La momia de Ötzi, fechada con más de 5.000 años de antigüedad, fue descubierta en 1991 en un glaciar de los Alpes italianos, muy cerca de la frontera austriaca. Pero desde ese día, no se ha dejado de hablar de ella. Primero fue por su descubrimiento, luego por las circunstancias de su muerte, luego por los tatuajes que llevaba, por las heridas que tenía… Hipótesis rocambolescas se planteaban sobre ella, todas ellas respondidas con hechos y estudios científicos llevados a cabo. Todo pasó como si hubiera que encontrar forzosamente alguna cosa mágica o extraordinaria en la historia de este hombre, muerto en la montaña hace varios miles de años.
Teorias sobre Ötzi
Una exploración de TAC reveló que Ötzi tenía lo qué parecía ser una punta de flecha alojada en un hombro cuando murió, junto a un rasgón pequeño en su capa. El eje de la flecha había sido quitado, al parecer por un compañero. También tenía contusiones y cortes en sus manos, muñecas, y pecho. Rastros revelados análisis del ADN de la sangre demostraron la presencia de otras cuatro personas en su engranaje: uno de su cuchillo, dos de la misma punta de la flecha y un cuarto en su capa.
Antes de la última evidencia, fue especulado que Ötzi había sido víctima de un sacrificio ritual, quizás de un cacique. Esta explicación se pudo haber inspirado por las teorías avanzadas previamente para los 1ros cuerpos del milenio A.C. recuperados de los pantanos de la tumba, tales como el hombre de Tollund y el hombre de Lindow.
Una de las teorías más imaginarias era que él era de hecho un egipcio que había sido castrado ritualmente. Una examinación última, sin embargo, reveló que, aunque contraído por la momificación, Ötzi de hecho poseyó un pene.
También se presume que Ötzi era la víctima de una tormenta causada por la oscilación de Priora, el refrescarse repentinamente el ambiente de la tierra, según lo indicado por la oleada del glaciar próximo de Priora.
La maldición del hombre de hielo
Los sucesos acontecidos desde el descubrimiento de ésta momia, inducen a creer que quienes tienen contacto con ella terminan inevitablemente muertos. Así lo revelan los estudios de algunos periodistas. La muerte de varias personas relacionadas con el descubrimiento de la momia, incluyendo su descubridor Helmut Simon, refuerzan la teoría de Ötzi, el hombre de hielo, está maldito.
Mucha gente ha desmentido la teoría argumentando que todos murieron eventualmente, y que los alpinistas se arriesgan y mueren a menudo de causas accidentales. Asimismo se ha observado también que muchos investigadores y científicos que han trabajado de cerca con el cuerpo de Ötzi no han muerto en los años desde su descubrimiento en 1991. Un guardia comentó al respecto para explicar el legado de la maldición: «Como todas las buenas teorías de la maldición, muerte natural, accidental y mala suerte se han comprimido en una sola hipótesis siniestra».
A continuación, se presenta el listado de las siete personas que encontraron la muerte y estuvieron relacionadas con la momia de Ötzi:
Victimas de la maldición de Ötzi
Helmut Simón, uno de los dos caminantes que descubrieron a Ötzi, murió en 2004, en una excursión en la montaña a la edad de 67 años.
Dieter Warnecke, de 45 años, que fue a buscar al primero, falleció de un ataque cardíaco
Gunter Henn, 64 años, es víctima de un accidente de coche.
Kurt Fritz, 52 años, que había acompañado a Gunter Henn a los lugares del descubrimiento de la momia, muere aplastado por una avalancha.
Rainer Hoelzl, de 47 años, periodista que había cubierto el descubrimiento de Otzi no sobrevive a un tumor al cerebro
Konrad Spindler, uno de los arqueólogos que examinó la momia, muere de una esclerosis a la edad de 55 años
Tom Loy murió el 21 de octubre de 2005 de una infección en la sangre. Él se ocupaba de los análisis de ADN de la momia, lo que hace aún más paranormal el caso.
Heath Ledger era un famoso actor australiano, nacido el 4 de abril de 1979 y fallecido el 22 de enero de 2008. Tenía 28 años cuando falleció.
Brandon Lee, era un actor americano, nacido el 1 de febrero de 1965, fallecido el 31 de marzo de 1993, también a los 28 años.
Heath Ledger tiene 11 letras. Brandon B. Lee tiene también 11 letras.
