Además de la posible existencia de vida, Marte contiene otros enigmas todavía por desvelar: desde las desapariciones de algunas sondas espaciales en circunstancias extrañas a la presencia de OVNIs, pasando por el descubrimiento de posibles construcciones en su superficie. En mayo de 2008 se formó un gran revuelo cuando la NASA divulgó unas extrañas imágenes de lo que parecían ser cavernas en plena superficie marciana. Las imágenes obtenidas por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter no dejaban lugar a dudas. Eran unos oscuros orificios situados en medio de unas amplias planicies de lava. Los científicos creyeron que se trataba alguna clase de receptáculo cuyo techo se había derrumbado o de un pozo de paredes tan verticales que ni siquiera la luz del Sol iluminaba su interior. Las siete grutas, bautizadas por los astrogeólogos como las «siete hermanas», se ubican en las laderas del volcán Arsia Mons, una de las cumbres más altas de Marte, y representan un verdadero enigma. «Así se trate de bocas de pozos muy profundos o de entradas a espaciosas cavernas, es seguro que conducen al subsuelo marciano», destacó Tim Titus, investigador del Instituto Estadounidense de Geología (USGS).Escritor: José Lesta.
Fuente:Akasico
El 20 de julio de 1969 millones de hogares en todo el mundo presenciaron un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad: la llegada del primer hombre a la Luna.
Sin embargo, y aunque resulte increíble, existen actualmente miles de personas que cuestionan la veracidad de dicho evento y lo consideran, poco menos que un gran montaje escénico creado por la milicia estadounidense con el único propósito de vencer a la Unión Soviética en la carrera espacial que en ese entonces los enfrentaba… [Leer Artículo Completo]
Detrás de la Conquista del espacio se han ocultado numerosos intereses militares, económicos y políticos, para disputarse, entre otras cosas, la supremacía mundial entre rusos y americanos.
Antes de que el hombre viajara al espacio fueron probadas varias misiones cuyo destino era poner en órbita satélites artificiales capaces de orbitar alrededor de nuestro planeta. Pero otro sentido se guardaba detrás de esta incipiente «Conquista del espacio», probar nuevos sistemas de propulsión de cohetes bélicos, cuyos motores de retro-reacción posteriormente pudieran ser utilizados en aeronáutica y otros sistemas que requiriesen propulsión energética. Alemania, que por aquel entonces contaba con los mejores ingenieros, técnicos y especialistas de aeronáutica y mecánica; La Unión Soviética que se había consolidado como una potencia, queriendo a toda costa demostrar al mundo su iniciativa y poder; Y la omnipoderosa Norteamérica eran las pioneras en estudiar las posibilidades que ofrecía el espacio… Y dentro de sus posibilidades, cada uno de estos países, por separado iniciaron proyectos con sus vistas puestas al Universo Desconocido…todavía. Alemania, tras el fracaso de la Segunda Guerra Mundial, vio como sus mejores hombres de ciencia se vendían al mejor postor, que en este caso, fueron los Estados Unidos y la URSS. Los restos de series de estos cohetes y de los sistemas de propulsión que tan orgulloso había hecho al ejército nazi, así como los documentos de investigación cayeron en manos de los americanos y los especialistas alemanes a cargo de Wernher Von Braun se pasaron a ellos. Los especialistas que se quedaron en el bloque comunista tuvieron una participación muy limitada en los proyectos espaciales. En 1952, Rusia, devolvió casi a todos estos técnicos, que no habían construido, ni supervisado ningún proyecto para los rusos. Al parecer el sumo secreto rodeaba cada proyecto soviético. Un secreto que dejaría de serlo para convertirse en la sorpresa que conmocionaría al mundo…El 4 de Octubre de 1957 se disparo a la órbita terrestre, a unos 950 Km. de altura, el Sputnik, una cápsula espacial de 58 cm de diámetro. Era el primer satélite espacial artificial de la Tierra, daba una vuelta al globo terráqueo cada 96 minutos. La extinta Unión Soviética había ganado esta carrera a los Estados Unidos de América. Muy lejos de la actualidad, dónde el poder del dólar «encajona» momentáneamente al herido gigante ruso.