Generalmente miramos a los cielos y nos parece un espectáculo, generalmente inamovible. Por supuesto, a veces rasgados por estrellas fugases, naves aliens o algún eclipse.
Increíble, los astrónomos aficionados han descubierto anomalías en Júpiter, que han sorprendido.
La primera: Ha desaparecido la banda subecuatorial sud, como vemos en la foto superior varias veces más ancha que la tierra y decenas de veces más larga.
Ya hay una posible explicación, enfriamiento del Planeta, cambio en la circulación de los vientos y formación en el borde de la atmósfera de nubes de cristales de amoníaco.
(En la Tierra se forman altas nubes de cristales de agua).
Estas nubes cristalinas estarían ocultando a esta banda característica.
La otra anomalía son las bolas de fuego que surcan su atmósfera. El gran poder gravitatorio del mayor planeta de nuestro sistema provoca la caída abundante de asteroides no muy grandes.
La mayoría de los fulgores observados pueden ser asteroide de entre 10 a 100 metros de diámetro que generan explosiones similares a las de Tunguska, que algunos atribuyen o a una gran nave nodriza alien o a un meteorito.
Debido al equilibrio inestable de tantas masas, no es de extrañar que con tiempo, sus anillos, asteroides erráticos y sus satélites más cercanos terminen despedazándose y paulatinamente, cayendo sobre el gigante.