Su entrada en un estado que no era exactamente la muerte, el 12 de enero de 1967 es, quizás, la fuente de la leyenda sobre la actualidad de Walt Disney. Tiene sentido: fue hace 50 años que James Bedford se transformó en la primera persona en ser criopreservada, es decir, congelada en un criostato usando un proceso que, en teoría, preserva sus órganos y tejidos, con la idea de que en un futuro se lo descongelara para curarlo del cáncer terminal de páncreas que había hecho metástasis en sus pulmones hace medio siglo. Pero ese momento no ha llegado todavía. Sigue congelado después de 5 décadas.
El proceso al que fue sometido es similar al que se aplica hoy para congelar óvulos y esperma, que pueden descongelarse para usarse varios años después de haber sido recolectados. Y es una técnica que se inspira en ranas y algunos tipos de virus capaces de sobrevivir a un congelamiento, un proceso que normalmente es destructivo porque el hielo que se forma en el interior del cuerpo destruye las paredes celulares.
En el caso de Bedford, entregó su cuerpo a la Life Extension Society (hoy Alcor Life Extension Foundation), que inyectó su cuerpo con dimetilsulfóxido, un compuesto que ya no se usa solo y que, dicen los expertos, probablemente dañó su cerebro más allá de toda posibilidad de reparación; desde la década del 1980 se usan otras técnicas, como la vitrificación, usada para preservar óvulos y embriones en los tratamientos de fertilidad.
Hoy el dimetilsulfóxido se combina con sacarosa y etilenglicol para reemplazar la sangre de la persona que será criopreservada.
En Argentina, el experto local es el Dr Rodolfo Goya, investigador del Conicet y firme creyente en la criogenización: tiene todo listo para ser criopreservado en EE.UU. cuando muera.
«El hombre viene deseando la inmortalidad desde que el mundo es mundo. Los religiosos la visualizan como la resurrección en el otro mundo. Y los crionicistas creemos en la especie humana, en nosotros mismos, en definitiva. Que la especie humana, mediante la ciencia y la tecnología, va a lograr vencer la muerte», explica Goya.
En este magnífico blog, he leído un artículo sobre criogenización, generalmente sobrantes de fertilizaciones «in vitro» a las que deberían agregarse las criogenizaciones de células madre y cordones, que forman «bancos» cada vez más concurridos.
Voy a agregar un tema que se pasó por alto, debido a que estas cosas involucran a personas harto conocidas y queridas por mucha gente y su desarrollo aún hoy es secreto.
En los años 70′, el Dr. B. Coquet, ex médico de la Marina, muy amigo de mi padre (y cosa muy rara, del ex -presidente J. D. Perón) le refirió que conocidos médicos de su círculo, estaban realizando extraordinarias investigaciones para un organismo extranjero.
Muchas personalidades con grandes problemas en salud, todos los años se estaban asistiendo por «criogenización amable».
Este proceso consistía, que en personas con afecciones genéticas o adquiridas, por el lapso de un mes, más o menos, les hacían que sus cuerpos descendieran sus temperaturas de a poco hasta los cuatro grados centígrados, previa un tipo de anestesia, y de la administración de un anticoagulante que enviaban los rusos, extraídos de ciertos peces previniendo así ciertos trombos generalizados.
Se los mantenía entre 3 a 5 ° C de temperatura, por alrededor de 28 días, monitoreando su balance fisiológico y proveyéndoles las sales y minerales de norma, según los «vademecums» usuales en el mundo. (Estaban además canalizados).
Cuando volvían a la vida normal sus parámetros eran los esperados para personas sanas Su aspecto cambiaba enormemente, parecían hasta veinte años más jóvenes y estaban… sanos.
Dos personajes que todos los años se hacían este tratamiento, hasta que murieron- No en este proceso, como dicen «malas lenguas»-, era uno Aníbal Troilo (uno de los autores y ejecutantes de tango más recordados) y el otro un popularísimo «yockey», del que una bebida espirituosa toma su nombre y que en su juventud, fuera amigo de Carlos Gardel.
