Uno de los más crueles dictadores del siglo XX, gobernó Uganda con mano de hierro de 1971 a 1979. Medio millón de ugandeses fueron asesinados durante su régimen. Fue caníbal confeso, admirador de Hitler e impuso la «sharía» (ley jurídica musulmana) obligatoria a toda la nación.
Idi Amin Dada, también conocido como «Big Daddy», es el hombre que impuso un régimen de terror en Uganda durante la década de los 70. Todos los que osaron mostrarse en su contra murieron asesinados. Su legado fue un país sumido en el caos y la miseria.
Ni siquiera está clara en sus biografías la fecha de su nacimiento, entre 1925 y 1928. La leyenda habla de una no muy feliz infancia, del abandono del padre, un campesino, y de una madre estrechamente relacionada con la brujería. Su nacimiento en el seno de una familia sin recursos de una región pobre, cerca de Sudán, le condenaba a un destino poco deseable. A menos que optara por la vida militar. Al principio, su historia no se diferenciaba mucho de la de otros soldados africanos: corpulento, prácticamente analfabeto, maleducado, siempre dispuesto a obedecer órdenes de sus superiores.
Dentro del Ejército consiguió suscitar admiración, proclamándose en diez ocasiones campeón nacional de boxeo en la categoría de pesos pesados. Cuando Uganda consiguió, en 1962, la independencia de Gran Bretaña, era un oficial de las Fuerzas Armadas, que había servido en el Ejército británico, en el Cuarto Regimiento de Fusileros Reales de África, a finales de la II Guerra Mundial. Y ya había demostrado que los métodos que utilizaba para conseguir sus fines eran brutales.
Amin llegó al poder en 1971 con un rápido y sangriento golpe contra el presidente Milton Obote, de cuyo Gobierno fue jefe del Ejército. Aprovechó la ausencia del mandatario, en una reunión de la Commonwealth que se celebraba en Singapur, para derrocar a aquel que nueve años antes había hecho lo mismo con el Rey Mutesa. El cambio de Gobierno fue visto en los primeros días con alivio y causó una sensación de liberación. El nuevo Gabinete recibió incluso el reconocimiento de Londres, deseoso de ver instaurada una democracia. Pero el engaño no fue duradero y las promesas no se cumplieron. «Big Daddy» se erigió en verdugo de su propio pueblo hasta abril de 1979, imitando a su predecesor, que había asumido todos los poderes y derogado la Constitución para construir una a su medida. Continuar leyendo «El carnicero de Kampala»