Chactún, gran ciudad Maya, recién descubierta

El Instituto Nacional de Antropología e Historia, de México, ha anunciado que un grupo de arqueólogos llevó a cabo un importante
descubrimiento en el sureste de Campeche: se trata de Chactún, una gran ciudad Maya que habría pertenecido al período clásico tardío, cuyo esplendor económico y cultural tuvo lugar entre los años 600 y 900 d.C.

El nombre Chactún puede ser traducido como Piedra Roja, o Piedra Grande. Esta ciudad recién descubierta habría abarcado una extensión de 22 hectáreas, por lo que sería una de las ciudades mayas más importantes de las tierras bajas centrales, en su época, comparable (tanto por sus dimensiones totales como por el tamaño de sus edificios) a las ciudades de Becán, Nadzcaan y El Palmar.

En Chactún se encontraron pirámides (la más alta tiene 23 metros de altura), edificios alargados, canchas de juego de pelota, plazas y monumentos. También se hallaron estelas y altares que conservan restos del original estuco Maya, en donde se combinan el estuco clásico pintado con inscripciones grabadas. En la estela 1, se menciona que allí “El gobernante K`inich B`ahlam clavó la Piedra Roja”, o piedra grande, según se prefiera traducir, en el año maya correspondiente a 751 de nuestra era. Se trata, sin lugar a dudas, de un nuevo gran descubrimiento que permitirá a la ciencia seguir profundizando el conocimiento acerca de la trascendente cultura Maya.

El enigma del Astronauta de Palenque

Palenque es un antiguo pueblo maya construido en el año 600 DC en la actual región del estado mexicano de Chiapas. Fue descubierto en el año 1.951 por un grupo de arqueólogos mexicanos a cargo de Alberto Ruz L’Huillier.

En las ruinas de ésta antigua ciudad descubrieron una escalera que conducía a una extraña tumba y dentro de ella, moraba un enorme sarcófago cubierto por una tapa con el dibujo, grabado en piedra, que muestra la imágen de un hombre, del cual se posee realmente escasa información, sentado en una especie de artefacto que guarda cierta relación con los cohetes actuales. Como si se tratara de una nace espacial y manipulando una serie de instrumentos que parecen dirigirla.

La imágen conocida desde ese momento como el «Hombre de Palenque», constituye un misterio ya que nadie sabe con certeza si el hombre es la representación de un Dios, un sacerdote o el mismo Kinich Janaab’ Pakal, Rey de los Mayas.

Muchos afirman que en realidad la escena está representando el momento en el que Pakal emprende su viaje de resurrección ya que se estima, que ésta era una de las creencias religiosas de la antigua civilización Maya. De todas maneras, la imágen de Pakal es tan llamativa y misteriosa que otorga por si sola el beneficio de la duda.

El fin de la civilización Maya

Los cenotes, depósitos de agua subterránea o semisubterránea y la civilización maya son dos elementos inseparables, como vemos en el plano.

Según las inscripciones que estos habitantes dejaron (Popol Vuh) en las pirámides, hablan sobre los dioses celestiales, bondadosos y los que habitan el inframundo que debían permitir el paso obligado de los espíritus a este al reino celestial (Xibalba), con dioses macabros que rigen el mundo de los muertos y a los que se debía entregarse preciadas riquezas sanguinolentas (vida). Los comandan dos dioses principales: Hum Cané y Vucub Cané (Muerte y Siete Muertes).

Estos dioses eran muy celosos y pedían mucho a los humanos, para que les permitieran escapar del inframundo, luego de muertos y que dieran buenas cosechas y lluvias. Por ende los sacrificios humanos eran la moneda corriente para apaciguarlos: Primero se usaron niños, luego mujeres y posteriormente masculinos, cuando la sequía arreciaba. Los cenotes aparecen en tierras calizas, por la infiltración del agua de lluvia. Se forman cavernas, al ir disolviendo la misma los minerales. En ciertos lugares estas cúpulas cavernosas, con el paso del tiempo se desmoronan y se forma los llamados cenotes propiamente dichos.

El agua es dulce, pero cerca de la costa, la más profunda se la nota más salada. Hoy la gente se baña en ellos, el agua puede aparecer turquesa o verde, en este caso por las algas que crecen en ella. Lejos están los turistas de saber, que en el fondo fangoso hay miles de esqueletos humanos sacrificados.

Cuando se talaron todos los bosques, para usarlos como leña y para hacer lugar a la agricultura, debido al gran crecimiento poblacional de los mayas, el clima fue cambiando, llovió menos y la tierra del Yucatán, perdió fertilidad, entró a transformarse en un desierto.

Para peor, debido a las cada vez mayores carnicerías religiosas, que arrojaron “esas donaciones” dentro de los cenotes, convirtieron a los mismos en verdaderas cloacas. Usar ese agua era morir. Esto seguramente  convenció a los últimos mayas a emigrar, abandonando todo a la naturaleza que en los siguientes siglos fue restituyendo lo ocasionado por el daño humano.

Los debilitados mayas, al huir, debieron ser exterminados y algunos esclavizados por todas las tribus vecinas que durante muchos siglos fueron siervos o sacrificados en formas terribles. La venganza debió ser equivalente y en el fondo entre “hermanos” genéticos.

Eso fue el fin de una de las mayores civilizaciones de América.