Nuevas Teorías : Los Dinosaurios Vivian en el Agua!

Segun un grupo de científicos y su equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, afirma que los dinosaurios eran demasiado grandes como para vivir en la tierra.

El profesor Brian J. Ford, dijo que las criaturas prehistóricas «no eran» como los paleontólogos las han descripto desde hace décadas. El cree que sus colas eran demasiado grandes e incómodas para poder cazar o meverse con agilidad en la tierra, incluso sostiene que no podrían haber consumido suficiente alimento para sostener sus necesidades energéticas.

En cambio, si los dinosaurios vivieron en el agua, como afirma su hipótesis, el medio ambiente hubiera aportado mayor comodidad a las características ampliamente conocidas de éstos milenarios pobladores de la tierra.

Un paisaje de aguas poco profundas, habría sido el escenario más perfecto para ésta teoría.

Dijo en un programa de Radio! – «Imagínese que el paisaje era el agua – de repente todo tiene sentido!. Esa enorme cola es boyante, flotando en el agua. Se convierte en una ayuda de natación.» «De repente, su ambiente es favorable para él.»

Y agregó: «las teorías anteriores han sugerido que podría haber nadado, o vivían en los pantanos.» – «Mi opinión es diferente. Yo sostengo que debe haber evolucionado en aguas poco profundas.

Pero la teoría de profesor Ford aún no ha ganado credibilidad con sus colegas científicos. Un experto del Museo de Historia Natural afirma que una teoría similar había sido discutida y menospreciada hace unos 100 años. Paul Barrett, dijo: «Las cosas han cambiado bastante. No creo que estemos en condiciones de re-escribir los libros de texto por el momento.»

Nueva especie de dinosaurio descubierta en el sótano de un Museo

Después de casi un siglo, una nueva especie de dinosaurio con cuernos, conocido como Spinops sternbergorum, se ha descubierto en las bóvedas del Museo de Historia Natural.


Ilustración del nuevo dinosaurio cornudo Spinops identificados a partir de fósiles de los huesos del cráneo por alto en las colecciones del Museo de Historia Natural desde hace más de 90 años

Los restos de numerosos herbívoros, de una misma familia de dinosaurios conocidos como Triceratops, fueron encontrados en una cantera junto a un grupo grande de fósiles en un «lecho de huesos llamados» en Alberta, Canadá en 1916.

Sin embargo, los huesos fueron descritos como «basura» por el Guardián del Museo de Geología en aquel tiempo, y fueron almacenados en el subsuelo del museo durante casi 100 años. recientemente los expertos se dieron cuenta que pertenecía a una especie desconocida..

El Dr. Andrew Farke, quien dirigió el equipo de investigación, dijo: «Supe de inmediato que estos fósiles tenían características inusuales, y fue muy emocionante para aprender acerca de su complicada historia. «Aquí no tenemos uno, sino varios individuos de la misma especie, por lo que estamos seguros de que no se trata de un raro ejemplar de una especie conocida, sino que de otro no descripto anteriormente.»

Metabolismo animal

Sangre caliente es una expresión coloquial usada para describir a un animal que mantiene su temperatura corporal a un nivel aproximadamente constante, independientemente de la temperatura del ambiente; es decir, un animal que mantiene homeostasis térmica.

Esto puede implicar no sólo la capacidad de generar calor, sino también la capacidad de enfriarse. Los animales de sangre caliente controlan su temperatura corporal regulando su tasa metabólica, por ejemplo incrementando la tasa metabólica a medida que la temperatura del entorno empieza a disminuir.

Además, controlan la pérdida de calor, por evaporación del sudor, por mayor o menor esponjosidad de la pelambre, etc.

Algunos científicos pensaron que los dinosaurios podían tener mayor temperatura, ya que por su enorme masa corporal, la proporción entre superficie y volumen estaba a favor de conservar mucho del calor metabólico, sin llegar a ser animales de “sangre caliente”.

Esta controversia empieza a solucionarse por un método sumamente ingenioso encontrado por investigadores, a favor al menos, que ciertos grandes dinosaurios herbívoros tenían temperaturas altas.

Usando un modelo biomecánico que predice el coste energético de caminar y correr en función del tamaño de los huesos de las patas de un animal, los investigadores de la Universidad de Washington han demostrado que los mayores dinosaurios no habrían conseguido tener esos huesos sin un metabolismo de sangre caliente.

Un paso más adelante lo dio el equipo formado por el biólogo evolutivo Robert Eagle y otros del Instituto de Tecnología de California en colaboración con científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania analizaron los minerales presentes en los restos de varios ejemplares de saurópodos para determinar a qué temperaturas se formaban esos isotopos y por ende el medio corporal en el que surgieron.
Los científicos hallaron que la temperatura de estos cuellos largos osciló entre los 36 y 38° C, similar a la de los mamíferos y pájaros actuales y sensiblemente mayor a la de los reptiles .

Los investigadores analizaron 13 piezas dentales pertenecientes a ejemplares de saurópodos de las especies Brachiosaurus brancai y Camarasaurus desenterrados en yacimientos de Tanzania y en Wyoming y Oklahoma en Estados Unidos que vivieron a finales del Jurásico (hace aproximadamente 150 millones de años) .
La técnica mide las concentraciones de dos isotopos (carbono-13 y oxígeno-18) en el mineral bioapatita. La frecuencia con la que estos isotopos se agrupan depende de la temperatura. A menor temperatura, más tienden a unirse estos dos isotopos. De esta forma, observar la reacción de estos isotopos es una vía directa para determinar la temperatura del entorno en el que se formó el mineral (en este caso, el interior del dinosaurio).

Ya se empieza a ver más claro y para terminar con las dudas, se realizarán estas mediciones en pequeños dinosaurios de esta época y así se tendrá más porcentaje de posibilidades que ya todos estos animales poseían las características de temperatura similares a nosotros.