El ADN humano más antiguo contradice la teoría de la evolución

La lectura de una parte del genoma de un individuo que vivió hace 400.000 años en la actual España desvela un parentesco inesperado con un grupo humano siberiano desconocido hasta 2010 e inaugura una nueva era en el estudio de la evolución.

Un humano que vivió hace 400.000 años entre osos y leones en lo que hoy es la península Ibérica ha puesto patas arriba, una vez más, lo que se sabe sobre la evolución humana. El análisis de dos gramos de su fémur, sepultado durante todos esos milenios en la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca (Burgos), muestra que su ADN está relacionado con los denisovanos, un nuevo grupo de humanos descubierto en 2010 a partir de un par de dientes y un minúsculo hueso del dedo meñique desenterrados en una cueva de Siberia (Rusia).

El hallazgo es una sorpresa monumental. Sería como encontrar fuera de contexto una persona negra con un apellido vasco, según el ejemplo del paleontólogo Ignacio Martínez, coautor de la investigación.

ADN antiguo contradice la teoria de Darwin

El grupo humano de la Sima de los Huesos, clasificado como Homo heidelbergensis, posee rasgos neandertales, así que se esperaba que su ADN estuviera relacionado con esta otra especie humana, extinguida hace unos 30.000 años en sus últimos reductos del sur de la península Ibérica. Sin embargo, el ADN, el más antiguo leído hasta la fecha, muestra un parentesco inequívoco con los denisovanos, cuyos únicos restos se han encontrado a miles de kilómetros de España. Continuar leyendo «El ADN humano más antiguo contradice la teoría de la evolución»

Liberan un virus de hace 30.000 años de un permafrost de Siberia

Un virus dormido desde hace unos 30.000 años fue liberado por científicos franceses al descongelar una de las capas superficiales del suelo, o también conocido como «Permafrost» en alguna zona de la Siberia.

Al parecer se trata de un virus desconocido hasta la fecha, se trata de un virus raro de enorme tamaño y el que fue denominado como Pithovirus sibericum, después de ser estudiado por los científicos.

Según los científicos autores del hallazgo, no existe peligro de contagio para los humanos y tampoco para los animales. Por lo que no existe motivo para preocuparse por el Pithovirus sibericum, aunque se trate de un virus que estuvo dormido durante 30.000 años en el hielo bajo la superficie del suelo de la Siberia.

El hallazgo de este virus que se encontraba dormido durante 30.000 años es una alerta para algunos expertos que aseguran, que algunos virus mortales y para los que no existe cura alguna podrían ser liberados como consecuencia del cambio climático, lo que esta provocando deshielos masivos en el ártico, además de las perforaciones en el hielo en busca de hidrocarburos también podría liberar algún virus que se hubiera encontrado dormido incluso por millones de años y para el cual no tendríamos conocimientos para combatir con las medicinas actuales.

Los expertos aseguran que existen virus desconocidos bajo el hielo ártico y antártico, virus desconocidos y de los cuales no tenemos referencia por haberse encontrado congelados durante miles, cientos de miles e incluso millones de años, por lo que en algunos casos no existirían ni los seres humanos cuando estos virus se encontraban en el agua o en el aire, por lo que no se sabe como afectaría alguno de esos virus en el organismo de un ser humano. La liberación de algunos de estos virus congelados puede ser un motivo para preocuparse, según los expertos, aunque remarcan que el Pithovirus sibericum hallado recientemente en Siberia, no representa un peligro para la humanidad y tampoco para el mundo animal

La física demuestra que hay vida después de la muerte

«La muerte, tal como la concebimos, no existe! – sólo es una ilusión». Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el médico y director de Advanced Cell Technology, Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, en la que se niega que el tiempo o el espacio sean lineales.

Para la gran mayoría de científicos este tipo de afirmaciones son sólo tonterías o, por lo menos, hipótesis indemostrables. Sin embargo, Lanza parece haber encontrado en el famoso experimento de Young, también llamado de la doble rendija (doble – división), el perfecto aliado para defender su tesis. Si con este se logró demostrar la naturaleza ondulatoria de la luz, Lanza pretende hacer lo mismo con el espacio y el tiempo.

En la obra Biocentrism: How Life and Consciousness are the Keys (BenBella Books), el físico estadounidense parte de la premisa de que la vida crea el universo, y no al revés, la base misma del biocentrismo. A partir de ahí, va deduciendo paso a paso que la mortalidad es una idea falsa, creada por nuestra conciencia.

En primer lugar, sugiere que la conciencia de una persona determina la forma y el tamaño de los objetos en el universo. Para explicarlo, utiliza como ejemplo la manera en que percibimos el mundo que nos rodea: «Una persona ve un cielo azul, y se le dice que el color que están viendo es azul, pero las células cerebrales tienen la capacidad de variar esta percepción, pudiendo ver el cielo de color verde o rojo. En pocas palabras, concluye, «lo que vemos sólo existe gracias a nuestra conciencia»

El multiverso y la teoría de las cuerdas

Este es el motivo por el cual Lanza dice que creemos en la muerte. Al observar el universo desde el punto de vista del biocentrismo, erramos a la hora de concebir el espacio y el tiempo, ya que lo haríamos en función de lo que nos dicta la conciencia. En resumen, el espacio y el tiempo son «meros instrumentos de nuestra mente», de modo que entender la muerte como algo terminal no tendría sentido según sus tesis. Continuar leyendo «La física demuestra que hay vida después de la muerte»