El «factor tercer hombre» de Ron DiFrancesco

En 1933, el explorador británico Frank Smythe, casi se convirtió en la primera persona en alcanzar la cima del Monte Everest. El viaje hacia la cima de la montaña fue extremadamente duro y desastroso, debido a la espesa nieve, el hielo y el poco oxígeno. Gracias a “una presencia muy misteriosa”, Smythe continuó pero nunca llegó a la cima. Smythe escribió algo que los científicos se refieren comúnmente como el «factor tercer hombre», pero que otras muchas personas afirma que se trata de nuestro Angel de la guarda.

Relató que en un momento del ascenso, él metió la mano en el bolsillo, sacó un trozo de comida para dárselo a su compañero. Pero no había nadie allí con el:

«Todo el tiempo estuve subiendo solo, tenía una fuerte sensación de que iba acompañado por una segunda persona que me daba ánimos. El sentimiento era tan fuerte que no tenía sentimiento de soledad, además de que me ayudaba a guiarme por la montaña.»

Pero este no es el único caso, con el paso de los tiempos muchas personas afirman haber sentido una presencia benigna pero invisible en momentos de gran peligro, a continuación relataremos uno de los casos más famoso, Ron DiFrancesco, la última persona que escapó de la Torre Sur el 11 de septiembre de 2001, quien recuerda haber sido protegido y guiado a través del horror. Existen una multitud de teorías para intentar dar explicación a la aparición del factor tercer hombre. ¿Naturaleza causal, origen desconocido o ángel de la guarda?

Ron DiFrancesco, el último superviviente de la Torre Sur del World Trade Center («El factor tercer hombre» por John Geiger)

Ron DiFrancesco se encontraba en su escritorio en la oficina del Euro Brokers, una empresa de comercio financiero, en el piso 84 de la Torre Sur del World Trade Center en Nueva York, cuando el supuesto avión se estrelló contra la Torre Norte frente a él. Eran las 08:46 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, hubo una fuerte explosión que hicieron parpadear las luces de la Torre Sur. Un humo gris salía de la Torre Norte, todas las escaleras de la Torre Norte eran intransitables desde el piso 92 hacia arriba, atrapando así a 1.356 personas. La mayoría de los que trabajaban en Euro Brokers comenzaron a evacuar el edificio, pero se quedó DiFrancesco. Unos minutos más tarde, la noticia fue transmitida por la megafonía del edificio, «un incidente había ocurrido en el otro edificio, pero el Edificio Dos era completamente seguro» y no había necesidad de evacuar el Edificio Dos. DiFrancesco, un agente del mercado monetario originario de Hamilton, Ontario, llamó por teléfono a su esposa, Mary, para decirle que un avión había impactado contra la otra Torre Norte, pero que él estaba bien y que permanecería en la oficina. Pero algo le hizo cambiar de opinión DiFrancesco llamó a algunos clientes importantes y otra vez a su esposa, Mary, para informarles que se marchaba del edificio. Seguidamente comenzó a caminar hacia la los ascensores. Continuar leyendo «El «factor tercer hombre» de Ron DiFrancesco»

El Atentado De Boston En Las Cartas Illuminati De 1995

ILLUMINATI es un juego de cartas realizado por Steve Jackson Games (SJG), inspirado en la Trilogía The Illuminatus! por Robert Anton Wilson y Robert Shea.

En septiembre de 1981, Steve Jackson y su artista independiente Dave Martin hablaban sobre su admiración compartida de la Trilogía Illuminatus! y éste le propuso un juego. Después de hacer la investigación sobre los Illuminati y las teorías de la conspiración, el juego salió al mercado en julio de 1982 en el formato Pocket Box (Caja de Bolsillo) que era en ese momento el habitual de SJG. En los próximos años, se publicaron tres expansiones para el juego Illuminati: los dos primeros sustancialmente fueron incorporados en la edición de lujo, mientras que el tercero era una versión anterior de lo que sería Illuminati: Lavado de Cerebro. La versión actual del juego, Illuminati: Nuevo Orden Mundial, salió a la venta en 1995.

