El regalo de Navidad que devastó un continente entero

Ocurrió en la Navidad de 1859 cuando el británico Thomas Austin, mediante la Victoria Acclimatisation Society, liberó setenta y dos perdices, cinco liebres y veinticuatro conejos en Australia como regalo para que los aburridos colonos de aquellas tierras pudieran disfrutar de su hobby favorito: la caza.

Austin sentía nostalgia de los placeres cinegéticos de su Inglaterra natal y pensó que sería buena idea liberar algunos ejemplares de conejo común (Oryctolagus cuniculus)… Terrible Error!

A pesar de la afición y de la puntería de los cazadores británicos de la época, los conejos liberados en Australia se encontraron en un paraiso con abundante vegetación y ningún depredador. Curiosamente, aquel británico aficionado a la caza llevaba una precisa contabilidad de las piezas abatidas y en sus libros podemos encontrar algo extraordinario. Tan solo siete años después, en 1866, en aquellas notas de caza el inglés, entre la arrogancia y la extrema meticulosidad, lucía con orgullo el haber cazado, nada más y nada menos, que 14.253 conejos.

Cincuenta años después las cifras empezaban a ser alarmantes: Más de 500 millones de conejos habían colonizado el 60% del territorio a una velocidad superior a 100 kilómetros por año. Nos encontrábamos ante uno de los peores desastres ecológicos en Australia. Continuar leyendo «El regalo de Navidad que devastó un continente entero»

Anabelle, la historia real de la muñeca maldita

Anabelle pertenece a la marca de muñecas Raggedy Ann, fue creada en 1915; es una muñeca de trapo, con un cabello de lana color rojo, muy característico, y tiene los ojos y nariz como pintados. Su popularidad fue muy grande en esos tiempos hasta la década de los setentas, incluso llegó a ser dibujo animado, y fue protagonista de varias campañas infantiles, como de vacunación.

La historia de Anabelle, comienza en 1970, cuando una mujer le regaló a su hija Donna (20), quien en ese entonces era estudiante de medicina, una de estas muñecas Raggedy Ann. A Donna le gustó este regalo, y decidió poner la muñeca sobre su cama.

Sin embargo, los hechos extraños continuaron en los días siguientes. Dona se dio cuenta que de vez en cuando, la muñeca parecía desaparecer de un lugar para luego aparecer en otro. Además, la muñeca parecía cambiar de postura sin que nadie la moviera (a veces aparecía de pie, otras arrodillada, en cualquier lugar de la vivienda). Tanto Donna, como su amiga, Angie, con quien compartía el departamento, se dieron cuenta de estos hechos extraños, pero no le tomaron tanta importancia. Continuar leyendo «Anabelle, la historia real de la muñeca maldita»