En pleno desierto de Karakum (Turkmenistán), cerca de la pequeña aldea de Darvaza, se encuentra un cráter de unos cincuenta metros de diámetro y más de veinte de profundidad, bautizado por los lugareños como «La Puerta del Infierno». En el interior del pozo, un fuego abrasador arde desde hace décadas, en un incendio que parece no tener fin.
En los años 50, cuando el país aún formaba parte de la Unión Soviética, el gobierno quiso aprovechar dichos recursos realizando un pozo de unos 60 metros de diámetro por 20 de profundidad. En la actualidad, el cráter está vallado para evitar accidentes puesto que es uno de los principales lugares turísticos del desierto de Karakum.
Este enorme agujero de 60 metros de diámetro y 20 de profundidad apareció en 1971 durante unas obras de prospección de gas de geólogos soviéticos, quienes vieron como su equipo y sus tiendas eran tragados por la tierra. En realidad habían descubierto una cueva subterránea llena de gas natural, como comprobaron luego de prenderle fuego. Desde entonces arde sin pausa y brinda un sobrecogedor espectáculo.