Una niña con visión de rayos X

Una niña rusa que en la actualidad tiene 29 años, causó un gran impacto en su país natal después de que afirmara tener una aterradora habilidad: tenía una visión similar a la de los rayos X. A los diez años Demkina comenzó a manifestar algunos problemas en su visión, pero no eran inconvenientes comunes y corrientes. A simple vista era capaz de distinguir partes internas y elementos extraños en el cuerpo humano. “Yo estaba en casa con mi madre y de repente tuve una visión. Pude ver el interior de su cuerpo y empecé a hablarle de los órganos que podía ver. Ahora, tengo que pasar de mi visión regular a lo que yo llamo la visión médica. Por una fracción de segundo, veo una imagen de colores dentro de la persona y luego me pongo a analizarlo”, relató la joven en una entrevista concedida al diario inglés The Guardian.

Después que describiera los órganos internos de su madre obtenidos por su extraña visión, la habilidad de Demkina comenzó a comentarse por toda la población local, lo que le sirvió como sustento económico para atender algunas consultas médicas. Su historia fue recogida por un periódico local en la primavera del 2003 y una cadena de televisión en noviembre del mismo año. Poco después, el periódico sensacionalista inglés “The Sun” la invitó a dar unas charlas con demostración en Londres. En mayo del 2004 Natalya Demkina (también conocida como Natasha Demkina) viajó a Nueva York invitada por el canal Discovery Channel, para la publicación del documental “The Girl with X-Ray Eyes” (“La chica con los ojos de rayos X”), donde tuvo que sortear varias pruebas para demostrar su supuesta habilidad. Demkina, en esa oportunidad, identificó con éxito todas las fracturas y patillas de metal de una mujer que había sufrido un accidente automovilístico.

A contar del año 2006 Demkina comenzó a trabajar para su propio centro de diagnósticos especiales (“Center of Special Diagnostics of the Natalya Demkina, TSSD”), cuyo objetivo es la investigación y tratamiento de enfermedades junto a los curanderos y expertos en medicina tradicional.

Myojin, la isla que nació y murió en 5 días

Entre el frío del otoño ya por finalizar y el fin de semana largo que se aproxima, se me antoja leer un buen thriller. Claro que a mi me gusta leer, y por ello, suelo navegar por la web en busca de libros gratis para descargar. Este fin de semana, descubrí un libro que relataba numerosas historias reales, alguna de ellas completamente increibles como por ejemplo ésta que aporovecho para contarles: se trata de una isla, si es que se puede llamar isla a una pequeña porción de tierra que emergió por escasos cinco días y se volvió a hundir en las profundidades para nunca más volver a saber de ella.

La naturaleza muchas veces tiene la capacidad de actuar de forma totalmente sorprendente. Y si no que se lo digan al barco de pescadores Shikine Maru. Esta embarcación fue testigo ocular el 18 de septiembre de 1952 de como, a 450 kilómetros al sur de Tokio, el mar lanzaba a la superficie una nueva isla: la isla Myojin.

Myojin corresponde al nombre de uno de los muchos volcanes submarinos que hay en esta zona del Pacífico. Por otro lado, el archipiélago de Izu, también en ese lado del Pacífico, está compuesto por varias islas de origen volcánico. Myojin se convirtió, por muy poco tiempo, en una de ellas.

Era una mañana normal en la que el pesquero Shikine Maru salía a faenar. Nada parecía prever que pronto serían testigos del nacimiento de una nueva isla. De repente, comenzaron a notar una pequeña explosión procedente del fondo marino, y al poco tiempo fue cuando divisaron una enorme columna de humo que dejaba cierto olor a azufre en el ambiente.

Poco a poco se dieron cuenta de que un volcán estaba escupiendo lenguas de lava a la superficie, y esta, al solidificarse estaba dando lugar a una nueva isla volcánica. Evidentemente fue mucho más intenso que esto, ya que de vez en cuando se escupían auténticas bolas de fuego que actuaban como proyectiles, por tanto la embarcación tenía que salir de allí como fuera si no quería terminar solidificada como la isla.

