Posiblemente sea la noticia biomédica de la semana. Gracias a un pequeño estudio realizado por diferentes instituciones científicas de California, y publicado en Aging Cell, tenemos los primeros indicios firmes de que el envejecimiento no solo puede ralentizarse, sino que incluso se podría revertir. Los resultados sorprendieron a los propios investigadores que, no obstante, advierten que es un estudio muy preliminar y con un reducido número de participantes.
Tendremos precaución al analizar sus resultados y para entender la importancia de este trabajo deberíamos empezar diferenciando edad cronológica (los años que tienes) con el denominado “reloj epigenético”. Este concepto, desarrollado por numerosos investigadores durante las últimas décadas, se basa en el epigenoma de un individuo, sumado a factores externos y de hábitos, representando un patrón de etiquetas y marcadores en el ADN. De esta manera una persona puede tener 60 años pero sus células, su reloj epigenético, pueden retrasarse o superar esa edad cronológica.
En los últimos años los científicos han ido mejorando la exactitud de los relojes epigenéticos seleccionando diversos conjuntos de sitios de metilación del ADN en todo el genoma, e incluso numerosos investigadores han desarrollado terapias y fármacos que están consiguiendo “desacelerar” ese reloj epigenético pero nunca habían logrado invertirlo… hasta ahora.
En el estudio publicado esta semana, un pequeño grupo de nueve voluntarios sanos tomaron un cóctel de tres medicamentos bastante comunes (una hormona del crecimiento y dos medicamentos para la diabetes), y según los resultados del estudio, en promedio, retrasaron unos 2.5 años de su edad biológica, medidos analizando las marcas en los genomas de una persona. El sistema inmunitario de los participantes también mostró signos de rejuvenecimiento.
Gracias a investigaciones muy recientes hemos logrado numerosos enfoques biomédicos para mejorar el envejecimiento en modelos animales, e incluso en algunos de estos estudios (Das et al., 2018 ; Ocampo et al., 2016 ; Zhang et al., 2017) parecen revertir los aspectos generales del envejecimiento en mamíferos adultos, en comparación con diferentes mediciones fisiológicas. Sin embargo, hasta ahora, no teníamos evidencias de que el envejecimiento sistémico pudiera revertirse en humanos. En propia Revista Nature, inmunólogos y expertos señalan que es un hallazgo con “enormes implicaciones no solo para las enfermedades infecciosas sino también para el cáncer y el envejecimiento en general».
Sin duda, es una investigación apasionante, pero antes de echar las campanas al vuelo y pensar en escenarios futuristas como “el curioso caso de Benjamin Button” con un Brad Pitt rejuveneciendo a cada minuto de la película, debemos señalar nuevamente que el estudio presenta indicios aún muy débiles. Los propios responsables del trabajo advierten del reducido número de participantes y que, para confirmar estos resultados, ya están planeando un estudio más amplio que incluirá personas de diferentes grupos de edad, sexos y etnias.