Un niño croata llamado Iván, de tan solo seis (6) años de edad, tiene la sorprendente habilidad de mantener adherido a su cuerpo 25 kilogramos de metal. Como si se tratara de un verdadero niño-imán, el pequeño logra mantener pegados a su cuerpo numrosos objetos de metal, como cubiertos, planchas, sartenes e incluso pesas.
Los medios de comunicación, no tardaron en apodarlo: «El niño imán» por su evidente y extraña habilidad. Además de ésta extraña proeza, el niño es absolutamente normal, juega a la pelota y toca el acordeón.
Sus padres aseguran que Iván tiene otras capacidades sorprendentes, como una fuerza sobrenatural y la capacidad de aliviar dolores con solo acercar su mano.
La extraña sensación de haber experimentado una misma situación en otro momento, se denomina en francés: déjà vu, que significa «ya visto».
En numerosas ocasiones al pasear por la calle, al compartir una tarde con amigos o estando en el trabajo, algunas personas tienen la desconcertante impresión de haber experimentado la misma situación en algún otro momento de su vida.
Este evento, muy común en los momentos de muchas personas, se denomina déjà vu, que como ya dijimos significa «Ya Visto»; Un término acuñado por el científico francés Emile Boirac a finales del año 800. Algunos estudiosos consideran que debería llamarse «déjà vecu», es decir «ya vivido».
En apariencia se debe a un error producido por el propio cerebro humano aunque sus razones son muy difíciles de explicar.
El déjà vu es una sensación que casi todo el mundo ha sentido al menos alguna vez. En todas sus manifestaciones se caracteriza por unos rasgos en común.
Es algo «Instantáneo» y nos remite a una «Situación Idéntica» cuya posición temporal nos es imposible determinar. Y nos provoca una «Sensación Inquietante»
El 80% de las personas ha tenido alguna vez la sensación de estar viviendo una experiencia vivida anteriormente. En la mayor parte de las ocasiones se trata de una experiencia que dura tan sólo unos segundos, pero que el individuo que la vive puede sentir como más larga debido a la sensación de intranquilidad que le invade. Este nerviosismo suele desaparecer en el momento en que finaliza el fenómeno, como mucho unos minutos después.
Los hechos son reconocidos inmediatamente. Sin embargo, le resulta imposible ubicar en el pasado una situación igual, y cuanto más se esfuerza en reconocerlo, más se desvanece. Además, no se trata de recordar una cara, un sitio o un olor, sino una experiencia entera.
A pesar de que es algo conocido o familiar, no resulta tranquilizante, sino todo lo contrario. Hay que tener en cuenta que se rompe el orden cronológico que estamos acostumbrados a seguir. De repente el presente se transforma en pasado… O mucho más loco aún, en un futuro no vivido pero de alguna manera recordado?
En muchas ocasiones el hecho de reconocer los acontecimientos presentes como ya vividos, hace que se considere capaz de saber qué va a ocurrir después. Pero no es así, porque se trata de un hecho aislado que sólo dura unos segundos.
La ciencia y los Deja Vu.
Muchos expertos han dedicado muchos años de su vida intentando descubrir la razón por la cual se producen éste tipo de sensaciones o fenómenos. De hecho, San Agustín habría investigado el tema, incluso antes de que se le conociera con dicho nombre allá por el año 400.
Tras muchos años intentando buscar una razón que explique el déjà vu, los expertos que estudian el funcionamiento de la mente no han llegado a una conclusión definitiva y unánime. Continuar leyendo «Que es el Déjà vu?»
Resolvió la conjetura de Poincaré intentando explicar como Jesús caminó sobre el agua.
El matemático ruso Grigori Perelman, explicó en una reciente entrevista publicada por el diario Komsomolskaia Pravda, que cuando resolvió la famosa conjetura de Poincaré, lo hizo intentando comprender cómo Jesús caminaba sobre las aguas.
El famoso matemático, quien afirma estar en «desacuerdo» con la comunidad matemática, habría resuelto uno de los problemas más enigmáticos de la historia de las matemáticas, postulado por el francés Henri Poincaré en el año 1904, y habría renunciado al premio de un millón de dólares que otorga la Clay Mathematics Institute (CMI) por la solución del problema.
«Yo se como gobernar el mundo… Porqué tendría que correr detrás de un millón» – Fueron sus palabras a la hora de rechazar la cuantiosa suma de dinero.
El matemático, de 44 años, que vive con su madre en un barrio periférico de San Petersburgo, trataba de averiguar la velocidad a la cual Jesús debía desplazarce por el agua para evitar hundirse, y sin querer descubrió la solución a uno de los problemas que la matemática no había podido solucionar hasta el momento.