Dependiendo desde dónde se le mire, el imponente barco del Sun Cruise Resort, en la ciudad de Donghae, Corea, puede parecer un crucero más navegando en las aguas del mar el Este. Sin embargo, el «barco» no está atracado en la costa sino enclavado en un risco, lo que lo convierte en el primer crucero terrestre del planeta.
Hotel Sun Cruise Resort
El hotel, abierto desde el 2002, cuenta con 211 habitaciones y al igual que los cruceros marítimos ofrece alojamiento con vista al mar o a la montaña. Y cual si fuera un navío real tiene 165 metros de eslora y 45 metros de altura, discotecas, restaurantes, salón de karaoke y una piscina de agua marina.
Vista general del Sun Cruise Resort instalado en un cerro costero de la ciudad de Donghae.
Un científico de la Universidad de Rochester (EE.UU.) John Howell y su hijo de 14 años Benjamin crearon un sistema capaz de hacer invisibles objetos grandes en todo tipo de espectro óptico. Se trata de un dispositivo de «bajo coste» y «muy sencilla», detalló su inventor, que funciona de forma «sorprendentemente eficaz».
Tal y como relata el diario ABC, John Howell, y su hijo de 14 años Benjamin fueron capaces de crear una capa de invisibilidad que es capaz de ocultar objetos grandes en todo tipo de espectro óptico.
El sistema ideado por la familia Howell consta de tres dispositivos.
El primero de plexiglás y con cubos de agua en forma de L.
El segundo utiliza cuatro lentes para conseguir un camuflaje óptico.
El tercero utiliza un conjunto de espejos, un sistema que utilizan los magos en sus trucos.
Con estos mecanismos se logra «doblar» la luz en un determinado espacio y ocultar un objeto. El investigador destacó que todos estos materiales se han conseguido en tiendas baratas y el presupuesto total del experimento ha sido de 150 dólares. Además, se podría reproducir a gran escala.
Un argentino presenta a la ONU su particular invento!
Abre los ojos. No puede creer lo que ve en la pantalla. La emoción lo invade. Un correo electrónico, el destinario: la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Le piden que exponga su proyecto ante la Asamblea General del organismo, el próximo 18 de septiembre. Pasaron doce años desde que desarrolló el habitáculo como proyecto final de la carrera de Diseño Industrial. Su sueño o, al menos uno de ellos, está ahora cada vez más cerca de cumplirse.
Las imágenes se repiten. Nicolás García Mayor tenía 21 años cuando supo que el trabajo final de su carrera debía tener un fundamento. «No quería recibirme y ya, sino que quería dejarle algo a la sociedad», cuenta a LA NACION. Así, surgió la idea de un refugio móvil.
– Quiero hacer como proyecto final un habitáculo de emergencia para resguardar y atender a víctimas de desastres naturales- le dijo García a sus profesores de la Universidad Nacional de La Plata
– Estás loco. No te vas a recibir más- le contestaron.
Tras un año de trabajo, el proyecto estaba listo, y ya tenía nombre: Cmax Systen, en honor a su hermano menor Carlos Maximiliano. Fue premiado en numerosas oportunidades, pero nadie se ofrecía a financiarlo para que pudiese concretarse efectivamente.
Con el título en mano, García viajó a España por motivos laborales, aunque ese destino ya lo tenía previsto incluso antes de terminar la carrera. Aguantó sólo un año, a pesar de que le fue muy bien: «extrañaba a mi familia y a mis amigos», se sincera. Continuar leyendo «Un refugio móvil para desastres naturales.»