El Cristo de los Abismos

El promontorio de Portofino es famoso, por su estatua del «Cristo degli Abissi» (Cristo de los Abismos) que se encuentra en una pequeña y maravillosa bahía, en San Fruttuoso di Camogli, siendo todo un símbolo entre buceadores y apneistas. La estatua de Cristo fue sumergida en el año 1954 y en 2003 fue estructurada y devuelta al fondo en julio de 2004.

El «Cristo del Abismo», una estatua de metro y medio que fue colocada en 2001 en el fondo del mar frente a la isla italiana del Giglio y que fue bendecida por el papa Juan Pablo II en el año 2000

Fue colocado bajo el agua en 2001 por el presidente de la Cámara de Diputados, Gianfranco Fini, y por el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, grandes apasionados del submarinismo, en una zona cercana al puerto de Giglio.

Es un símbolo religioso muy querido por los pescadores, los submarinistas y los turistas, que frecuentemente llegan para orar, todos los 15 de agosto se organiza una «procesión submarina» hasta la estatua del Cristo.

El mecanismo de Antikythera

Hace un siglo, una computadora llamada el mecanismo Antikythera o «Anticitera», fue descubierto en un barco hundido frente a la costa griega, más precisamente cerca de la isla griega de Anticitera y a ello le debe su nombre. Su alto equipo de discos rotantes de bronce es tan complejo que no pueden ser replicados hasta la fecha y nadie puede entender cómo funciona.

Recientemente, científicos del Reino Unido, Grecia y de los Estados Unidos usaron un T.A.C. escáner de alta resolución para observar uno de sus modelos. Los científicos hicieron un análisis mas profundo: el mecanismo Antikythera puede sumar, restar, computar y explicar astrofísica, con respecto a la luna y la posición de los planetas. Tiene un disco de calibración y podría ser capaz de predecir eclipses solares o lunares.

Recientemente, en el año 2010, el grupo de Tacoma-Quilmes, integrado por James Evans y Alan Thorndike de la Universidad de Puget Sound (Tacoma, Estados Unidos) y Christián C. Carman de la Universidad Nacional de Quilmes ha hecho importantes contribuciones. En primer lugar, ha descifrado cómo el mecanismo reflejaba la anomalía solar. Y, en segundo, propusieron una novedosa forma en que se mostrarían los movimientos planetarios. Según ellos, el mecanismo no mostraría su posición en el zodíaco, sino ciertos eventos importantes para los astrónomos (como el comienzo o fin de una retrogradación, la ocultación, etc)

En la actualidad se cree que éste misterioso artefacto pudo haber sido usado en el segundo siglo A.C. Y que posiblemente haya sido la primera calculadora de la historia.

El naufragio podría contener nuevos misterios.

El antiguo barco romano naufragó hacia el año 60 A.C. y fue descubierto en el año 1901. Una época en la que los buzos no tenían la tecnología necesaria para el rastreo a fondo de la gran embarcación. De hecho, una reciente investigación aseguró que el barco es el doble de grande de lo que se pensaba llegando a medir unos 160 metros de largo.

Un equipo de buceo especializado retornó al lugar en un submarino después de más de 100 años y logró divisar otras piezas de bronce en distintos lugares del abandonado naufragio. Aunque todavía se sabe con seguridad de que tipo de objetos se trata, ya que al igual que el mecanismo de Antikythera, se encuentran oxidados por las condiciones ambientales en la que se encuentran. Podría tratarse de simples clavos de bronce o de otro tipo de máquinas antiguas, similares a la ya enigmática calculadora de Antikythera.

El proyecto de investigación cuenta con dos años de financiación y se mantendrá trabajando, mientras que una conocida cadena de televisión ya adquirió los derechos para televisar en un documental, los avances de la investigación.

Misteriosos círculos bajo el agua

Yoji Ookata; Un experto en buceo y fotógrafo, se sumergió en las aguas de Amami Oshima, una isla semi-tropical en el archipiélago de Ryukyu (o Islas Nansei) en el sur de Japón. Cuando vio lo que contaremos frotó sus ojos: a 24 metros de profundidad había una figura geométrica extraña y hermosa, como esculpida sobre el lecho marino; más que una figura, una estructura, ya que cuando nadó hasta su contorno descubrió múltiples crestas simétricas sobre la arena. El círculo tenía unos 2 metros de diámetro y parecía obra de un artista submarino especializado en fractales. Llamó a su hallazgo «círculo misterioso», a semejanza de los famosos crop circles que comenzaron a aparecer desde 1980 en cientos de campos del sur de Inglaterra, y más allá.

El paralelismo de estas estructuras de arena con los crop circles era demasiado obvio. Por eso muchos medios relacionaron los dibujos detectados por Ookata con los círculos ingleses. Gracias a esa mezcla de desinformación y deseo de creer, el primer misterio parecía legitimar al segundo. Sin embargo, las diferencias eran muchas. Los artistas que se atribuyeron los crop circles —un movimiento de arte colectivo que comenzó con Doug Bower y Dave Chorley y continuó, más profesionalmente, con el team Circle Makers- creaban formaciones cambiantes, entre otras razones por los diversos estilos cultivados por los artistas. Los círculos descubiertos en las costas de Amami Oshima, en cambio, son perfectos y radiales.

Ahora bien, los «dibujantes» de los campos de cultivo usan unas planchas de madera amarradas con cuerdas, unos ovillos de hilo para tomar las medidas y gorras con visor hechas con alambre…. ¿cómo reproducir el mismo efecto bajo el agua? Para comprender cómo fueron realizados los círculos submarinos había que buscar otra explicación ¿verdad?
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