide con la que fue encontrada en otra de las obras del artista en el Vaticano, confirmando además tras un análisis químico que se trataba de la misma tinta en ambas huellas.

La obra fue adquirida hace ya varios años por un coleccionista en una subasta en 21.000 dólares. Ahora se estima que su valor podría ascender a los 200 millones de dólares.

Autorretrato de Durero.

Durero fue el primer pintor occidental que se representó a sí mismo en varios autorretratos, a lo largo de su vida. Gracias a ellos, se puede ver la evolución humana del artista. Precisamente la obra suya más antigua que se conserva es un Autorretrato realizado a punta de plata, que es un tipo de grabado en el que no cabe rectificación. Lo hizo en el año 1484, cuando tenía 13 años. Se conserva en el museo Albertina, que se encuentra en el Palacio Imperial de Hofburg (Viena), junto a otras obras del autor como “La liebre”. [Wikipedia]

El autorretrato de Durero en el Alte Pinakothek de Munich.

En 1500, dos años después del Autorretrato del Prado, pinta el Autorretrato que se conserva en la Alte Pinakothek de Munich, de 67 × 49 cm. En este se le ve frontalmente, vestido de pelliza, con largos cabellos y una expresión seria y serena, recordando un “Ecce homo”. Si alguien que lo viese no supiera que lo hizo Durero, pensaría que es Cristo, con los cabellos dorados enmarcando un rostro alargado y sereno, recordando la iconografía de Jesucristo.