En mi biblioteca atesoro dos libros sobre estas experiencias criogénicas que el doctor Coquet regalara a mi padre. Era un deber para mí hacer esta acotación. :)
En otro artículo acercaré mis trabajos sobre las células madre que se relacionan ampliamente en este tema y que presentara en el Plan Estratégico, para su desarrollo
Es bien sabido que las religiones de todos los credos y culturas, han tenido como principal objetivo la difícil tarea de explicar la «Muerte». La amplia gama de respuestas existentes, crea un espacio de dudas entre las personas que prefieren ver el mundo y sus misterios de forma racional. El cielo, la reencarnación o la trascendencia espiritual dejan de ser, para los hombres de ciencia, una respuesta posible para ésta circunstancia conocida y comienzan a ganar espacio otras alternativas. Este es el caso de la Criogenización.
Que es la Criogenización
Es un sistema de conservación de las estructuras biológicas mediante el frío. Las sustancias crioprotectoras se usan para conservar y transportar órganos para trasplantes. Muchas técnicas se basan en el congelamiento, como la criopreservación de embriones. Existen en la actualidad un gran número de niños nacidos de embriones criopreservados durante años. Se criopreservan células madre, embriones, óvulos. Para cada uno de ellos se aplican técnicas distintas. El procedimiento de Criogenización para conservación de cuerpos humanos consiste en un proceso de enfriamiento a 196 grados bajo cero.
Historia de la Criogenización
La idea de la criogenización surge en los años sesenta promulgada por la doctora Constance M. Ettinger, profesora de Física en el Highland Park College de Detroit (EE.UU.), quien gracias a innovadores estudios formuló una hipótesis un tanto controvertida. “La muerte, es una enfermedad hasta el momento, incurable”. Abriendo así el debate de la “inmortalidad” en el ámbito científico. Pero Ettinger, no solo creía que en el futuro iba a ser posible curar la muerte, sino que propuso un método específico que permitiera esperar cómodamente la llegada del anhelado remedio para éste mal. La Criogenización.
Explicando a tal efecto que «un cuerpo podría permanecer sumergido a la temperatura de ebullición del nitrógeno líquido a la espera de que la ciencia contara con los avances necesarios para evita la muerte». Esta idea despertó, naturalmente, la esperanza de miles de ciudadanos de todo el mundo, especialmente entre aquellos, quienes por razones de una enfermedad terminal incurable, veían amenazadas sus vidas.
Tal es así, que a partir de ese momento comenzaron a crearse organizaciones y sociedades a lo largo y ancho del planeta con el objetivo de que los respectivos gobiernos autorizaran ésta práctica innovadora, cuyos resultados y efectividad carecían de pruebas prácticas, dada la complejidad del asunto. En España, durante el año 1998, se constituyó la Sociedad Española de Criogenización (SEC).
Las dificultades legales
El fundador de SEC, el ingeniero Andrés Albarrán, y cientos de miembros de la asociación, creen que la criogenización es no solo la mejor, sino la única alternativa para burlar a la muerte. Sin embargo, la legislación española como la de la mayoría de los países del mundo se manifiestan en contra de ésta práctica. En Estados Unidos, pionero de éste fenómeno de conservación, existen tres sociedades criogénicas en las que es posible congelar y custodiar un cuerpo hasta el momento en el que se decida devolverlo a la vida. La más importante de ellas fue creada en el año 1972, se trata de la Fundación Alcor para la Extensión de la Vida. Se encuentra localizada en Arizona y se estima que posee unos cien cuerpos criopreservados y unos doscientos en lista de espera. Los datos no son precisos debido a la política de confidencialidad que mantiene la empresa con sus pacientes. Otras empresas similares son Cryonics, con sede en Michigan, y Transtime, en California.
Existen dos formas de criopreservar un cuerpo. Una de ellas consiste en congelar un cuerpo que ya esté muerto con la ilusión de que algún día esa circunstancia sea reversible, pero lo ideal es que la criogenización se efectúe antes de que ese hecho se produzca. Sin embargo, no es tan sencillo como parece, ya que las leyes de Estados Unidos, prohíben congelar un cuerpo vivo. La solución: Que un centro médico declare a la persona “clínicamente muerta”. Una vez realizado éste trámite, se traslada rápidamente el cuerpo al centro de criogenización antes de que se produzca la muerte biológica. Una vez allí, se reaniman las funciones de circulación y respiración para que los daños en el cerebro y en el organismo sean mínimos.