Misteriosos seres en libros japoneses del siglo XIX

Extrañas pinturas inmortalizadas en libros japoneses de más de dos siglos de antiguedad, podrían representar una nave extraterrestre que llegó flotando hasta las costas niponas.

La pintura en cuestión, realizada en el período Edo, ilustra un suceso extraño que ocurrió el 22 de febrero de 1803 cuando llegó a una playa llamada Hara–yadori, del yogunato de Tokagawa, una extraña embarcación.

Según recoge el investigador Kazuo Tanaka, unos marineros se acercaron a ella y la remolcaron hasta la arena. Se trataba de una nave redonda, de pequeñas dimensiones –apenas 3,3 m de alto por 5,4 m de diámetro– cuya parte superior estaba formada por unos grandes ventanales y cuya parte inferior estaba reforzada por algo que describieron como placas metálicas. En su interior había una serie de signos que resultaban desconocidos. A través de las ventanas los testigos pudieron ver que en su interior se encontraba una mujer de extraños rasgos, con el cabello y las cejas de color rojo y la piel rosada, de unos 20 años de edad, que hablaba una lengua extraña y que sujetaba con fuerza una caja de madera que parecía tener mucho valor para ella, pues no dejaba a nadie que se acercara.

Los libros publicados en japón en 1825 y 1844, titulados «Toen Shosetsu» y «Ume no Chiri», y que son ficciones basadas en el folclore japonés. Los dos libros recogen la misma historia, en el mismo año y en la misma provincia de japón.

Krampus : El demonio navideño

Los niños del centro y norte de Europa saben que deben llevar una buena conducta porque si no San Nicolás (Santa Claus o Papá Noel en su cultura navideña) no les entregará regalos, y en su lugar aparecerá un demonio que viene con el propósito de llevarse a los niños malcriados a un ardiente mundo subterráneo. Esta es la leyenda del Krampus, el castigador de mocosos desobedientes y con mala conducta en vísperas navideñas.

La palabra Krampus proviene del antiguo alemán “krampen”, que significa garra. En el continente europeo es conocido con muchos nombres, como: Knecht Ruprecht, Klaubauf, Pelzebock, Schmutzli y el común Krampus.

Este demonio aparece en la tarde del 5 o 6 de diciembre, merodeando las calles durante dos semanas haciendo sonar campanas y cadenas oxidadas que usa para asustar con su presencia. Su apariencia es representada por una criatura parecida al íncubo, con un rostro diabólico acompañado de una larga lengua roja, con cuernos en la frente y mirada enfermiza. Su cuerpo está cubierto por un oscuro y tupido pelaje, sus patas son similares a las de un fauno. En muchas imágenes es ilustrado con una canasta en su espalda, donde lleva los niños malos para después llevarlos al infierno.

En otras culturas el Krampus también es representado por un viejo con barba cerrada y pelo canoso, su aspecto es el de un ermitaño, con el pelo desaliñado, pero que recuerda mas al San Nicolás que premia a los niños buenos.

El Origen pagano del Krampus

La existencia de esta criatura era una creencia común en aldeas de los Alpes, en especial por las tierras de Austria y Hungría. Su antigüedad puede rastrearse hasta diez mil años atrás, mucho antes del nacimiento de Jesucristo. Continuar leyendo «Krampus : El demonio navideño»

La leyenda de Nosferatu

El cine dentro del cine, o bien el remake de un clásico del cine de terror filmado en 1922. La leyenda de Nosferatu se adentra sobre todos los misterios de los vampiros y de los seres que nunca mueren, pero lo hace metiéndose en aquel film originario, envuelto de misterio por la prematura muerte de su director F. W. Murnau.

Obsesionado por darle veracidad a su Nosferatu, se cuenta que el director originario encontró a un verdadero vampiro para protagonizar el papel del conde Orlock. El mito agrega que el actor Max Schreck era un vampiro en verdad (su apellido significa “terror” en alemán), y que el director Murnau lo convenció de actuar ofreciéndole a cambio la vida, sangre y espíritu de la actriz Greta Schroeder, la protagonista del film.

Los entendidos en materia de vampiros, convencidos aún del mito original de esta película, aseguran que los Nosferatu son los de apariencia menos humana de todos los clanes de vampiros, más bien con una apariencia bastante salvaje. Los reconocen por sus largas y tuberosas orejas, rostros alargados salpicados de verrugas y cráneos de áspera piel y unos pocos mechones.

En la reciente película el propio director original, Murnau, es interpretado por John Malkovich, encargado de darle una trabajada y muy bien lograda composición. Las escenas que va rodando sobre la pantalla de proyección se ven en blanco y negro, y logran con bastante rigor asemejarse a las del film de 1922. El tratamiento formal que tiene la película de Mehrige es bello y muy cuidado, y en su magnífica fotografía hay que buscar buena parte de los puntos fuertes.

El regreso de Orlok

Donde se dan los puntos fuertes del film rodado en Estados Unidos e Inglaterra en el año 2000 es probablemente en la interpretación que Willam Dafne hace del Orlok original, captando la atracción más poderosa, y para muchos alcanzando la semejanza perfecta y superando la actuación del Schreck.

La historia cuenta que los Nosferatu salen a abrazar a los mortales que de algún modo están experimentando deformaciones, sean éstas emocionales, espirituales, físicas o intelectuales. Y buscan estos seres porque el abrazo del Nosferatu es demasiado horror para ser dado a cualquier ser humano común, ya que ese gesto los convierte en uno de ellos.

Después de recibirlo, los Nosferatu atraviesan un doloroso periodo de transformación. Durante semanas evolucionan lentamente desde su semblante mortal hasta su rostro de Nosferatu. El trauma psicológico de convertirse en una monstruosidad tan odiosa es a menudo más doloroso que los síntomas físicos.

La leyenda, reproducida en el filme de Mehrige, también cuenta que estos seres que nunca mueren encuentran placer en hallarse sucios y asquerosos, y jamás intentarán mejorar su aspecto, aunque sea poco lo que pueden hacer por ello. Viven por lo general en lugares bajo tierra, como bodegas, alcantarillas, o a lo sumo casas abandonadas.

Sin dudas, una película de terror capaz de erizar los nervios sensibles del más duro. Y una leyenda emparentada con el clásico Conde Drácula, que parece dejar cabos sueltos y no estar para nada dispuesta a dejarnos dormir en paz.