El cuerpo humano es un conjunto de misterios que la ciencia se ha dado a la tarea de descubrir y explicar. Uno de los más fascinantes es el embarazo y la creación de una nueva persona. Ahora, con los avances tecnológicos disponibles, también es posible recrearla.
En su momento, la fertilización in vitro fue considerada por algunos como un proceso anti-natural. Hoy en día se trata de una opción más para quienes desean convertirse en padres, pero no pueden por cuestiones médicas. En este ámbito se encuentra una nueva técnica llamada gametogénesis in vitro, y sus implicaciones podrían cambiar la concepción como la conocemos hasta ahora.
¿Qué es la gametogénesis in vitro?
La gametogénesis in vitro (IVG, por sus siglas en inglés) es un procedimiento que permite crear embriones a partir de cualquier célula del cuerpo. Se trata de llevar una célula a un estado en la que sea reprogramable, para entonces cambiar sus funciones por completo. Por ejemplo, gracias a ella sería posible tomar una célula de la piel de tu brazo y transformarla en un óvulo o en esperma perfectamente funcional.
Esta técnica ha obtenido resultados exitosos en ratas. En 2016 un grupo de investigadores japoneses lograron transformar células de la cola de una rata en células reproductivas. Eso sí, los experimentos en humanos están todavía lejos de suceder. Además de las dificultades que implica (no es tan fácil como germinar un frijol en frasco con algodón), uno de los mayores retos a los que se enfrenta están en el territorio de la ética y la legislación.
Soluciones y preocupaciones
Como sucede con las grandes innovaciones científicas, la gametogénesis in vitro tiene un potencial tanto benéfico como peligroso. Por un lado, la IVG sería una solución a la infertilidad.
Aunque es imposible saber con exactitud cuántas células tenemos en total en nuestro cuerpo, investigadores de Italia, Grecia y España plantearon un estimado: 37.2 billones. Es decir, 37.2 billones de oportunidades para crear un óvulo o el esperma necesario para concebir.
Esta aplicación podría beneficiar tanto a individuos heterosexuales como homosexuales. Hasta ahora, es imposible que dos personas del mismo sexo tengan un hijo que sea biológicamente de ambos. Con la IVG esto sería posible en teoría. Aunque aún no existen pruebas de que la reproducción homosexual es una posibilidad real, la reprogramación de las células abre un nuevo cuestionamiento que antes se creía totalmente imposible
La gametogénesis in vitro también permitiría la creación de embriones para investigación científica. De esta manera se contaría con los medios para desentrañar enfermedades genéticas y ayudar a quienes la padezcan. Pero como apuntan los expertos, esto traería consigo fuertes debates éticos.
Glenn Cohen, George Q. Daley y Eli Y. Adashi son tres especialistas en medicina y biotecnología que publicaron en conjunto un artículo acerca de las tecnologías reproductivas disruptivas. Uno de los puntos que señalaron fue el del dilema de considerar la IVG como la concepción de bebés con fines de experimentación. O que los padres, al tener muchas más opciones de embriones para escoger, empiecen a preocuparse por escoger al «hijo perfecto».
Procedimientos como la gametogénesis in vitro cuentan con el potencial de cambiar el mundo tal y como lo conocemos, por ello Cohen, Daley y Adashi invitan a la población a reflexionar al respecto. Sobre todo porque consideran que esta clase de avances sin duda llegarán, ya sea tarde o temprano:
Con la ciencia y la medicina avanzando a inmensa velocidad, la rápida transformación de la medicina reproductiva y regenerativa podría sorprendernos. Antes de lo inevitable, se le aconsejaría a la sociedad mantener una conversación pública y vigorosa acerca de los desafíos de la IVG