Google Earth es un servicio de google que permite recorrer de forma virtual cualquier lugar del planeta, a través de imágenes satelitales desde la comodidad de nuestra PC.
Este servicio nos permite viajar instantáneamente a cualquier lugar de la Tierra para ver imágenes satelitales, mapas, imágenes de relieve y edificios en 3D. Todo ello de manera gratis, bajando el programa de instalación o también se puede utilizar la versión de Google maps con vistas satelitales en su versión online desde la página Mapas de Google. Solo basta con escribir las coordenadas o incluso la dirección de una calle en particular y el navegador te transportará al lugar ingresado.
Además de conocer lugares o visitar nuestra propia casa desde la aplicación, podemos descubrir nuevos lugares, algunos novedosos y otros extraños como el caso de ésta cara de barro en Canadá.
En la imagen extraída del programa, se ve un rostro deforme y construida arbitrariamente por el hombre. Sin embargo, esta formación en Alberta, Canadá es totalmente natural. Apodado el Badlands Guardian, la «cara» es en realidad un valle erosionado en el fango. Algunos dicen que el hombre parece que usa auriculares, que no es más que a una carretera y un pozo de petróleo. Increíble no?
Un fenómeno que han relatado marineros de todo el mundo, sobre mares iluminados por fosforescencia, ha sido fotografiado por primera vez desde un satélite.
Desde hace siglos, miles de marineros de buena parte del mundo han contado fábulas increíbles sobre unos mares «que brillaban en la oscuridad hasta allí donde llega la vista». Son historias que han pasado de la leyenda a la más pura realidad después de que el fenómeno haya sido fotografiado por primera vez desde un satélite.
El mar fosforescente, frente a las costas de Somalia.
La imagen tomada desde el satélite del programa de Defensa
e Investigaciones meteorológicas de EEUU.
Hasta el capitán Nemo a bordo de su «Nautilus» describió perfectamente uno de estos «mares brillantes» en el libro «20.000 leguas de viaje submarino», escrito por Julio Verne en 1869. «Era un «mar de leche», una balsa de agua que brillaba en la oscuridad», decía. Los científicos todavía no han logrado explicar totalmente el fenómeno, pero un satélite de Defensa estadounidense ha conseguido tomar las primeras imágenes de estos misteriosos brillos, lo que proporcionará a los científicos material para estudiar durante los próximos años.
Las imágenes, publicadas ahora por la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences», muestran un área de unos 250 kilómetros de largo y una superficie de 15.400 kilómetros cuadrados del Océano Índico, cerca de las costas de Somalia, que brilla de forma extraordinaria. El fenómeno se produjo durante tres noches consecutivas en el mes de enero, y además de desde el aire —con el satélite, a 800 km de altura— fue también visto por un barco británico, el SS Lima, que transitaba la zona.
Desde que se tomaron las fotografías, científicos de todo el mundo tratan de dar respuesta al enigma. Por el momento, la hipótesis que toma más fuerza es que se trate de florecimientos de bacterias luminíferas, probablemente las Vibrio harveyi, que viven asociadas a algas. Estas criaturas podrían producir un brillo continuo muy diferente de los flashes breves y a intervalos que producen los dinoflagelatos, muy comunes en grandes cantidades de agua.
El equipo de expertos que sostiene esta teoría, liderado por el doctor Steve Miller, del Laboratorio de Investigación Naval de California, asegura que para que el brillo del agua sea visible desde 800 kilómetros de altura, la zona debe tener una población extraordinariamente grande de estas bacterias.
Sin embargo, los científicos no han podido corroborar esta teoría, que por el momento es apuntalada por muchos y criticada por otros. El hecho de que, diez años después de tomar las imágenes, los investigadores todavía no hayan logrado dar una respuesta exacta al fenómeno demuestra que las profundidades del mar son uno de los lugares del planeta menos estudiados.