Los científicos enviaron a los medios de comunicación una nota de prensa comentando las fotografías y señalando la curiosa instantánea. El comunicado rezaba: “[…] la foto muestra accidentes geológicos en forma de mesetas, algo erosionados. La descomunal saliente de roca del centro, que parece un rostro humano, está formada de sombras que dan la impresión de ojos, nariz y boca. Esta formación tiene 1.5 kilómetros de ancho y los rayos del sol inciden con un ángulo de 20 grados, aproximadamente…[…]”.
Dichas palabras suscitaron un desmedido interés en la prensa que deformó la información para adecuarla a sus intereses. La sociedad creería, durante un tiempo, que se trataba de restos de una antigua civilización marciana…
Caras de Marte: ¿Conspiración?
Lo que para los expertos era una simple coincidencia de luces y sombras, para otros se asemejaba a una esfinge egipcia. Si los trabajadores de la NASA quería llamar la atención sobre el planeta rojo, sin duda, lo consiguieron. Pronto se sucedieron los grupos de estudios de sucesos paranormales que afirmaron que la agencia quería ocultar las verdaderas evidencias de la existencia de una posible civilización en Marte. Lo que sí es cierto, es que cualquier científico desearía que esta “cara” hubiera sido real, independientemente, de las supuestas conspiraciones que muchos inventaron.
Nuevas expediciones a Marte.
Varias han sido las siguientes expediciones que han recorrido el planeta rojo en busca de nuevas pistas sobre la “cara”. Todas las imágenes captadas demuestran que dicho rostro es fruto de la imaginación humana. Pero para demostrar que lo importante en el conocimiento científico son los datos empíricos, fue enviado el Observador Global de Marte, -Mars Global Surveyor (MGS)-, en septiembre de 1997, a Cydonia para tomar nuevas fotografías. No obstante, es una región bastante complicada debido a las condiciones atmosféricas y se procuró buscar el momento más propicio para despejar toda duda.
Se consiguió una instantánea diez veces más clara que las tomadas por Vikingo. Por supuesto, no había ninguna explicación extraterrestre, era una formación geológica de origen natural. Aunque para los responsables del proyecto sí dejó una cosa clara: la geografía de Marte es muy similar a la terrestre, con unos paisajes realmente espectaculares, de los que difícilmente se olvidan.
Es evidente que hay que retirar “la cara de Marte” del catálogo de misterios de la ciencia.