Misnebalam, un pequeño pueblo de Yucatán que desde hace más de 20 años se encuentra abandonado por la recurrente aparición de espectros.
La maldicion del «Great Eastern»
Pero el Great Eastern de Brunel dejaba muy atrás a todo lo que se había construido hasta la época, con un calado estimado de 100.000 toneladas. Diez calderas enormes alimentadas por 115 hornos activaban dos ruedas de álabes de 10 metros y un propulsor de ayuda de 7 metros. Pero desafortunadamente el barco estaba maldito.
En el momento de la comida el día de su botadura, Brunel invitó a todos los obreros que habían participado en su construcción pero faltaba uno: un carpintero que había trabajado en la separación doble de la cala.
Pero el barco no ofrecía buenos presagios. La botadura y el lanzamiento del buque no siguieron el guión previsto inicialmente: el volumen y el peso del buque hicieron que el mecanismo de lanzamiento se bloqueara. Poco después de su botadura la compañía de navegación de Brunel quebró e incluso el mismo Brunel falleció en extrañas circunstancias. El día de su muerte, el capitán del barco se había quejado al jefe de los mecánicos de haber sido despertado por «golpes que vienen de abajo».
Y las desgracias seguían sucediéndose: una de las chimeneas de Great Eastern explotó, matando a seis personas y destruyendo el gran salón. Tras este incidente todo pareció calmarse pero, durante el transcurso de la cuarta travesía del Atlántico, un viento de través torció una de las ruedas de álabes y proyectó los botes salvavidas a la borda. Y lo más extraño de todo: Mucha gente e quejaba de unos ruidos y golpeteos que se oían en el barco.
El Great Eastern pudo completar la travesía, pero este sería su último viaje. Sus últimos propietarios tuvieron dificultad hasta para librarse de su chatarra. En 1885, mientras que se acababa de desmontarlo, los soldadores hicieron un extraño hallazgo:detrás de una alfombra que envolvía unas enmohecidas herramientas, descubrieron el cuerpo del carpintero desaparecido, encajado entre ambas separaciones metálicas del casco del Great Eastern.
Leyendas del transporte urbano
Existen numerosas historias de terror y leyendas urbanas a lo largo y ancho del País, que giran en torno a los medios de transporte, los que por su naturaleza móvil y por la extensión de sus recorridos, constituyen escenarios propicios para la construcción de éste tipo de relatos.
Muerta por Amor
La Criatura Acechante
Cuentan los vecinos de Ciudadela, Provincia de Buenos Aires, que cierta noche un colectivo de la –por entonces– línea 237 pasaba en su habitual recorrido por la Avenida Alvear. Al llegar a la altura del Cementerio Israelita, uno de los pocos pasajeros que viajaban a esas horas, vio una nube blanca que provenía del camposanto y que se acercaba hacia el vehículo. Cuanto más se aproximaba, se definían y perfilaban nítidamente sus rasgos de mujer. Durante un breve lapso, la extraña criatura acompañó el paso del transporte, flotando a la par, hasta que finalmente se desvaneció ni bien el colectivo abandonó la zona del cementerio.
El Accidente del Chofer
Cuenta el relato que una noche en Rosario, Provincia de Santa Fe, frente al cementerio «El Salvador», un chofer de colectivo de la línea 114 iba conduciendo el vehículo medio dormido, luego de una jornada de intensa labor. De pronto, una chica se le atravesó en la calle, cruzando de manera imprudente. El hombre intentó clavar los frenos, pero fue inútil: la muchacha fue arrollada. Asustado por lo sucedido y presa de la desesperación, el conductor decidió huir. Luego de varios minutos de escape a toda velocidad y sin detenerse en las paradas establecidas, vio por el gran espejo retrovisor que la víctima estaba sentada en el ultimo asiento del colectivo, mirándolo fijamente y llorando.
Los Fantasmas del Subte
Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el baño de esa estación.
Otra historia de aparecidos tiene como escenario el tramo comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura central esta vez es una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del casamiento se realizó pero al tratarse de una unión concertada por los padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la iglesia antes de contrariar su propia voluntad.
El Hombre sin Ojos
Relatan algunos habitantes que hace tiempo solía verse a un hombre sin párpados deambular por los vagones de la línea de ferrocarril Mitre. Numerosos testimonios daban cuenta de que siempre subía o bajaba del tren en la Estación Coghlan. Sobre su aspecto circulaban distintas explicaciones. Según algunos, se trataba del alma de un muerto que se había suicidado arrojándose a las vías. Según otros, era un hombre de la zona que al momento de morir padecía una terrible infección ocular. Más allá de estas discrepancias, todavía muchos vecinos del lugar buscan en el andén los ojos del hombre sin párpados, a los que se le atribuyen poderes mágicos.