Si sumamos los números de la fecha de nacimiento de Lee nos da lo siguiente: 2+1+1+9+6+5= 24
Si sumamos los números de la fecha de nacimiento de H. Ledger tenemos: 4+4+1+9+7+9= 34
Y, si sumamos los números de la fecha del estreno de la última película de Lee (El Cuervo): 15/05/1994= 34
Si sumamos los números de la fecha del estreno de la última película de Ledger (El Joker): 16/07/2008= 24
Ambos actores nunca estuvieron casados. Hasta su muerte, ambos mantuvieron sendos romances con dos actrices: Brandon Lee salió con la actriz Eliza Hutton a la cual se prometió en Octubre de 1992. Ledger salía con la también actriz Michelle Williams y tuvieron una hija …la cual nació en Octubre de 2005.
Los padres de Ledger se divorciaron cuando él era pequeño. Los padres de Lee, también.
La madre de Ledger era de profesión profesora. La madre de Lee, también.
El padre de Ledger era un piloto de coches y deportista al que le apasionaba el cine. El padre de Lee, Bruce Lee, era un actor de cine y deportista al que le apasionaban los coches.
A Ledger le apasionaron de joven las armas de fuego y murió de una sobredosis de drogas. A Lee le apasionaron de joven las drogas y murió de un disparo de arma de fuego.
Ambos actores interpretaron en su última película a un curioso personaje, con trastornos psíquicos, que llevaba el rostro maquillado de blanco, los ojos pintados de negro y una sonrisa dibujada en su cara. Lee hacía de bueno, Ledger de malo. Lee vestía de negro y el malo de su película vestía de colores llamativos. Ledger vestía con colores llamativos y el bueno de su película, vestía de negro.
Heath Ledger interpretaba al Joker, Brandon Lee interpretaba al Cuervo.
Una coincidencia, por más mínima que ésta sea no deja asombrarnos y de mostrarnos que a veces la ciencia tiene pequeños huecos que son muy difíciles de rellenar con la razón. Presentaré a continuación una nueva recopilación de hechos fortuitos ocurridos en distintos lugares geográficos y en diferentes momentos de la historia. Sucesos sorprendentes que atentan contra las leyes de la física clásica y las teorías de la probabilidad. Serendípias!
20 años después.
En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su amada. Ésta se suicidó y, para vengarla, su hermano disparó contra Ziegland, pero la bala paso rozando la cara del novio desertor y fue a incrustarse en un árbol. Veinte años después, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y uso para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que mató a Ziegland.
Saltar la banca.
Algunas casualidades nos hacen dudar de la existencia del azar. «Dios no juega a los dados».Charles Wells, el hombre que, contra toda probabilidad hizo saltar la banca de Monte Carlo en 1891, realizó dos apuestas idénticas sobre el rojo y el negro y ganó cada vez 100.000 francos. La tercera vez hizo su apuesta sobre el cinco, 35 contra 1, y ganó. Repitió cinco veces la operación y el cinco salió cinco veces, algo tan altamente improbable que puede considerarse imposible en la práctica. Wells retiró su dinero y se fue tranquilamente.
Un tal Hugh Williams.
El 5 de diciembre de 1664 un navío naufraga durante su travesía por el estrecho de Menay, en el mar de Irlanda. Uno solo de los sesenta y un pasajeros sobrevive, un hombre llamado Hugh Williams. Otro 5 de diciembre, el de 1785, otro barco se hunde en el mismo sitio. Y, de nuevo, se encuentra a un solo superviviente, un tal Hugh Williams. Finalmente, el 5 de agosto de 1820, caen en esas aguas 24 pasajeros de un velero perdido. Sólo un hombre se salvará; un hombre llamado… ¡Hugh Williams!
¿Salvados por Dios?
Una célebre y múltiple coincidencia, publicada por la revista Life en 1950, es la del coro del pueblo de Beatrice, en el estado norteamericano de Nebraska. El ensayo estaba convocado para el 1 de marzo a las 7:20 de la tarde, pero ese día sus quince componentes llegaron tarde por las más diversas razones. La familia del pastor se retrasó porque tuvo que terminar la colada, a otro se le averió el coche, un chico tuvo que terminar los deberes del colegio, a una madre le costó despertar a su hija de la siesta, otro quedó absorto con un programa de radio. El retraso de todos ellos resultó un increíble golpe de suerte, porque un fallo de la caldera hizo que la iglesia estallara a las 7:25 de aquella tarde. Un matemático calculó que la probabilidad de que esta cadena de acontecimientos se debiese al azar era sólo una contra un millón.
El escarabajo dorado.
En una ocasión, el reconocido psiquiatra Carl Gustav Jung estaba tratando a una joven que le contaba haber soñado con un escarabajo dorado. De pronto oyó un ruido en la ventana, a sus espaldas. «Me levanté – escribe él mismo –, abrí la ventana y cogí al vuelo, en el momento en que entraba en la habitación, un insecto que era lo más semejante a un escarabajo dorado que pudiera hallarse en nuestras latitudes». ¿Qué había llevado al insecto a meterse en una habitación oscura justo en esos momentos?
