Un científico inventa un dispositivo para ser invisible por US$ 150

Un científico de la Universidad de Rochester (EE.UU.) John Howell y su hijo de 14 años Benjamin crearon un sistema capaz de hacer invisibles objetos grandes en todo tipo de espectro óptico. Se trata de un dispositivo de «bajo coste» y «muy sencilla», detalló su inventor, que funciona de forma «sorprendentemente eficaz».

Tal y como relata el diario ABC, John Howell, y su hijo de 14 años Benjamin fueron capaces de crear una capa de invisibilidad que es capaz de ocultar objetos grandes en todo tipo de espectro óptico.

El sistema ideado por la familia Howell consta de tres dispositivos.

  • El primero de plexiglás y con cubos de agua en forma de L.
  • El segundo utiliza cuatro lentes para conseguir un camuflaje óptico.
  • El tercero utiliza un conjunto de espejos, un sistema que utilizan los magos en sus trucos.

Con estos mecanismos se logra «doblar» la luz en un determinado espacio y ocultar un objeto. El investigador destacó que todos estos materiales se han conseguido en tiendas baratas y el presupuesto total del experimento ha sido de 150 dólares. Además, se podría reproducir a gran escala.

10.000 veces más veloz que la luz

El entrelazamiento cuántico entre partículas es una cosa fantástica, aunque realmente no sepamos ni cómo funciona ni para qué sirve. Por alguna razón cuando dos fotones interactúan, ambos se conectan íntimamente de tal modo, que incluso aunque les separen vastas distancias, su interconexión continuará.

Los físicos cuánticos hace mucho tiempo que conocen esta forma de entrelazamiento. Varios experimentos, repetidos muchas veces, han probado que cuando se envían dos fotones entrelazados a lugares distintos (digamos uno llamado ‘A’ a Boston y otro llamado ‘B’ a California, por aquello de la película) su polarización siempre será opuesta. Es decir, si el primero muestra polarización ‘arriba’ el otro mostrará indefectiblemente la polarización ‘abajo’.

Es más, (y aquí viene lo fascinante) si de algún modo cambiamos la polarización del fotón ‘A’ de su valor inicial ‘arriba’ al nuevo estado ‘abajo’, entonces, de forma instantánea, el fotón ‘B’ alterará su estado para mostrar el contrario al primero, pasando a polarizarse ‘arriba’. No es de extrañar que Einstein definiese a esta propiedad cuántica como «una acción fantasmal a distancia».

Lo que ha hecho ahora un equipo de físicos chinos, dirigidos por Juan Yin de la Universidad Científica Tecnológica de China en Shanghai, es un experimento que involucra a fotones entrelazados, separados entre sí 16 kilómetros, con los que se intentó medir la velocidad a la que se da esa interacción que antes llamábamos instantánea.

El resultado ha sido sorprendente. La interacción cuántica es 10.000 veces más rápida que la velocidad de la luz. (Su trabajo puede consultarse en Arxiv).

Aunque no es acertado pensar en usar esta propiedad de las partículas para comunicarnos a velocidades superiores a las de la luz, lo cual sería muy positivo en el futuro para hablar con nuestras bases espaciales repartidas por el sistema solar. El problema con estas partículas es que uno no conoce la polarización del par hasta que no la mide, de modo que no hay forma de hacer que los fotones del otro lado tomen el estado que se desea, para de este modo crear una especie de código morse.

Esto recuerda a otra de las peculiaridades de la mecánica cuántica, aquella que afirma que las partículas se encuentran en una superposición de estados que no puede conocerse hasta que alguien se detiene a observarlas. Es la base del famoso experimento mental propuesto por Schrondinger, en el que un gato encerrado en una caja está vivo-muerto, hasta que la abrimos para comprobar en cuál de los dos estados se encuentra.

Habrá que esperar antes de poder desarrollar el famoso ansible dibujado por Orson Scott Card en su célebre novela «El juego de Ender».

El Proyecto Philadelfia

Una serie de extrañas cartas recibidas por un hombre de ciencia en 1956 hablaban de unos experimentos secretos que habían vuelto invisible un destructor de la marina de los Estados Unidos y al hacerlo, lo habían teletransportado a otro lugar.

El «Experimento Filadelfia» es el nombre que recibió este supuesto experimento ultrasecreto llevado a cabo por la marina de los Estados Unidos en 1943, en el transcurso del cual un barco se volvió invisible y fue teletransportado de un muelle a otro.

En 1979 fue el tema de un libro escrito por Charles Berlitz, principal gurú del culto al triángulo de las Bermudas, y William Moore. Pero, ¿Cómo se supo de este hecho, y qué pruebas tenemos de que sea cierto?

El denominado Experimento Philadelphia, ha entrado dentro de la leyenda de los fenómenos «extraños» por méritos propios, ya que los hechos acaecidos en un supuesto experimento secreto dirigido por la U.S. Navy, no dejan de ser, cuanto menos, sorprendentes. El susodicho, habría tenido lugar en los astilleros navales de Philadelphia, Pennsylvania, el 28 de octubre de 1943 y de haberse producido, en cierta manera se podría considerar que fue realmente un fracaso por los motivos que detallaremos a continuación.

El código militar para denominar este proyecto era Proyecto Rainbow (Arcoiris) que era a su vez un código compartido por otro proyecto sobre un radar de sigilo que se estaba probando en el prototipo de un nuevo avión, el Lockheed U2, que se desarrollaría como avión espía en la década de los 50. Ahora bien, no existen pruebas de que tuvieran nada que ver ambos proyectos. El Proyecto Rainbow habría tenido lugar en un pequeño destructor de escolta de la II Guerra Mundial, con el objetivo final de hacerlo totalmente invisible a la detección por parte del enemigo, en principio a las minas (magnéticas) o cualquier clase de radar pero no se descartaba la invisibilidad óptica del destructor.

El origen del proyecto.

A finales de los años 30, un brillante ingeniero eléctrico llamado Nikola Tesla, originario de Croacia pero residente en Estados Unidos desde 1884 y uno de los más grandes inventores del S.XX. en las disciplinas de la electricidad y el magnetismo, afirmó haber completado una teoría dinámica de la gravedad, que básicamente explica la gravedad como una mezcla de ondas electromagnéticas longitudinales y transversales. Estos razonamientos, calaron hondo en un grupo de trabajo que experimentaba con los campos electromagnéticos en la Universidad de Chicago, donde se estaban iniciando las investigaciones sobre la posibilidad de la invisibilidad a través del uso de campos eléctricos y magnéticos. Este proyecto se habría trasladado en 1939 al Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton. Continuar leyendo «El Proyecto Philadelfia»