Uno de los momentos que más asombro causó a los primeros exploradores del Polo Sur fue encontrarse de cara con colosales paredes verticales de hielo que se elevaban docenas y hasta cientos de metros por encima de sus cabezas. Aventureros como Larsen o Ross se toparon fascinados ante un impresionante espectáculo que convertía sus destartalados barcos en pequeñas motas de polvo ante la monumental tapia de hielo.
Y lo cierto es que bien podríamos imaginarnos la Antártida como una especie de castillo medieval que guarda celosamente sus secretos mediante titánicos muros helados. Son tan grandes que algunas, como la gran barrera de hielo de Ross, posee una superficie equivalente a toda España alzándose en algunos puntos hasta doscientos metros por encima del mar. Continuar leyendo «Las barreras de hielo de la Antártida se desmoronan»