La enorme piedra tallada por los mayas alrededor del año 669 de nuestra era en el sureste de México, que tiene en vilo a media humanidad por una supuesta profecía del «fin del mundo» en diciembre próximo, relata en realidad la vida y las batallas de un gobernante.
«Los mayas tenían un concepto cíclico del tiempo, no se ocupaban del fin del mundo. Esa estela narra la vida y las batallas de un gobernante», dice a la AFP el arqueólogo mexicano José Romero sobre el significado de esta piedra, que inspiró la catastrofista cinta ‘2012’, de Roland Emmerich, y la novela ‘El testamento maya’, de Steve Alten.
Fragmentada en seis trozos, repartidos entre México y Estados Unidos, la estela (piedra tallada) es conocida como el Monumento 6 de El Tortuguero, en el sitio arqueológico de Macuspana, Tabasco (sureste), del que se tuvieron los primeros registros históricos en 1915.
«No hay un registro sobre el hallazgo del Monumento 6», explica Romero, experto en El Tortuguero y una de las voces autorizadas para hablar de la historia de esta y otras piezas que se exhiben en el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, de Villahermosa, capital de Tabasco.
Esta piedra, que tenía una forma de ‘T’ pero que fue fragmentada y ahora está incompleta, fue rescatada en 1958 junto con otras piezas arqueológicas de El Tortuguero, localizado en una cantera y cuyas históricas piedras fueron utilizadas por décadas en la construcción de casas y carreteras. Continuar leyendo «La Piedra del fin del mundo de los Mayas»
El reciente descubrimiento de un templo Maya de más de 1.600 años de antiguedad ha despertado un gran interés arqueológico. Se trata del Templo del Sol Nocturno, un templño visible desde varios kilómetros y adornado con máscaras Mayas gigantes del dios del sol.
Perdido durante mucho tiempo en las profundidades de la selva de Guatemala, el templo está finalmente mostrando sus misterios a los arqueólogos, y revela nuevas pistas sobre la cultura Maya.
A diferencia de los relativamente centralizados imperios azteca e inca, la civilización maya, que abarcó gran parte de lo que hoy es Guatemala, Belice y México, fue una agrupación informal de las ciudades-estado.
En 2010, los arqueólogos que trabajan en una colina cerca del centro de la ciudad antigua descubrieron La Pirámide del Diablo, de 45 metros de altura. Dentro de ésta edificación, se encontraron con un palacio real y una tumba, que se cree fue utilizado para contener la tumba del primer gobernante de la ciudad, que vivió alrededor del año 350 a 400 dC.
Por la misma época, el equipo de arqueólogos vislumbraron los primeros indicios del Templo del Sol Nocturno, detrás de la tumba real de la Pirámide y recientemente, las excavaciones pusieron al descubierto las obras de arte sin precedentes que contiene éste enigmático lugar.
Hasta el día de hoy se conocen únicamente tres códices Mayas, el de Dresden, París y de Madrid. (El llamado Códice de Grolier es, como sabemos hoy, una falsificación.) Todos los códices Mayas conocidos están elaborados en papel amate. Los Mayas y otras culturas mesoamericanas obtenían este papel de la corteza de la higuera silvestre (ficus cotinifolia). La corteza se ponía a hervir hasta quedar blanda, después se ponía en tiras sobre una tabla de madera una junto a la otra y serian extendidas y machacadas con una piedra lisa. De este proceso resultaba una especie de papel ya que las fibras se juntaban como en un material de fieltro. Finalmente la pieza se dejaba simplemente secar al sol. Para poder dibujar sobre ella, se le añadía una capa de una cal especial. Así el producto terminado permitiría en extremo dibujar pequeños detalles. Una vez terminada la producción del papel, se le doblaba en forma de acordeón y para obtener un códice largo se unía una tira a la otra con un pegamento especial, hecho de orquídeas y otras plantas. El códice Maya más largo es el Códice de Madrid con 115 laminas, midiendo 6.80 metros. El Códice de Dresden se forma de 39 láminas, las cuales miden 9 x 22 cm cada una, dibujadas por ambos lados, exceptuando 4 láminas que quedaron en blanco, así que son 74 laminas dibujadas en total. El códice mide 3.56 metros de largo, por lo que se le ubica el segundo Códice Maya más grande. Ninguno de éstos Códices fue hallado en una excavación arqueológica, sino que fueron rescatados en el pasado y enviados a Europa. Los descubiertos en América en las distintas regiones que habitaba ésta civilización, fueron encontrados en muy malas condiciones. Algunos casi completamente desintegrados con excepción de Código Grolier, de relativa autenticidad.
El Códice Maya de Dresden
El Códice de Dresden es una de las fuentes más valiosas para el entendimiento de la cultura Maya. Este manuscrito fue una de las claves más importantes para el desciframiento de la escritura jeroglífica de los Mayas. Además las más hermosas y famosas figuras de los dioses Mayas también provienen de este códice. El Códice de Dresden debe su nombre al lugar donde actualmente se encuentra – en la Biblioteca Real de Sajonia en la ciudad de Dresden, Alemania.
Con cierta seguridad podemos hoy reconstruir la historia de este manuscrito. Muy probablemente, en 1519 el famoso conquistador Hernán Cortés lo envió personalmente a Madrid a la corte del entonces Rey Carlos V, en conjunto con otras llamadas “curiosidades”, además de los tesoros comunes. Desde Madrid el códice llegó a Viena, donde el Rey tenía una de sus residencias. El códice permaneció ahí sin ninguna consideración hasta que en el año 1739 fue descubierto en una colección privada por Johann Christian Goetze, quien en aquel tiempo dirigía la Biblioteca Real de Sajonia en Dresden. El códice aparentemente le fue regalado por el desconocido dueño, ya que para él era algo inentendible y por ende algo sin valor alguno. Goetze, sin embargo, donaría el códice a principios del año 1740 a su Biblioteca.
El contenido del Códice de Dresden
La mayoría de los códices mayas trataban asuntos religiosos, pero también contenían algunas páginas que describían hechos históricos y astronómicos. El Códice de Dresden se puede dividir en varios capítulos. Contiene un almanaque ceremonial para los diferentes dioses, las famosas tablas de eclipses de sol y luna, y tablas para calcular los movimientos de los planetas Venus y Marte. Además se describen las ceremonias para el inicio del año, un diluvio y una profecía de un “Katun” (un periodo de 20 años en el calendario Maya). Continuar leyendo «América Precolombina : Tres Códices Antiguos Mayas»