En Estados Unidos, en la ciudad de Stroudburg, Pensilvania, ocurrió un hecho muy extraño hace ya muchos años.
En la residencia de la familia Scrofano, súbitamente llovía con intensidad en ciertas habitaciones del interior de la casa, mientras que las demás, permanecían perfectamente secas. Cuando ésto sucedía, solía verse algunas veces una especie de humo o vapor de agua cruzando de un lado a otro de dicha habitación.
La familia, desesperada optó por llamar a la oficina del alguacil, quienes sin poder descubrir el misterio de la situación, acudieron a su jefe Stratford Kayser quien primero se disgustó con ellos, creyendo que se trataba de algo natural, y luego de ver con sus propios ojos los extraños sucesos que acontecían en aquella casa, dispuso olvidarse del caso sin poder ofrecer ningun tipo de ayuda a la familia.
Cuentan que Kayser entró en la vivienda de los Scrofano justo en el momento en que llovía en una de las habitaciones y el mismo se empapó el uniforme, mientras miraba que uno de los hijos de la familia; El joven Donald Decker, levitaba inexplicablemente. El Jefe de la policía se «encogió de hombros» y ordenó a sus subalternos que saliesen de la residencia sin dar más explicaciones, ni tampoco iniciar alguna indagatoria.
Los propietarios de la casa no sabían que hacer, por lo que acudieron a una pastora bautista; La Reverenda Becker, quien empezó por rezar y mientras esto hacía, le colocó un crucifijo al cuello de Donald Decker quien se agitaba convulsivamente y gritaba que se lo quitaran porque le estaba quemando, ante este hecho la Reverenda Becker desistió de seguir haciéndolo alegando que quizá el joven estaba «poseído» por un «espíritu maligno» y que ella no estaba facultada para deshacer la «posesión».
Ante su negativa y mientras los fenómenos continuaban sucediendo, la familia Scrofano acudió al Reverendo católico Blackburn quien después de pedir permiso a sus superiores accedió a llevar a cabo el «exorcismo» de Don Decker, llevándolo a cabo cuando llovía en forma muy intensa en la habitación donde se encontraban, pero curiosamente la Biblia que estaba leyendo el Padre Blackburn, no se mojaba mientras que todo lo que la rodeaba si lo hacía y en forma por demás copiosa.
Después de realizado el «exorcismo», cesaron todos los fenómenos sobrenaturales y el joven accedió a que se le colocara en el cuello un Rosario Bendito.