Hasta aquí todo normal, una isla que nace, una embarcación que se asusta y un nuevo comienzo para una nueva tierra. No obstante, esta isla tendría los días contados…

El 23 de septiembre, tan sólo 5 días después de su nacimiento, desapareció sin explicación alguna hundiéndose nuevamente en lo más profundo del océano. Esta vez, el daño humano fue grave, y es que la tripulación del Kaiyo Maru, una embarcación enviada por el Departamento Hidrográfico de la Agencia de Seguridad Marítima para estudiar el suceso, fue totalmente engullida por el mar junto a la isla.

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El preocupante retroceso de los glaciares patagónicos.

La temperatura media del planeta aumenta y los registros meteorológicos no paran de divulgar nuevas marcas. Si hay algo tangible de que lo que sucede es la retracción de los glaciares en el mundo. Los Andes no quedan fuera de ese fenómeno y las imágenes que lo demuestran son impactantes.

“Un valle de hielo se transformó en un lago. Son muy evidentes los efectos del cambio climático”. El testimonio es de Fabiano Ventura, un fotógrafo de montaña y medio ambiente italiano, que encabeza el proyecto internacional Tras las Huellas de los Glaciares, que describe el proceso que vivió el Upsala, en Santa Cruz.

Con la participación de fotógrafos especializados, científicos, alpinistas y un comité científico internacional (incluyendo investigadores de la Universidad de Roma La Sapienza y la Universidad de Milán La Statale), el proyecto combina comparaciones fotográficas e investigación científica con el objeto de analizar los efectos del cambio climático sobre los glaciares alpinos más grandes de la Tierra.

El Upsala, según fotografías aéreas de la NASA retrocedió desde 1968 10,4 km y su ancho se redujo casi a la mitad, de 4,1 a 2,6 km. Casi la mitad de su retroceso se observó en la última década. Y desde el 2009 a esta parte se perdieron unos 3 kilómetros de frente glaciar.

En la cordillera argentina el trabajo que rescató Ventura es el del cura salesiano Alberto María De Agostini quien entre 1910 y 1950 registró a estos gigantes de hielo en fotografías que se conservaban en el Museo de la Montaña de Turín y en el Museo Borgatello, en Punta Arenas, Chile.

“Viajamos a Chile porque los negativos de las fotografías estaban allí. Estuvimos una semana para estudiar la calidad de esta fotografía. La expedición se prolongó por dos meses y lo que más me sorprendió, además del retroceso glacial, fue que nos tocó muy buen tiempo con temperaturas no tan frías”, explicó a LA NACION.

El desafío de Ventura es tomar la fotografía en la misma época y desde el mismo ángulo que la del expedicionario que investiga. Las primeras tres expediciones del proyecto se realizaron en Karakorum en 2009, Mongolia; en el Cáucaso, al sudoeste europeo, en 2011 y en Alaska, en 2013.

El próximo desafío es el Himalaya, en 2018 y Los Alpes, para 2020, con los mismos objetivos y metodologías operativas de las primeras.

“Estuvimos tomando imágenes del cerro Fitz Roy, del Torre, del glaciar Upsala y del Ameghino. Tuvimos mucha ayuda de la gente de los parques nacionales en Chile y Argentina para poder realizar la expedición. La belleza y la grandiosidad impacta, pero también cómo han cambiado. Es hora de que todos tomemos conciencia”, sostuvo Ventura que llegó a la Patagonia en febrero para empezar con la aventura.

Luego de dos meses y de haber cubierto más de 2000 km en las regiones patagónicas de Chile y Argentina en busca de los lugares desde donde se realizaron originalmente las tomas de archivo, se unirá a un equipo de ingenieros y geólogos para la producción de modelos 3D del frente de los glaciares. Ello permitirá comprender mejor los efectos del cambio climático sobre el fenómeno del retroceso de los glaciares