Las coincidencias de Winston Churchill.
Considerado como uno de los diez personajes más influyentes del siglo XX, el famoso primer ministro británico era propenso a las coincidencias y gracias a ellas salvó la vida en numerosas ocasiones. Durante la guerra de Sudáfrica huyó de los bóers, que le tenían prisionero en Mozambique, y fue a parar a una comunidad minera. Llamó al azar a una puerta y resultó que era la única casa en cuarenta kilómetros donde no lo entregarían, pues el propietario era británico. En la I Guerra Mundial, su trinchera fue destruida por un proyectil justo después de haberla abandonado. Su esposa Clementine cuenta que, en los años de la II Guerra Mundial, Churchill siempre entraba en su coche por la puerta derecha. Pero un día, durante un bombardeo, se detuvo, dio la vuelta y entró por el otro lado. En el trayecto hacia Downing Street, una bomba hizo levantar el coche del lado derecho. «¿Qué te hizo cambiar de opinión?», le preguntó la mujer. «Algo me ha dicho ¡detente!», confesó él. En 1943, el propio Churchill declaraba ante un grupo de mineros: «A veces tengo la impresión de que una mano orientadora ha interferido en mi vida».
Dos celebridades nostálgicas.
Michael Caine y Charles Chaplin nacieron en Kensington, un barrio del sur de Londres. En las dos únicas ocasiones en que Caine sintió nostalgia de su antiguo barrio y decidió visitarlo de incógnito, se encontró «casualmente» con Chaplin, que también estaba dando un paseo nostálgico.
Los hermanos sean unidos.
Dos gemelos de Ohio cuya historia fue relatada en 1980 por el Reader ‘s Digest, tras ser adoptados por familias distintas y vivir alejados durante 39 años, se conocieron y descubrieron que los dos se llamaban Jim; ambos habían estudiado diseño industrial; se casaron con mujeres llamadas Linda y tuvieron hijos llamados James; se divorciaron y se volvieron a casar con mujeres llamadas Bety y, por si fuera poco, cada uno tenía un perro llamado Toy
Una intervención quirúrgica «anunciada»
El escritor famoso autor de 2001, una odisea del espacio, que predijo en sus novelas de ficción el uso del correo electrónico o de la telefonía móvil, contaba a los lectores del diario Locus, en 1991, una extraña coincidencia de la que fue protagonista.
Acababa de recuperarse de una operación quirúrgica de próstata, a la que fue sometido en el University College Hospital de Londres, y durante la cual había sido conectado a tres tubos insertados en uretra, nariz y vena. Regresó a su casa de Sri Lanka y, de pronto, encontró una carta que le había escrito años antes su amigo J. B. S. Haldane en la que éste le decía: «Acabo de regresar de Londres, donde he sido operado en el University College Hospital, y me he despertado con tres tubos insertados en otros tantos lugares: uretra, nariz y vena».
Presagios tenebrosos
El famoso bandido Jesse James veía en sus sueños que un amigo le mataría por la espalda. Y así ocurrió. Estaba en Missouri, sentado en una silla y sin pistolas, cuando un amigo suyo le asesinó con un rifle que el propio Jesse le había regalado.
Tal para cual.
Thomas Jefferson, segundo presidente de EE UU, fue autor de la Declaración de Independencia de este país. John Adams, amigo suyo, fue el tercero y uno de quienes la promulgó. Ambos murieron el mismo año y día, 4 de julio de 1826, exactamente en el cincuenta aniversario del Día de la Independencia norteamericana.
Tragedia con suerte.
Treinta personas murieron cuando un tren de cercanías cayó desde un puente a la bahía de Newark, en Nueva York. Trágico accidente que, sin embargo, hizo ganar grandes sumas de dinero a los neoyorquinos: una fotografía del accidente aparecida en los periódicos mostraba el número 932 en el último vagón del tren siniestrado. Presintiendo que ese número tenía un significado, muchas personas apostaron aquel día al 932 en la lotería de Manhattan. Y ganaron.
Homónimos desconocidos.
Durante la II Guerra Mundial, el chófer de autobús británico D. J. Page vio como su correspondencia era entregada por error a otro hombre llamado también Page y cuyo documento de identidad tenía el número 1509322, mientras que el suyo era el 1509321. Tiempo después de terminar la guerra, Page fue a reclamar a Hacienda los excesivos impuestos deducidos de su salario. Y comprobó que habían confundido su nómina con la de su viejo «amigo desconocido» Page, cuyo número de carné de conducir era curiosamente 29222, mientras el suyo era 29223