El radón y sus efectos sobre la salud

En muchos artículos me he dedicado a hablar de determinadas fuentes radioactivas, generalmente artificiales, que se unen a una natural y muy perniciosa, logrando así un efecto combinado potenciado, para producir diversos tipos de cánceres.

Los estudios experimentales realizados con animales que han sido irradiados, así como los realizados con personas, que por diversos motivos han sido sometidas a fuertes dosis de radiación, han puesto de manifiesto que las radiaciones ionizantes constituyen un agente cancerígeno. La aparición del cáncer suele ocurrir al cabo de varios años de haber recibido la irradiación, siendo un efecto tardío, probabilístico o estocástico. La probabilidad evidentemente aumenta con la dosis.

Como ya se ha comentado anteriormente, la toxicidad del radón es debida a su radiactividad; al tratarse de un gas inerte no se metaboliza, pero sí puede disolverse en los tejidos. Las partículas a que emite producen ionizaciones en el seno de la materia celular por poseer una gran energía cinética que se disipa en el seno de la misma, mediante la creación de iones, de radicales libres o rompiendo las moléculas clave como puede ser el ADN. Las células irradiadas pueden experimentar modificaciones profundas llegando ser destruidas.

El poder de penetración de las partículas a es muy pequeño; al ser partículas muy pesadas. Si la radiación es externa, pueden ser detenidas por la epidermis que actúa de blindaje para el cuerpo, pero si penetran en el organismo por inhalación, que es lo que ocurre con el radón, quedan detenidas en el tracto respiratorio cuyos tejidos están mucho menos protegidos que otros, pudiendo lesionar o destruir sus células. Si se tiene en cuenta, además, que en un ambiente donde exista radón se encuentran también sus descendientes, que son metálicos y pueden quedar fijados en las paredes del sistema respiratorio, las partículas a que emiten ellos y todos sus descendientes depositan toda su energía en el pulmón, potenciando la acción del radón disuelto en los tejidos del sistema respiratorio, y desarrollando con el tiempo un cáncer de pulmón.

La bibliografía al respecto aconseja para prevenir la inhalación en demasía de este pesado gas:

No permanecer mucho tiempo en sótanos. Por ser más pesado que los gases atmosféricos, siempre se condensa en los lugares más bajos.( Se mide en estos lugares 10 o más veces Radón que en la Planta Baja.)

Preferir pisos de madera para reducir al mínimo los materiales de construcción en contacto con el aire de los ambientes. Mejor, las paredes revestidas de madera.

En lo posible mantener ventilado el interior de los edificios, las corrientes de aire dispersan al Radón y le da menos posibilidad de ionizar nuestras células.

El Radón es un gas inerte químicamente, pero muy reactivo físicamente por su degradación: Uranio _Radio_ Radón y finalmente Plomo. (Este último no es radioactivo, pero es un elemento nocivo para los pulmones y para nuestra salud en general: saturnismo).

Según las estadísticas del gobierno norte-americano, es este el tercer motivo, luego del tabaco y los gases de combustión en desencadenar Cáncer!