Descubren que un «hombre lobo» atendía el almacén de un pueblo de Misiones

Durante años fue un secreto que mantuvieron los pobladores de la pequeña localidad de Santa Inés, ubicada al noroeste de la provincia de Misiones. Pero el secreto se rompió y ahora todos saben la verdad: un hombre lobo vivió en ese lugar durante muchos años con el permiso de todos los pobladores.

Se dice que este hombre, Santos Luna, a quien todo el pueblo conocía como Don Pancho, manejaba un almacén de ramos generales y que el secreto se mantenía por un pacto implícito que consistía en algo muy simple: el lobizón debía alejarse lo más posible de la zona durante las noches en que se transformaba para que los vecinos no sufrieran situaciones violentas. A cambio, el pueblo le aseguraba no contar su secreto.

Al menos así contó la historia Ramón Martínez, oriundo del pueblo de Misiones pero que desde los 13 años vive en la localidad de Rafael Castillo, en la provincia de Buenos Aires, donde se casó y tuvo tres hijos.

Según Martínez, “para todo el pueblo era normal que estuviera allí. Todos sabíamos que él era lobizón, y él sabía que nosotros conocíamos su problema. Era realmente un pacto, y estábamos todos acostumbrados“. Continuar leyendo «Descubren que un «hombre lobo» atendía el almacén de un pueblo de Misiones»

El monstruo alado de Van Meter

En 1903 cientos de ciudadanos de Van Meter dijeron haber visto a un monstruo gigante alado. Más de un siglo después, el misterio sigue sin resolverse.

La historia comienza durante una noche de otoño de 1903 cuando varios hombres respetados de Van Meter reportaron una criatura medio humana, medio animal con enormes alas de murciélago volando a baja altura por el pueblo. Este misterioso animal habría dejado el aire impregnado de un poderoso hedor y asustó a numerosos habitantes moviéndose a velocidades nunca antes vistas. De su cabeza con cuernos destellaba una luz cegadora.

Los lugareños solo atinaron a dispararle con sus armas, pero los disparos no parecían lastimar o herir a la criatura. La noche siguiente al primer avistamiento el médico del pueblo y la cajera del banco vieron por separado a la criatura. La joven incluso, consiguió obtener un molde de yeso de la huella del supuesto pterodáctilo de tres enormes garras.

Esa misma noche, otro vecino se despertó asustado escuchando un extraño sonido que provenía de afuera, y al asomarse por la ventana vio a la criatura posada en un poste de teléfono, de inmediato tomó su rifle y efectuó infructuosos disparos contra el objetivo. Los disparos desperataron a Sidney Gregg, que había estado durmiendo en su tienda cercana. Gregg dijo que el monstruo saltó como un canguro. Incluso el maestro de la preparatoria local vió el suceso y consideró que se trataba de una especie de monstruo antediluviano.

Los ciudadanos se reunieron en una multitud armada para dar cacería al ser demoníaco. LA última noche que apareció, lo hizo en la mina de carbón abandonada, cerca de una antigua fábrica de ladrillos. Los disparos no fueron suficientes para dar fin con el monstruo que en muy pocos minutos desapareció sin dejar rastros, dejando en el aire su olor catacterístico. Desde aquella noche, la criatura voladora no volvió a aparecer.

El diario «Des Moines Daily News» publicó la historia el 3 de octubre de 1903. Desde ese entonces, la historia se ha transmitido como si se tratara de una leyenda urbana entre la gente, aunque la historia pareciera ser verdadera, nunca más se investigó sobre éste asunto y hasta nuestros días nada se sabe del misterioso monstruo alado de Van Meter.

Hallan un misterioso monstruo marino en Nueva Zelanda

El video publicado el 28 de abril en internet por Elizabeth Ann y grabado en Pukehina Beach muestra un cuerpo de unos nueve metros de largo que tiene una boca repleta de enormes dientes, pero no está completo. Según el testimonio de la mujer que colgó el video, apareció en la costa después de una gran tormenta. «Ha sido atacado por otra criatura en el agua. Los lugareños no saben de qué se trata y ha suscitado enormes discusiones», escribió Ann.

Mientras que se habla de ballenas asesinas -frecuentes en la región de las islas Fiji y la bahía Plenty-, expertos analizan los restos para hallar una respuesta.