Aokigahara Jukai, o mar de árboles, es un bosque que descansa al pie del Monte Fuji rebosante de leyendas. El Monte Fuji es el volcán más alto de Japón (3776 m). Son famosos sus alrededores, con maravillosos lagos y bosques. Uno de estos preciosos bosques es Aokigahara Jukai, nacido de un torrente de lava en el año 864. A pesar de su joven historia y de su superficie, este profundo bosque se ha hecho famoso por sus leyendas y por los fenómenos misteriosos que supuestamente ocurren en él.
3.000 hectáreas es una superficie que, normalmente, puede ser recorrida andando de tres a cuatro horas. Pero en este extraño bosque, eso es imposible. La leyenda dice que los que emprenden este viaje, no regresan jamás. Hoy en día, muchos caminantes pierden su camino. Sus esqueletos o sus cuerpos medio devorados por «algo» son reencontrados regularmente en este bosque, profundo y oscuro. En ocasiones, son los que van en busca de sus cuerpos desaparecidos o para dilucidar el misterio de este lugar los que se pierden también. Una vieja leyenda dice que un gran número de murciélagos viven allí. Éstos atacan a los paseantes e intentan ahogarlos cubriéndoles la cara.
También se dice que en este bosque, las brújulas pierden el norte señalando el sur o cualquier otro rumbo que no es el norte. Otros afirman que si seguimos las indicaciones de la brújula, giraríamos en círculos y volveríamos al punto de partida. Aokigahara es tan denso que la luz del sol penetra allí difícilmente. Numerosos son los que afirman que les es imposible ubicarse con el sol, porque si levantas la cabeza, sólo se ve una pequeña parte del cielo. Continuar leyendo «El bosque encantado de Aokigahara Jukai»
El Nahuelito es una criatura similar en aspecto al Nessie (El Monstruo del Lago Ness, en Escocia) y debe su nombre al lugar en donde fue visto por primera vez: El Lago del Parque Nacional Nahuel Huapi, en Argentina.
Algunos testigos describen la criatura como una especie de animal prehistórico vegetariano. Otros, en cambio, sostienen que es un dinosaurio de pequeño tamaño, aunque carnívoro y que aparece solamente de noche.
El Origen de la Leyenda.
Las historias sobre ésta misteriosa criatura proceden de los relatos indígenas previos a la conquista de Argentina. Sin embargo, a partir de 1897, el director del zoológico de Buenos Aires, Clemente Onelli, comenzó a recibir múltiples informes sobre una extraña criatura que habitaba en los lagos del Parque. A pesar que desde ese momento se comenzaron a realizar investigaciones en la zona, nunca pudo encontrarse algún rastro del Nahuelito.
El primer avistamiento “registrado”, ocurrió en el año 1910. George Garret trabajaba en una Compañía canadiense localizada cerca del parque. Según éste testigo, un día en que había ido a pescar al lago, pudo observar a unos 400 metros de distancia, una criatura cuya parte visible medía entre unos 5 o 7 metros de longitud, y sobresalía unos dos metros fuera del agua. La noticia fue publicada por el periódico Toronto Globe.
En el año 1922, Onelli recibió el testimonio de Martín Sheffield, un buscador de oro estadounidense, acerca de un rastro de grandes huellas en la orilla del lago Nahuel Huapi. De inmediato se organizó sin éxito una búsqueda por el área.
El crecimiento de la ciudad de Bariloche como, situada a orillas del lago en cuestión, como destino turístico durante los años setenta, aumentó numerosamente los avistamientos del “Nahuelito”. Sin embargo, nunca se han obtenido pruebas contundentes sobre la existencia de éste mítico animal.
Una teoría probable.
Se ha sugerido que podría tratarse de un milodón, un mamífero terrestre extinto a comienzos del siglo pasado.
Segun varias teorías ocultistas sobre el origen de la raza humana, el hombre evolucionó pasando por diferentes formas minerales, vegetales y animales antes de alcanzar su aspecto actual. Esta es una teoría un poco altruista que intentaría explicar el origen de las criaturas mitad hombre y mitad animal.
México es conocido, entre otras cosas, por sus shamanes, hechiceros y curanderos (médicos de la tribu), a veces llamados Nahuales o Naguales. Todos los pueblos y ciudades en México tienen al menos un Nahual.
La palabra azteca de la que deriva el término Nahual es Nahualli , que significa lo que es mi vestidura o piel , y se refiere a la habilidad del Nahual de transformarse en una criatura mitad hombre, mitad animal (lobo, jaguar, lince, toro, águila, coyote…). Ese vocablo también se refiere a la nigromancia, ocultismo y malicia.
Para los pueblos prehispánicos, el nahualli era uno de los hechiceros llamados tlatlacatecolo, literalmente «hombres búhos», lo cual indica que sólo aparecía de noche.
