Noviembre de 1750, Alcazar de San Juan en Ciudad Real, España, después de caer el sol, una extraña figura de rostro cadavérico y ojos de fuego atemorizaba a todos los pobladores. En esos tiempos al oscurecer, nadie se atrevía a salir de sus casas. El corregidor de esta villa, decide y en busca del fantasma y deshacerse de él, para esta misión va acompañado de 3 guardias. El les dice que ira solo y si es más de uno, ellos deberán acercarse. El corregidor camino hacia el fantasma y le disparo. Al escuchar la caída corrió hacia él y los guardias hicieron lo propio y al acercarse el corregidor descubrió que el supuesto fantasma era su hijo, quien vagaba por las calles para visitar a las señoritas de la villa. Una cruz se coloco en lo alto de la iglesia para recordar a este supuesto fantasma.