El hueso de Ishango

El Instituto Belga de Ciencias Naturales alberga entre sus fondos una pieza única para la historia de la Humanidad, un peroné de babuino con unas extrañas marcas conocido como el hueso de Ishango, la primera herramienta matemática de la que se tiene constancia. Datada hace unos 20.000 años, se cree que servía para contar, aunque también se le atribuyen otros usos. Esta es su increíble historia.

Año 1960. La ciudad de Leopoldville (hoy Kinshasa) está envuelta en una enorme agitación, a punto de nacer un Congo independiente tras 75 años de colonialismo. Ajeno a todo este revuelo, el geólogo belga Jean de Heinzelin de Braucourt explora en la zona noreste del país, más en concreto en un área conocida como Ishango, situada en una de las riberas del Lago Eduardo (frontera entre el Congo belga y Uganda), donde nace el río Nilo.

Distintos descubrimientos arqueológicos, como arpones de hueso y hachas de piedras, han permitido averiguar que allí nació y medró hace unos 20.000 años, en pleno Paleolítico, una comunidad humana de cazadores y, sobre todo, pescadores, algunos de cuyos conocimientos pueden estar en el origen remoto de la civilización egipcia y del pensamiento y la filosofía occidentales.

Ni siquiera De Heinzelin podía imaginar la importancia de lo que encontró en aquel año de 1960. Se trataba de un largo hueso marrón, en concreto un peroné de babuino, con un trozo de cuarzo incrustado en uno de sus extremos. En un principio fue datado en un rango que iba del 6.500 al 9.000 a.C., pero luego se pudo saber que, en realidad, tenía más de 20.000 años de antigüedad. Pero, ¿por qué esta pieza era tan interesante?

El hueso de Ishango, como comenzó a llamársele, presentaba tres columnas de muescas talladas que abarcaban toda su longitud. Desde el primer momento se descartó su carácter decorativo al ser completamente asimétricas y todos los indicios apuntaban a que era una herramienta de conteo, como un ábaco primitivo, y que el cuarzo del extremo se usaba para grabar o escribir, hacer anotaciones. Continuar leyendo «El hueso de Ishango»

Un sorprendente hallazgo bajo la tierra

En julio de 1926, la tranquila vida de la aldea española de Santa Eulalia de Bóveda, a unos 15 kilómetros de Lugo, se vio alterada por un sorprendente descubrimiento: el hallazgo de un antiquísimo santuario bajo los cimientos de la iglesia.

Poco podían imaginar los vecinos de Santa Eulalia que aquel hallazgo atraería la atención de estudiosos nacionales e internacionales y que el enclave seguiría rodeado de interrogantes más de ochenta años después.

Hoy en día la visita al santuario subterráneo de Santa Eulalia de Bóveda deja al visitante con una curiosa sensación de sorpresa. Y con razón. No en vano, el recinto ha sido calificado por algunos estudiosos como «una de las construcciones más singulares de la arquitectura española».

Lo primero que recibe al visitante es un pequeño atrio con dos columnas de piedra flanqueadas por sendos muros. En estas paredes se observan varios relieves con figuras humanas. Uno de ellos parece representar a cinco mujeres danzando. Algo más abajo aparece una figura similar, enmarcada por una especie de guirnalda y tocada con un extraño gorro.

Justo antes de traspasar la puerta, a mano derecha, otros dos relieves parecen representar a dos lisiados que muestran sus deformidades en piernas y brazos.

Al pasar el umbral aparece una estancia rectangular con una «piscina» en el centro, rodeada por tres columnas y, al fondo, una puerta que conduce a un pequeño nicho. Continuar leyendo «Un sorprendente hallazgo bajo la tierra»

Posibles Pirámides descubiertas con la ayuda de Google Earth

La arqueóloga Ángela Micol, cree que puede haber tropezado con dos estructuras piramidales no identificadas previamente mediante el uso de Google Earth. Situados en Egipto, los sitios contienen distintas características y orientaciones que sin duda sugieren la posible presencia de las pirámides – una perspectiva que tiene los arqueólogos locales deseosos de echar un vistazo.

Uno de los sitios contiene una especie de caja de cuatro caras, truncada, con forma piramidal de aproximadamente 140 metros de ancho. Este sitio contiene tres montículos más pequeños en una formación muy clara, similar a la alineación diagonal de las pirámides de la meseta de Giza.

El segundo sitio contiene cuatro montículos en una meseta de forma triangular. Los dos montículos más grandes en este sitio son de aproximadamente 250 pies de ancho, con dos pequeños montículos de aproximadamente 100 pies de ancho.

Según egiptólogo y experto en pirámides, Nabil Selim, estas estructuras no han sido identificadas – y señala que uno de los sitios propuestos es similar en tamaño a la dinastía 13 pirámides de Egipto. Se anticipa que los arqueólogos estarian visitando el lugar para llevar a cabo lo que se llama «verificación sobre el terreno.»

Micol, que se encuentra en Maiden, Carolina del Norte, ha estado llevando a cabo la investigación arqueológica mediante satelites por más de una década – y que ha hecho de Google Earth su herramienta principal. El programa ha aportadop a su investigacion una serie de posibles sitios arqueológicos, incluyendo una posible ciudad bajo el agua fuera de la Península de Yucatán.