La búsqueda de un tratamiento o vacuna eficaz contra el virus del ébola, mientras éste no deja de extenderse por el África occidental, se ha convertido en el objetivo de multitud de laboratorios. Hasta ahora, todo lo que se ha conseguido, se limita a métodos de cuidados paliativos y de barrera para prevenir la transmisión de la enfermedad.
Consiguen revertir los efectos del ébola en primates no humanos
Ahora, un estudio liderado por Gary Kobinger, investigador de la Agencia de Salud Pública de Canadá, ha conseguido revertir los efectos del virus en un grupo de primates no humanos (monos rhesus) utilizando el compuesto ZMapp. El trabajo ha sido publicado en la revista Nature. Continuar leyendo «Está cerca la cura contra el ébola?»
Los árboles, pueden avisarse entre ellos de un peligro inminente, pero la forma en que lo hacen representa un verdadero misterio para la ciencia.
El químico y zoólogo estadounidense Davey Rhoades infectó un grupo de sauces con orugas tóxicas. El experimento consistía en ver como los árboles se las ingeniaban «biológicamente» para protejerse de ésta plaga, extremadamente tóxica para su normal existencia. Y así fue como éstos árboles, cambiaron la composición química de sus hojas – elevando el nivel de ácido clorogénico – de modo que a las orugas les resultara tóxico y murieran. El experimento habría dado hasta aquí los conocimientos necesarios sobre éste tipo de árboles.
Lo raro ocurrió después, cuando Rhoades comprobó que un grupo de sauces cercanos, que no había sido infectado por las indeseables orugas, también elevó su nivel de ácido clorogénico en las hojas, en respuesta a un posible e inminente ataque. Pese a que aún no se sabe si la comunicación fue activa (disparada por el ataque de las orugas) o pasiva (percibida de algún modo por los sauces no infectados), los expertos aseguran que hubo algún tipo de comunicación entre los sauces del bosque. Un lenguaje silencioso para el oído humano.
La Universidad Complutense de Madrid, asegura que las células del cáncer mueren tras ser expuestas al tetrahidrocannabinol (THC)
Una vez más, esta milenaria y sacra yerba es protagonista de un descubrimiento científico que puede mejorar notablemente la salud de los pacientes que padecen cáncer. ¿Qué pensarán las futuras generaciones al saber que la marihuana estuvo legalmente prohibida por muchos años a sabiendas de que posee efectos cuasi mágicos en la mente y en el cuerpo humano?
Cristina Sánchez, una joven bióloga de la Universidad Complutense de Madrid, realizó un hallazgo que la dejó atónita. Los cannabionoides de la marihuana inhiben el desarrollo del cáncer, lo que se traduce en un tratamiento alternativo no agresivo (y eficaz) para el enfermo.
La científica española estudiaba el metabolismo celular cuando fue sorprendida por algo notablemente particular: las células cancerígenas morían tras ser expuestas al tetrahidrocannabinol (THC), ingrediente activo de la marihuana.
Después de su hallazgo, Cristina hizo un comparativo con estudios previos que indicaron que los cannabionoides también poseen efectos analgésicos, supresores de las náuseas, el dolor, la fatiga y la pérdida de apetito, y ahora se le suma otra cualidad a favor de los pacientes con esta enfermedad.
Por la misma fecha, científicos de la Universidad de Harvard informaron que el THC reduce el crecimiento tumoral en el cáncer de pulmón convencional y, además, impide la propagación de células dañinas.
A modo de ejemplo, los científicos explicaron que el THC es una especie de misil que busca las células tumorales para eliminarlas, dejando al resto completamente sanas.
A diferencia de los fármacos convencionales y la quimioterapia, que se caracterizan por sus potenciales daños físicos y cerebrales, el uso de la marihuana abre un umbral hacia una mejor vida para las personas que padecen esta enfermedad.