La Pirámide sumergida en el triuángulo de las Bermudas

En el año 1970, el Ray Brown, dedicado a la medicina naturista y aficionado al buceo, realizó una expedición submarina con algunos amigos cerca de las Bahamas, en un área próxima a una gran fosa denominada La Lengua del Océano.

Durante una de las inmersiones, Brown se separó de sus compañeros, y al tratar de reunirse con ellos, vio de pronto una extraña pirámide que se divisaba contra la luz aguamarina. La pirámide estaba situada a unos 40 metros de profundidad, y medía unos 6 metros de altura, de los cuales solo 2 metros sobresalían de las arenas del lecho marino. Brown quedó sorprendido por éste espectáculo, particularmente porque la magestuosa arquitectura parecía estar recubierta de cristales, con apariencia de espejos en su superficie.

Al nadar alrededor de ésta inexplicable extructura descubrió un camino de entrada y decidió adentrarse a explorar. Al pasar a lo largo de un estrecho pasillo, Brown finalmente se encontró en una pequeña habitación rectangular con un techo interior en forma piramidal y a pesar de que no llevaba con sigo ninguna linterna pudo contemplar aquella la habitación por la iluminación propia de los reflejos del agua contra los cristales.

La atención de Brown se centró en una varilla metálica bronceada de unos seis o siete centímetros que colgaba hacia abajo del ápice del centro, estando su extremo sujeto a una gema roja de numerosas caras y que terminaba en punta. Directamente debajo de la varilla y de la gema, colocado en el medio de la habitación había un estrado de piedra tallada coronado por una placa de piedra con los extremos enrollados.

Sobre la placa descansaba un par de manos talladas de metal de color bronceado, de tamaño natural, que se veían ennegrecidas y quemadas, como si hubieran estado expuestas a un calor extremo. Acomodada entre las manos, y situada a unos quince centímetros directamente debajo de la gema de la varilla del techo, había una esfera de cristal de unos nueve centímetros de diámetro. Continuar leyendo «La Pirámide sumergida en el triuángulo de las Bermudas»

Estado paradojal

…Estaba entrando a una sucursal bancaria, iba a cobrar su exigua jubilación…

Miró el reloj, eran las 10: 30 de un martes. Colocó la tarjeta, en el cajero automático. Por suerte había dinero. Marcó en la pantalla, apoyando los dedos lo que deseaba hacer; retiró la suma y se apresuró a encontrar un «café» para descargar una gran urgencia. (Un baño).

La urgencia era enorme, pero al empezar la operación, asombrado se despertó en su cama. Se incorporó, la luz invadía todo el cuarto. Aún atontado por este «descubrimiento», sintió que la urgencia persistía,… «despertador» era la tarde; las 14 horas precisamente.

Apenas logró abrir la puerta del baño y levantar la tapa del inodoro… un dolor intenso le muestra que sus piernas y el trasero están acalambrados… Con mayor asombro aun nota al abrir sus ojos, que se había dormido en un sillón del comedor, con la televisión encendida, luego de almorzar. El reloj pulsera indica las 15 horas.

Apenas llegó al baño para calmar su necesidad, pero con una desazón, tiene el pantalón indiscretamente mojado. Recordó que había decidido ir al Banco al día siguiente.

Nunca antes tuvo una experiencia parecida: soñaba, sin saberlo, despertó, pero aún, sin apreciarlo seguía soñando, volvió a despertarse y ahora si, a hacerlo de verdad. Bueno, muy convencido no está, ahora, sigue preguntándose… en que momento percibirá que despierta en otra realidad.

Una pregunta martilla su mente (y debo confesar que a mi también): ¿Estará dormido aun y finalmente se
despertará? Será este mundo que conocemos, algo real o solo será un mundo virtual, a semejanza de lo que nos muestra la famosa película «Mátrix»?

Historias Macabras : Las caras de la Peregrina

Estos acontecimientos ocurrieron en un pueblo del aljarafe sevillano llamado Bormujos, hace unos 50 años aproximadamente. Yo era un vecino de este pueblo, del que me tuve que ir por los sucesos por los cuales me quedé trastornado, ya que lo que voy a contar le sucedió a un familiar mio.

Yo vivía en la Urbanización de los Caballeros con mi familia, y me tuve que trasladar a Cáceres por miedo a que me sucediera a mi. Mi padre, unos días antes de fallecer de un derrame cerebral, me confeso la historia que os voy a contar.

En la Hacienda la Peregrina ocurrieron unos sucesos muy extraños. Mi abuelo tenia unas tierras al lado de la Peregrina. Una tarde llamó su atención unas manchas blancas en la fachada del campanario. Se acercó y descubrió que se trataba de un rostro que curiosamente se parecía al pescadero del pueblo. Al principio no le dio importancia, pero a la mañana siguiente se enteró de que había muerto alguien al escuchar varios toques de campanas. En el desayuno le contó su mujer el macabro hecho. Unos niños que jugaban cerca de la Peregrina encontraron el cuerpo sin vida, colgado boca abajo de un hombre decapitado. Se trataba del pescadero. Continuar leyendo «Historias Macabras : Las caras de la Peregrina»