Una mirada artística de la cultura Maya

Desde hace algun tiempo, al referirnos a los Mayas, lo hacemos exclusivamente desde un punto de vista profético. Solo basta con escribir «Mayas» o «cultura Maya» en cualquier motor de búsqueda para descubrir que los principales resultados están relacionados de alguna manera con el «Fin del Mundo» y las famosas «Siete Profesías» de ésta cultura mesoamericana.

El Escultor, Mario Morasan nos ha enviado un correo electrónico invitándonos a visitar algunos de sus sitios, por cierto muy interesantes en donde expone sus conocimientos sobre la vida de los Mayas de una manera diferente. Desde una actividad a la cual dedica la mayor parte de su vida. El Arte. os invito a visitar algunos de sus trabajos en Tzolkin cholq’ij o Zodiaco Maya en donde además de sus expresiones del alma, encontrarán numerosa información sobre la civilización Maya y su forma de expresión.

La siguiente frase, extraída de uno de los blogs de Morasan, representa sin lugar a dudas el espíritu de su labor y el afecto que posee por la historia y el recuerdo vívido de nuestros antepasados, así como tambien lo que significa la tarea de estudiar una cultura llena de dudas y misterios y de la cual se posee escasa información:

«Esperar que una persona de la cultura occidental del siglo XX se compenetre satisfactoriamente del aura mística y emocional de la filosofía Maya del tiempo es acaso tan irracional como esperar que de la pluma de un acérrimo ateo de nuestra época surja un estudio equilibrado, ecuánime y comprensivo del éxtasis de San Francisco de Asís. Nuestros conceptos están sobremanera alejados de los que tenían los Mayas y además de tan grande desventaja, hay muchísimos aspectos que conocemos deficientemente o que ignoramos del todo. El ateo que estudia a San Francisco hoy en día cuenta con fuentes incomparablemente más ricas de las que nosotros jamás podremos aspirar a tener.» Sir Eric Thompson.

Los Cráteres de Río Cuarto

A unos 40 km al noreste de la ciudad cordobesa de Río Cuarto, se encuentra el campo La Valentina. En éste lugar se encuentran dos de los cráteres más importantes para la astronomía mundial y posiblemente los más visibles de la superficie terrestre. Los científicos los llamaron «Los Gemelos» y estiman que fueron originados por el colosal impacto de un meteorito hace más de 2000 años.

EL descubrimiento del Crater

Estas depresiones ubicadas principalmente en los campos llamados La Albertina unos 40 km al NE de la ciudad de Río Cuarto eran conocidas desde hace mucho tiempo, aunque tomaron cierta relevancia para la comunidad científica internacional a partir del año 1990 cuando Rubén Lianza un capitán de la Fuerza Aérea Argentina y astrónomo aficionado presentó un reporte astronómico en el cual se hace mención de depresiones tipo cráter alargado en las cercanías de la ciudad cordobesa de Río Cuarto. Tales depresiones son muy semejantes a los cráteres producidos en los laboratorios cuando se simulan impactos de aerolitos con ángulos muy agudos ( casi tangenciales a la superficie a impactar ). Tales tipos de cráteres se encuentran con bastante frecuencia en astros como la Luna terráquea, Marte y Venus pero no se habían visto con tal claridad en la actual superficie terrestre.

Imagen Satelital de la Región

Muestras de material obtenidas en el fondo de las depresiones riocuartenses indican la presencia de materiales impactados, habiéndose encontrado guijarros y esquirlas evidentemente meteoríticas.
Se han hallado una decena de tales singulares cráteres, cuatro de ellos de notables dimensiones. Uno de los cráteres, llamado por su forma «La Gota» tiene aproximadamente 200 metros de anchura y 600 m de longitud. Dos cráteres más amplios, «El Gemelo Oriental» y «El Gemelo Occidental» tienen ambos un ancho aproximado de 700 m y 3,5 km de longitud; se encuentran ubicados a 5 km de «La Gota». Otro cráter importante llamado «Cuenca Norteña» es aproximadamente la mitad de grande que cada uno de los Gemelos y se encuentra ubicado a unos 11 km al sudeste de los Gemelos. El eje longitudinal de todos estos cráteres apunta hacia el noreste.

Fotos de los cráteres de Río Cuarto

Los Misterios de Egipto

Si bien los antiguos egipcios no conocían el número Pi o el número de Oro Fi, elementos tan especiales para las matemáticas contemporáneas. Sus conocimiento de los números no era tan primitivo como creen algunos escépticos. Observando la majestuosidad de su obra: Las Pirámides, y considerando que las construcciones modernas podrían vivir tan solo unos cientos de años sin los mantenimientos que el hombre debe realizarles con frecuencia, comprenderemos que tenían un conocimiento de astronomía, resistencia de materiales, geometría y agrimensura mucho más avanzados de los que algunos todavían sostienen.

Con medios limitados y un desconocido manejo de los números, aquella cultura, consiguió erigir monumentos en piedra que aun perduran hasta nuestros días, esculpiendo la piedra como si fuera mantequilla, erigiendo bloques de mil toneladas como si se tratase de papel.

Conocían los secretos del cielo, elaboraron una cosmología y levantaron panteones religiosos anacrónicos para su tiempo. Dicen que de ese antiguo Imperio está todo estudiado, entendido y clasificado; que los misterios no existen y que son invencion de ilusos anticientíficos, sin base académica y manipuladores de evidencias. En todos los libros de texto se afirma que las pirámides son tumbas y que los tanques de granito de su interior son sarcófagos. Pese a lo rotundo de esta afirmación, jamás se ha encontrado, en ninguna de las 108 pirámides censadas en Egipto, restos de faraón alguno. Incluso las descubiertas recientemente, con los sellos intactos, sin posibilidad alguna de haber sido violadas, estaban vacias. No existe en ellas la más mínima referencia de restos humanos mortuorios. Y la duda en torno a que las pirámides sean mausoleos se amplía al saber que muchos faraones se hicieron construir varias pirámides.

La constatación de la energía piramidal y sus mágicos poderes, el culto isiaco que se realizaba en su interior y el compendio científico incorporado en sus medidas, nos indican que las pirámides fueron, en realidad, templos y museos más que sepulcros. Por tanto, los tanques de piedra tampoco debieron ser sarcófagos. Hay, por cierto, una constante que se repite en el Egipto faraónico en relación con estas urnas de piedra: siempre que los restos arqueológicos del reinado de un faraón evidencian conocimientos científicos de envergadura, vestigios de máquinas desconocidas, taladros imposibles y medidas sorprendentes, coincide con que el tanque de granito conservado en el interior de la pirámide se encuentra protegido contra el secuestro. Como si el robo les preocupase menos que la desaparición de la pieza en sí. Así en Giza, lllahum, Saqqara o Darhur encontramos que el hipotético sarcófago es más grande que el pasadizo que conduce a su cámára.

Al parecer, los constructores ya imaginaban que futuros ladrones de tumbas podrían profanar los santuarios y robar objetos de valor, si es que tales existían. Pero se aseguraron de que nunca pudieran llevarse los datos incorporados a los tanques de piedra, dándoles la importancia y el tamaño que se mecerían. Continuar leyendo «Los Misterios de Egipto»