Antes del apogeo de las grandes civilizaciones prehispánicas como la Azteca o la Maya, los indígenas Yakis, Tarahumaras y Seris que vivían al norte de México y el sur de los Estados Unidos (cerca del 900 d.C.) tenían nahuales. Estas civilizaciones se hallaban asentadas en parte de lo que hoy son los estados americanos de California, Nuevo México y Texas, y los estados mexicanos de Chihuahua, Baja California, Sonora y Sinaloa. Ellos creían que si un hombre puede llegar a conocer su espíritu primitivo o nahual, entonces lo podía usar para curar a la gente y practicar la magia. Muchos dibujos primitivos en viejas cuevas muestran a personas como hombres-lobo.
En el Imperio Azteca los nahuales eran protegidos por Tezcatlipoca, el dios azteca de la guerra y el sacrificio. La leyenda contaba que un nahual podía desprenderse de su piel y transformarse en una de estas criaturas. Muchos cazadores aztecas y colonizadores decían que durante la noche habían matado a un animal y al amanecer el cadáver se había transformado en el de un hombre.
La Metamorfosis
El nahual deja su forma humana por un tiempo determinado, para adquirir la de un animal elegido. Existen varias versiones de cómo se logra esta metamorfosis:
Una asegura que el brujo simplemente desaparece y se encarna en el animal, a voluntad. El chamán afirma ser capaz de incorporar su conciencia al cuerpo de un animal ya existente. Sea de una forma u otra, hay una afinidad psíquica, una especie de parentela del alma entre el chamán y el animal en el que se transforma.
Otra dice que se «fragmenta», para lo cual se desprende, de modo deliberado, de parte de su cuerpo (los ojos, las piernas, un brazo o, incluso, los intestinos), de este modo si se quiere acabar con un Nahual el mejor método es seguirle y observar donde realiza su transformación, robarle la parte del cuerpo de la que se desprendió ya que de este modo le será imposible volver a su forma origianl y al amanecer morirá.
Otra más afirma que el cuerpo dormido del brujo permanece en su casa, mientras su espíritu vaga en la figura de animal. En este caso, para evitar que alguien toque su cuerpo dormido, el nagual debe dar siete volteretas.
La figura del jaguar era continuamente asociada a la del Chaman que adquiría su poder y aspecto.
¿Son malignos los Nahuales?
EL Nahual sólo puede transformarse durante la noche y ataca a nuestros hijos con hechizos infernales, dicen las personas desde la época de la Colonia (1500-1800 d.C.) hasta el día de hoy. La Santa Inquisición (el tribunal católico castigaba judíos, brujas, y quien no fuera católico) persiguió a los nahuales durante mucho tiempo. Pero la gente creía en su poder y a veces los protegían, especialmente en las comunidades indígenas.
En la región de los Tuxtlas, la creencia en los nahuales está muy arraigada. Se asegura que hay personas que pueden transformarse en aves y que tienen el poder de volar. Salen en días de luna llena y se metamorfosean en tecolotes, tapacaminos y guajolotes (nombre que se le aplica a diversas aves locales). Si alguien observa que un ave se posa en su casa varios días consecutivos, puede inferir que no se trata de un ave común y corriente, sino de un nahual que busca un mal para uno de los habitantes de esa casa.
Un nahual puede tener varios espíritus que lo protejan, a la manera de los indios norteamericanos. Básicamente todos los ritos de las civilizaciones americanas se parecen.
La leyenda de los Nahuales tiene partes oscuras, perdidas en el pasado, en la mágica cosmología mexicana y difiere muchisimo dependiendo de las fuentes pues se basan en leyendas locales que se adecuan a la región donde se cuente.
En lo que respecta a su relación con la sobrenaturaleza, hay que destacar que los animales eran seres muy cercanos a los dioses. Numerosas eran las deidades que se vinculaban de alguna u otra forma con los animales, ya fuera porque el dios era un animal (como Xólotl, el dios perro), por su nombre (como Quetzalcóatl- serpiente emplumada- o Huitzilopochtli -colibrí de la izquierda-), por sus atavíos zoomorfos o porque se creía que el numen tenía la capacidad de manifestarse como un animal. Además de ser muy próximos a las deidades del panteón mesoamericano, muchos animales tiene un papel preponderante en los mitos, tanto en los de creación del mundo, como los que explican la llegada de algún elemento a la vida humana, como el fuego.
La Biblia y los hombres lobo
Si, aunque parece cosa de fabula, la Santa Biblia nos da descripciones de un caso claro de transformación licantropa, El Rey imperial Nabuconodosor, en el libro del profeta Daniel, por su orgullo y rebeldia ante Dios fue condenado a vivir como hombre lobo por 7 años, durante los cuales tuvo que ser ocultado de la vista pública por su aspecto terrible. Pueden leer los detalles de su trasformación y aspecto y juzgar por ustedes mismos.