Como resultado, Jackson había creado un juego que podría resultar muy profético, incómodamente cercano al plan real de los Illuminati para impulsar al mundo en un nuevo orden mundial. Tanto es así, que en 1991 sus locales fueron atacados por el Servicio Secreto de los EE.UU. y se incautaron computadoras y otros equipos.

Aparte de nombrar nombres y sociedades secretas, Illuminati incluye escenarios que hemos realmente presenciado siendo desarrollados en los últimos años (y algunos aún faltan). Dos de las tarjetas del juego predijeron los ataques del 9/11. Otros representan el derrame de petróleo del Golfo, el continuo programa de eugenesia Global, Desclasificación Extraterrestre… y el punto en donde la «cinta se termina». Continuar leyendo «El Atentado De Boston En Las Cartas Illuminati De 1995»

Hallan la puerta del infierno en Turquía…

La antigua ciudad helenística de Hierápolis, Pamukkale (que significa literalmente “castillo de algodón” en turco) es una incomparable maravilla natural. Sus terrazas, originadas por movimientos sísmicos y que a simple vista parecen cataratas petrificadas, son el rastro dejado durante miles de años por aguas de un manantial con alto contenido mineral, dibujando lo que parece ser una cascada de nieve.

Esta joya blanca ubicada al suroeste de Turquía recibe cada año a más de medio millón de visitantes que vienen a bañarse en la “piscina sagrada” que se ha convertido en un santuario de peregrinación por sus poderes curativos. Y cuentan que cuando la princesa ptolemaica Cleopatra Selene II visitaba esta ciudad se sumergía en sus divinas aguas.

Paradójicamente, el cauce de estos baños terapéuticos —famosos por curar padecimientos como el reumatismo, enfermedades del corazón, arteriosclerosis, hipertensión y alergias de la piel— está muy lejos de ser un “paraíso”. Hace unos días, reconstruyendo la ruta de estas aguas termales, un equipo de arqueólogos italianos llegó a su lugar de origen; una cueva celebrada por la mitología greco-romana como un portal hacia el inframundo: las puertas del infierno.

Como salida de una película de terror, los restos de la también llamada Puerta de Plutón fueron hallados por un grupo de científicos encabezado por Francesco D’Andria, profesor de arqueología clásica en la Universidad de Salento en Lecce, Italia, que durante años ha estado investigando y excavando la antigua ciudad frigia declarada Patrimonio de la Humanidad hace 25 años.

Desde Cicerón hasta la Enciclopedia de Princeton de Sitios Clásicos han mencionado la puerta al infierno situada en el antiguo emplazamiento de Turquía, pero hasta ahora nadie había sido capaz de encontrarla. Fue descrita también por el historiador y geógrafo griego Estrabón como “un orificio en una cresta de la colina, lleno de niebla espesa fatal para cualquiera que entrara”.

Y el profesor D’Andria, que actualmente está trabajando en una representación digital del sitio, fue testigo de este efecto mortal instantáneo a la entrada de la cueva: “Pudimos ver las propiedades letales de la cueva durante la excavación. Varios pájaros caían fulminados cuando trataban de acercarse a la abertura caliente, morían al instante por los gases de dióxido de carbono”. Según Discovery News, el humo emana de una cueva subterránea con columnas jónicas e inscripciones a Plutón y Kore, los dioses del inframundo. También se descubrieron los restos de un templo, una piscina y una escalera por encima de la cueva.

Curiosamente, la Puerta de Plutón no es la primera entrada al inframundo. A solo dos mil kilómetros de aquí, separados por el mar Caspio, en el corazón del desierto de Karakum (Turkmenistán) está el cráter de Darvaza, un pozo de gas también conocido como “la puerta del infierno”. Durante la excavación de una plataforma en el año 1971, los geólogos soviéticos descubrieron esta cueva subterránea llena de gas natural. El resultado fue un cráter que hoy mide aproximadamente 60 metros de diámetro y 20 de profundidad. Para evitar la salida del gas, decidieron prenderle fuego y desde entonces ha estado ardiendo. El olor del azufre se puede detectar desde lejos y el brillo de las llamas se ve a kilómetros de distancia en la oscuridad de la noche.