Los antiguos egipcios usaban para llamar al gato la onomatopeya «miou», cuya transcripción es miw en masculino y miwt para el femenino (el español usa también este tipo de onomatopeya, que se encuentra en el verbo maullar).
Se cree que la domesticación del gato tuvo lugar en Egipto durante el 3º milenio a.C. Se convirtió en un animal de compañía apreciado por su dulzura, su gracia y su indolencia, pero el gato es sobre todo un animal protector. Al cazar pequeños roedores, protege los silos donde los egipcios guardaban su cosecha (sobre todo el trigo), recurso vital para este pueblo de agricultores. Al cazar ratas, el gato elimina un vector de enfermedades graves (como la peste). Además, al cazar serpientes, hace más seguros los alrededores de los hogares próximos a donde establece su territorio. Continuar leyendo «Los Gatos del Antiguo Egipto»
Los mitos y las religiones de todas las civilizaciones se preguntaron sobre el origen del hombre y del mundo. Según la mitología griega, en un comienzo existía la Abertura, un vacío negro en el que nada se podía distinguir y que se llamaba Caos.
Luego apareció la Tierra, a la que los griegos llamaban Gea. La Tierra no era un espacio oscuro como el Caos sino que tenía una forma. La Tierra era aquello sobre lo que los dioses, los hombres y las bestias podían marchar con seguridad. Nacido del Caos, el mundo tiene ahora un piso. Después de Caos y Gea aparece Eros, el amor primordial. Y Tierra da a luz a dos seres muy importantes: Urano, el Cielo y sus estrellas y Ponto, el agua.
El mundo se construye entonces a partir de tres entes: Caos, Gea y Eros, y dos entidades paridas por Tierra, que las saca de sus profundidades, de su interior y las expulsa al exterior: Urano (el cielo) y Ponto (el agua). Más tarde, Urano y Tierra conciben a varios hijos, los Titanes, que no pueden salir de las profundidades de la Tierra porque el Cielo que está sobre ella la cubre completamente.
Una vez, Cronos, uno de los Titanes que está dentro de ella y no puede ver la luz, castra a Urano. En el momento de la castración, Urano grita, se aparta de Gea y se lanza a lo más alto del mundo, desde donde jamás regresará. Como Urano tiene el mismo tamaño de Gea, de cualquier lugar del mundo desde donde se alce la vista, se encontrará un pedazo equivalente de cielo.
La separación de Cielo y Tierra crea el espacio libre permitiendo el nacimiento de los seres vivos, que tendrán un lugar donde respirar y vivir. Los dioses son los descendientes de los Titanes, por lo tanto, de Cielo y Tierra. Es posible que los hombres nacieran de Tierra. En los primeros tiempos de Zeus —dios que reinó sobre todos los dioses, matando al resto de los Titanes—, los hombres eran siempre jóvenes, no conocían el nacimiento ni la muerte, y convivían con los dioses. Después de miles de años, talcomo habían aparecido, los hombres se dormían y desaparecían. Los hombres no necesitaban trabajar, todos los alimentos y las riquezas estaban a su disposición.
Sin embargo, los dioses separaron los entes creados, y entonces, de los descendientes de la Noche nacieron todos los males, la muerte, el asesinato, la mentira. Zeus reservó los males del mundo para los mortales. Solo los dioses estaban exentos de desdichas y muerte. Los dioses ocultaban lo que hace vivir a los hombres.