El Coronel Fawcett, oficial retirado del Ejército Británico, antiguo luchador de la India, explorador de las fronteras de Bolivia y Brasil, experto en recorrer toda clase de selvas y terrenos, había escrito su última carta a su esposa desde el lugar llamado «Puerto del Caballo Muerto». En ella decía: «Si no volvemos, no deseo que organicen partidas de salvamento…Es demasiado arriesgado. Si yo, con toda mi experiencia, fracaso, no queda mucha esperanza en el triunfo de los otros. Esa es una de las razones de por qué no digo exactamente hacia donde vamos… Ya sea que pasemos y que volvamos a salir de la selva, que dejemos nuestros huesos para pudrirse en ella, una cosa es indudable: la respuesta al enigma a la antigua Suramérica… y quizás el del mundo prehistórico… será encontrada cuando se hayan localizado esas antiguas ciudades y queden abiertas a la investigación científica. PORQUE LAS CIUDADES EXISTEN…DE ESO ESTOY SEGURO!…»
Estas fueron sus últimas palabras. Desde entonces no se supo más de él ni de su hijo Jack ni de Raleigh Rimmel, el amigo de éste que era el tercer miembro de la expedición.
Después de luchar con muchas dificultades para organizar su partida, un buen día, con todo el equipo listo, salen de Río de Janeiro en febrero de 1925 persiguiendo una quimera que para él era una realidad…LA CIUDAD ZETA, llamada así por la última letra del alfabeto, la ciudad perdida en la selva, donde estaba «el fuego que nunca se apaga». Fawcett buscaba una especie de «Ciudad Perdida», que estaba seguro que existía. Lo curioso es que nunca se encontraron sus restos y el misterio de lo ocurrido llega hasta nuestros días sin que nadie pueda tener el menor indicio de lo que ocurrió, y ello a pesar de que se hicieron varias expediciones en su búsqueda.
La ciudad que él buscaba existía, pero en otra dimensión. ¿Habra Fawcett también encontrado una abertura por azar? él dejó dicho que no lo buscaran porque sabía que al pasar por la abertura dimensional su búsqueda iba a ser inútil. Él no quiso involucrar a los porteadores en esa aventura. Además, no los necesitaba para pasar por la abertura dimensional. Continuar leyendo «La misteriosa desaparicion de Percy H. Fawcett»