Lugares misteriosos : El enigma de Loftus Hall

Loftus Hall fue construida por la familia Redmond a mitad del siglo XIV en tiempos en donde la temible Peste Negra asolaba Europa.

Charles Tottenham y su familia se vino a vivir a la mansión en el medio del siglo 18. La primera esposa de Charles Tottenham había sido el Honorable Anne Loftus.

Charles llegó para una larga estancia en la casa con su segunda esposa, y su hija Anne de su primer matrimonio. Durante una tormenta, un barco inesperadamente llegó a la Península de Hook , que no estaba lejos de la mansión. Un joven fue recibido en la mansión. Anne y el joven se pusieron a jugar al poker, cuando el joven dejó caer una carta en el suelo y Anne fue a recogerlo miró debajo de la mesa y se dio cuenta de que la joven tenía un pie de caballo en el lugar de un pie.

Se dice que Anne gritó y el hombre se fue arriba a través del techo, dejando un gran agujero en el techo. Anne estaba en shock y se puso en su habitación favorita en la mansión, que fue conocida como la Sala de Tapices. Ella se negó a comer y a beber, se sentó de rodillas bajo la barbilla hasta que ella murió en la Sala de Tapices en 1775. Se dice que cuando murió, no podían sepultar su cuerpo mientras sus músculos se habían apoderado de ella y fue enterrado en la misma posición en el que ella había muerto. Un rumor dice que el agujero no podía ser reparado, y se dice que incluso a día de hoy, todavía hay una cierta parte del techo que es ligeramente diferente del resto. Continuar leyendo «Lugares misteriosos : El enigma de Loftus Hall»

Misteriosos seres en libros japoneses del siglo XIX

Extrañas pinturas inmortalizadas en libros japoneses de más de dos siglos de antiguedad, podrían representar una nave extraterrestre que llegó flotando hasta las costas niponas.

La pintura en cuestión, realizada en el período Edo, ilustra un suceso extraño que ocurrió el 22 de febrero de 1803 cuando llegó a una playa llamada Hara–yadori, del yogunato de Tokagawa, una extraña embarcación.

Según recoge el investigador Kazuo Tanaka, unos marineros se acercaron a ella y la remolcaron hasta la arena. Se trataba de una nave redonda, de pequeñas dimensiones –apenas 3,3 m de alto por 5,4 m de diámetro– cuya parte superior estaba formada por unos grandes ventanales y cuya parte inferior estaba reforzada por algo que describieron como placas metálicas. En su interior había una serie de signos que resultaban desconocidos. A través de las ventanas los testigos pudieron ver que en su interior se encontraba una mujer de extraños rasgos, con el cabello y las cejas de color rojo y la piel rosada, de unos 20 años de edad, que hablaba una lengua extraña y que sujetaba con fuerza una caja de madera que parecía tener mucho valor para ella, pues no dejaba a nadie que se acercara.

Los libros publicados en japón en 1825 y 1844, titulados «Toen Shosetsu» y «Ume no Chiri», y que son ficciones basadas en el folclore japonés. Los dos libros recogen la misma historia, en el mismo año y en la misma provincia de japón.

El increible caso de Edward Mordrake

Edward Mordrake era un inglés que tenía un rostro extra en la nuca.
De acuerdo a las historias que se cuentan de él, el rostro no podía hablar ni comer, pero podía reír y llorar.

Edward suplicó a los médicos que le extrajeran este gemelo demoniaco porque, supuestamente, le susurraba cosas horribles en la noche, pero ningún médico se atrevió a intentarlo. Edward terminó suicidándose a la edad de 23 años.

En él se dice que Edward Mordrake era heredero de una familia noble de Inglaterra, su gemelo parásito era en realidad ella y hasta se escribió una opera con su historia llamada «Poor Edward».

«Una de las historias más raras así como de las más melancólicas de la deformidad humana es la de Edward Mordrake, quien iba a ser el heredero de una de las familias más nobles de Inglaterra. Sin embargo nunca reclamó el título y se suicidó a los veintitrés años. Vivía en un retiro absoluto, evitando las visitas incluso de los miembros de su familia. Era un joven de grandes conocimientos, un buen estudiante y un músico de rara habilidad.

Su figura era remarcable por su gracia natural, y su rostro –su rostro natural- era como el de Antinoo. Pero en la parte de atrás de su cabeza había otra cara, la de una chica muy guapa, «adorable como un sueño, atroz como un demonio». El rostro femenino era una mera máscara, «ocupando sólo una pequeña zona de la parte posterior del cráneo, aunque mostrando signos de inteligencia de aire maligno».

Se la había visto sonriendo y burlándose mientras Mordrake lloraba. Sus ojos seguían los movimientos del espectador, y sus labios se movían sin cesar.La

voz era inaudible pero Mordrake aseguraba que durante la noche no podía conciliar el sueño debido a los odiosos susurros de su «gemela diabólica» como él la llamaba, «que nunca duerme, pero que me habla de tales cosas de las que sólo se oyen en el infierno.

La imaginación no puede concebir las tentaciones espantosas en las que me envuelve. Por alguna imperdonable maldad de mis antepasados estoy cosido a este demonio – porque estoy seguro que es un demonio. Yo ruego y suplico para que lo eliminéis del mundo, aunque yo muera».

Estas eran las palabras del desventurado Mordrake a Manvers y Treadwell, sus médicos. Aunque lo vigilaban constantemente consiguió procurarse veneno, debido a lo cual murió, dejando una carta en la que pedía que la «cara demoníaca» fuera destruida antes de su funeral, “para que no continuase con sus espantosos susurros en la tumba”. Por petición propia fue enterrado en tierra baldía, sin ninguna lápida o marca que dejara constancia de su tumba.”