Kosmic, el Infante E.T

El 14 de julio de 1983 una violenta explosión se sintio en el pueblo de Sosnovka. Dicha explosión fue seguida en un incendio y de una inusitada alza de temperatura. Al rastrear la zona se encontró una cápsula metálica ovoide, de mas o menos un metro y medio de longitud. Después de someterla a revisión exterior para comprobar que no se trataba de un artefacto explosivo, el coronel autorizó a abrir una tapa que había en la parte superior de la cápsula. En su interior se encontró vivo a un infante masculino, aparentemente humano, aún cuando no poseía ombligo (¿gestación «in vitro»?) y sus pies y manos eran palmeados poseían una membrana de unión entre los dedos.

El infante fue trasladado al instituto de investigaciones de Frunze, según el médico jefe del equipo que atendió al ET., el ambiente terrestre no le era favorable al parecer, ya que sufría de problemas respiratorios y carecía de inmunología adecuada – SIDA tal vez – y su alimentación era deficitaria, ya que sólo admitía comida semilíquida y sólo en contadas oportunidades. Medía 66 cm. y perecía tener un año de edad. Su presión sanguínea era normal, sus pulsaciones llegaban a 60 p/min. Los rayos X demostraron que sus órganos eran similares a cualquier infante humano. Lo único extraño era que su actividad cerebral era mayor que la de un adulto terrestre, carecía de cejas y pestañas, su pasividad (jamás lloró o emitió sonido alguno) siempre permaneció con los ojos de color púrpura abiertos, aún cuando parecía dormir y hasta después de muerto.

Sus manos y sus pies palmeados hacían suponer que su hábitat natural era el agua. Su carencia de defensas no le permitió sobrevivir, sólo logró permanecer vivo por tres meses.

El «factor tercer hombre» de Ron DiFrancesco

En 1933, el explorador británico Frank Smythe, casi se convirtió en la primera persona en alcanzar la cima del Monte Everest. El viaje hacia la cima de la montaña fue extremadamente duro y desastroso, debido a la espesa nieve, el hielo y el poco oxígeno. Gracias a “una presencia muy misteriosa”, Smythe continuó pero nunca llegó a la cima. Smythe escribió algo que los científicos se refieren comúnmente como el «factor tercer hombre», pero que otras muchas personas afirma que se trata de nuestro Angel de la guarda.

Relató que en un momento del ascenso, él metió la mano en el bolsillo, sacó un trozo de comida para dárselo a su compañero. Pero no había nadie allí con el:

«Todo el tiempo estuve subiendo solo, tenía una fuerte sensación de que iba acompañado por una segunda persona que me daba ánimos. El sentimiento era tan fuerte que no tenía sentimiento de soledad, además de que me ayudaba a guiarme por la montaña.»

Pero este no es el único caso, con el paso de los tiempos muchas personas afirman haber sentido una presencia benigna pero invisible en momentos de gran peligro, a continuación relataremos uno de los casos más famoso, Ron DiFrancesco, la última persona que escapó de la Torre Sur el 11 de septiembre de 2001, quien recuerda haber sido protegido y guiado a través del horror. Existen una multitud de teorías para intentar dar explicación a la aparición del factor tercer hombre. ¿Naturaleza causal, origen desconocido o ángel de la guarda?

Ron DiFrancesco, el último superviviente de la Torre Sur del World Trade Center («El factor tercer hombre» por John Geiger)

Ron DiFrancesco se encontraba en su escritorio en la oficina del Euro Brokers, una empresa de comercio financiero, en el piso 84 de la Torre Sur del World Trade Center en Nueva York, cuando el supuesto avión se estrelló contra la Torre Norte frente a él. Eran las 08:46 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, hubo una fuerte explosión que hicieron parpadear las luces de la Torre Sur. Un humo gris salía de la Torre Norte, todas las escaleras de la Torre Norte eran intransitables desde el piso 92 hacia arriba, atrapando así a 1.356 personas. La mayoría de los que trabajaban en Euro Brokers comenzaron a evacuar el edificio, pero se quedó DiFrancesco. Unos minutos más tarde, la noticia fue transmitida por la megafonía del edificio, «un incidente había ocurrido en el otro edificio, pero el Edificio Dos era completamente seguro» y no había necesidad de evacuar el Edificio Dos. DiFrancesco, un agente del mercado monetario originario de Hamilton, Ontario, llamó por teléfono a su esposa, Mary, para decirle que un avión había impactado contra la otra Torre Norte, pero que él estaba bien y que permanecería en la oficina. Pero algo le hizo cambiar de opinión DiFrancesco llamó a algunos clientes importantes y otra vez a su esposa, Mary, para informarles que se marchaba del edificio. Seguidamente comenzó a caminar hacia la los ascensores. Continuar leyendo «El «factor tercer hombre» de Ron DiFrancesco»

Carrera Espacial : El extraño caso de Josef Petrenkov

Mucho se ha hablado sobre la carrera espacial, que fue la época cuando los Estados Unidos de América y la Unión Soviética competían por la conquista del espacio. Se ha hablado del satélite Sputnik, del cosmonauta Yuri Gagarin, del primer hombre en la luna… Sin embargo, considero que los sucesos de los que nadie habla son los más interesantes. Tal es el caso de Josef Petrenkov.

Era el año 1968, las grandes potencias mundiales estaban en su apogeo tanto económica como tecnológicamente. Los avances de la ciencia habían permitido al hombre realizar hazañas que en otras épocas sólo en sus sueños y fantasías se podían realizar. En ese entonces Estados Unidos se preparaba para llevar al primer hombre a la luna. A pesar del grado de confidencialidad que se manejaba en el desarrollo de la misión, éste no fue suficiente para evitar que la inteligencia secreta de los soviéticos se enteraran de sus planes. Los soviéticos, naturalmente, querían estar un paso adelante de los norteamericanos, y en absoluto secreto pusieron en marcha una de las misiones más ambiciosas hasta la época, la cual consistía en lanzar un vehículo espacial tripulado por dos cosmonautas que orbitaría la luna por cuarenta y ocho horas.

El objetivo de la misión era tomar mediciones del satélite natural permitiéndoles llevar a cabo un alunizaje meses antes de la gran potencia del oeste. Así entonces, en el mes de octubre de 1968, despegó desde un aeródromo en Kazajstán un cohete Soyuz. Sus tripulantes eran los cosmonautas Ivan Pavelovich y Josef Petrenkov. La misión marchó de acuerdo a lo planeado durante las primeras cuatro fases, pero es debido a lo ocurrido durante la quinta fase —orbitar alrededor de la luna por dos días terrestres— que los soviéticos negaron la existencia de la misión. Aunque las probabilidades de fracaso en este tipo de expediciones son muy altas, nadie imaginaba que lo que estaba a punto de ocurrir sería tan extraño, al grado de que la unión soviética no planearía una misión cerca de la luna hasta después de cuarenta años. Continuar leyendo «Carrera Espacial : El extraño caso de Josef Petrenkov»